Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAM

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Miriam 🦁

A qué hora llegas bonita?

Ana

Sobre las 21.30 bebé ✨

Vendrás a la estación?

Miriam 🦁

Pff 😣

Lo siento Anita

No creo que pueda 😔

Estoy terminando un trabajo

Es en grupo

No les puedo dejar así...

Ana

Vale, no te preocupes

Nos vemos por la noche? 😊

Miriam 🦁

Qué tal mañana por la mañana?

Es que a lo mejor tenemos que alargar un poco

Ana

Vale amor

No te preocupes

Dejé el móvil sobre la mesita que había enfrente de mi asiento del tren, y apoyé mi cabeza contra la ventana. El paisaje iba variando y se movía rápido, y agradecí que fuera verano para poder ver lo que había fuera y distraerme un poco sin tener que fijar mi vista en una pantalla.

La verdad es que me jodía un poco que, después de tantos mensajes, tantas llamadas, tantas tardes haciendo Skype... justo el día en el que volvía al pueblo, ella no podía venirme a recoger. Y yo es que me moría de ganas de verla, teniendo en cuenta que no nos habíamos visto desde el cumple de Aitana; y de eso hacía ya unas cinco semanas. Porque sí, contaba las semanas que llevábamos sin vernos.

Pero es que aunque nos hubiésemos visto el día anterior, siempre me moría de ganas de verla. Y si ella ponía un trabajo de la uni por delante mío, era lo más natural que mi mente se planteara algunas dudas.

A ver, que no estaba enfadada; pero sí algo decepcionada. Lo único que quería era llegar, abrazarla, besarla, y sentirme en casa. Pero al parecer, eso iba a tener que esperar.

La relación a distancia nos iba bien, pero yo tenía una decisión importante a tomar: si empezar la universidad en Barcelona junto a mi nueva familia, o si empezarla en Madrid junto a Miriam. Y si iba a trasladarme definitivamente a casa de mi tía, por lo menos quería saber que tenía una buena razón, y que mi novia estaría igual de implicada en la relación.

Parecía irónico que fuese yo la que decía esas palabras, "implicada en la relación"; cuando era yo quién solía fastidiarla siempre. Pero es que esta vez, lo estaba haciendo todo perfecto, y a veces tenía miedo de haber desgastado a Miriam con mis mentiras anteriores, haciendo que ella perdiese interés en nosotras. Intenté sacudirme ese pensamiento de la cabeza.

El día siguiente era mi graduación. 

A pesar de haber terminado el curso en Barcelona, la clase me había invitado a la entrega de los diplomas. Lloré y todo cuando Manu me llamó para decirme que más me valía presentarme allí; y además, ser yo quien diera el discurso, ya que así lo querían todos.

No había escrito mucha cosa porque con la sele y todo, había estado bastante liada; pero podría aprovechar este rato en el tren para hacerme ni que fuera un esquema sencillito. Al fin y al cabo terminaba bachillerato, y no la carrera; nadie esperaba que recitara una obra de arte llena de sentimiento, tampoco.