Revelación (Sin)

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Sin era la esposa de reficul y uno de los primeros seres creados en el inframundo del mundo de elux, el reino de la oscuridad. Sin amaba mucho a reficul, tanto que comprendió perfectamente cuando esta se enamoró de otra persona, ya que ella sabía que uno se podía enamorar de más personas, por eso dejo que estuviera con un hombre de nombre lzet. Lo conocía hace años y su relación era buena, así que comprendía el porque reficul le gustase, a parte mors necesitaba una figura paterna en su vida. Aunque bueno, aun no entendía muy bien porque su hijo cuando podía agredía a lzet tanto verbal como físicamente, lo bueno es que esos abusos comenzaron a disminuir hace poco, aunque fue debido a que el chico comenzó a estar muy distante de todos. Ahora iba todos los días al dojo y regresaba muy tarde por la noche, no sabía muy bien que hacía y eso le preocupaba, pero había hablado con reficul sobre el asunto. Su hijo debía al fin independizarse y en eso quedaron de acuerdo. Por lo tanto le dejarían ser.

Ese día marchaba normal, como todos los días ella no tenía nada que hacer, por lo tanto se pasaba confeccionando ropa. Ese dia estaba creando una capa de color morada, ya que estaba entusiasmada de que mors llevase algo así encima. Como el joven llegaba tarde tal vez tendría frío, aunque este fuera un demonio cuya poder provenía de la muerte debía cuidarse.
Mientras se encontraba cortando y cosiendo, lzet entró en el salón.
El hombre siempre estaba cansado así que no era extraño verlo bostezar, después de todo era él que se hacía cargo de los negocios de "reficul world" y Sin lo sabía.

-lzet te veo cansado ¿quieres que te prepare un café o algo así?-preguntó la mujer de cabellos oliva con una sonrisa amigable.
-claro que no señora, yo mismo me lo puedo preparar-contestó rápidamente el hombre.
-oh vamos, no seas tímido. No pasa nada que yo te sirva algo-insistió Sin.
-en verdad señora no quiero nada-imploro lzet- Gracias por el ofrecimiento.
La mujer serpiente decidió no insistir más y comenzó a tejer nuevamente, el hombre de cabellos negros alborotados le observó curioso. Sin captó la mirada del pelinegro y agrego.
-¿quieres sentarte a mi lado y ver más de cerca?-propuso.
-no es eso, estoy curioso por esa capa ¿Para quien es?
-es para mi hijo. Últimamente está llegando muy tarde, por lo tanto quiero que no le de frío, debe hacer frío en pitch black underworld ¿no?

El hombre de cabellos rebeldes observó con ternura a la mujer, Sin era muy comprensiva y sobre todo amable con todo el mundo. Por eso cuando comenzó a enamorarse de reficul cayó en un cargo de conciencia tremenda, por suerte Sin aceptó la relación. Aun asi se sentia fuera de lugar en esa casa, y peor era el hecho con mors el cual lo recalcaba todos los dias, pero a pesar de ello tenía un apego con el pequeño y le preocupaba que últimamente estuviera tan distante de todos.

-señora...
-¿Que pasa lzet?
-bueno...se que no es de mi incumbencia. Pero ¿Esta bien el señorito mors?
Sin intento hacerse enojada ante el comentario del hombre. Cosa que extraño mucho este.
-¿como que no es de tu incumbencia? Lzet, tu eres parte de la familia.
El aludido agacho la cabeza apenado, a lo que la mujer se compadeció y volvió a tomar la palabra-estoy feliz que preguntes por mors a pesar que él no es muy amable contigo. Él está bien, ahora se debe encontrar entrenando.
-Así que entrenando-contesto lezt extrañado de que el señorito de la casa hiciera algo así, pero luego agregó-no lo culpo él me ve como el que interrumpe su relación.
-claro que no es así, reficul nos ama a ambos.

Lzet guardó silencio, Sin se levantó de su asiento y se arrastró hasta llegar donde el hombre. Y cerca, le tomó de las manos al contrario. Y le dijo con esa característica voz suave que tenía. Que el era parte de la familia, y que si no fuera por él estaría muy sola en ese momento. Reficul debía atender muchas cosas por cuenta propia, y con mors lejos se sentía muy sola. Por eso estaba agradecida de que el pelinegro fuera una especie de compañero.
Lzet se sintió bien con las palabras de la mujer serpiente así que le sonrió de vuelta, era una sonrisa cansada pero llena de emoción, cosa que Sin capto sin ningún problema.
La mujer se alegraba de poder al menos ser amiga de lzet. Así juntos podían amar a reficul.

Ferviente atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora