Y allí se mantuvo a su lado a pesar de que su maestro le dijo que era peligroso. Le importó poco haber sido sellado en un cuarto con una persona que se había descontrolado.
El gran poder que había expulsado licorice había causado estragos en el dojo y por ello gakuen se había encargado de sellar al pelinegro en un cuarto especial. Mors aun sabiendo el peligro al que se exponia no dejó a licorice solo. Y allí se mantenía entre esas paredes con sellos que tenían un idioma extraño para él. Estaba preocupado de que fuera muy tarde, si no llegaba a su casa a la hora sus madres se preocuparia, pero confiaba que si era así gokuen tuviera una buena excusa para justificarlo.
Observó a licorice que ya hacía en una colcha en el suelo, este estaba normal, pero aun su alma estaba un poco inquieta. Mors lo sentía gracias a sus poderes de la muerte que se habían potenciado gracias al entrenamiento, por lo tanto decidió entrelazar una de sus manos hueso con la del dormido demonio, su preocupación era muy grande. Demasiado para ser lo que creía que sentía hacia su compañero.
En un principio juro que era admiración, luego compañerismo/amistad. Pero ahora con el gran temor que sentía en su alma al ver en tal estado al pelinegro se estaba dando cuenta de que iba más allá de ello, quería apoyarlo, quería estar a su lado ¿seguirá siendo amistad lo que sentía? se preguntó varias veces en su mente.Después de un rato de estar sumido en sus pensamientos, sintió como licorice comenzaba a despertar, por lo tanto se levantó para mirarlo fijamente.
-licorice?-pregunto angustiado.
El de cabellos negros con rezongos abrió sus ojos, rojo y dorado chocaron. El recién despertado al ver que era su compañero mors el que ya hacía ante su presencia, suspiro aliviado y dio una sonrisa.
-mors-susurro tranquilo, pero luego su gesto cambió a uno más desesperado recordaba vagamente lo que paso-yo perdí...¿verdad?
Mors al escuchar eso quedó impresionado al parecer licorice no recordaba que le había dado una buena golpiza a reina.
-no perdiste-decidió ser honesto-dejaste a reina en un estado deplorable.
-¿qué?-exclamó licorice levantándose al fin, con ello vio a su alrededor-como que le di un golpiza? ¿y dónde estamos? ¿Qué son esos sellos extraños?Mors decidió tomarle de los hombros a su compañero para tranquilizarlo y se mantuviera en la colcha, aún debía estar debilitado por lo que había pasado antes y era mejor que descansara un poco más. Iba a decirle todo esto cuando repentinamente los sellos fueron rompiéndose uno a uno, con ello la puerta corrediza del lugar fue abierta dejando ver a gokuen. El hombre siempre fumando de su kiseru les hablo.
-licorice, estuviste en un trance donde tus poderes se descontrolaron-exhalo el humo que tenía en sus pulmones- De seguro perdiste tu conciencia y tu cuerpo se defendió solo ante los ataques de reina. Ella resultó muy herida, pero está bien, ya se está recuperando.
-¿yo herí tanto a reina? ¿como? si yo estaba en sus fauce-se cuestionó el más joven de ese cuarto..
-lo siento por eso-volvió a hablar el maestro-reina no podía hacer eso, así que se merece lo que le paso. Transformarse en medio de la prueba estaba prohibido.
-entiendo-agacho su mirada licorice-así que no la pase.
-podría decirse que es un empate-lo alentó el hombre-por mientras dejemoslo asi, debes recuperarte. Al parecer ya eres el mismo de siempre así que los sellos estan demas. Descansa un poco más en este cuarto.Con ello el mayor volvió a retirarse dejando una vez más sus pupilos solos.
Mors alzó su mirada sobre su compañero el cual apretaba las sabanas expresando su disgusto, el de cabellos oliva iba a hablar pero decidió callar. No sabia como alentarlo y eso le frustraba.
-mors-rompió el silencio el pelinegro-fue tenebroso verdad? tu me viste?
-vi una pequeña parte cuando el maestro nos teleporto a mi y heller, pero...no te preocupes, ya no pasará.
-y si vuelve a pasar?
-no pasara...tranquilo, supiste controlarte.
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Ferviente atardecer
FanfictionEl era la madrugada y el otro, el atardecer. Sus vidas eran distintas y similares a la vez. Uno quería tener una meta y el otro, el destino le había impuesto una. Uno sufría de un opresion, el otro de una libertad que no quería. Eran muy distintos...