Satanick (rechazado)

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Ese dia nuevamente le había entrado la depresión, sabía que su personalidad era muy volátil, pero desde que se dio cuenta de sus sentimientos estos cambios habían ido en aumento. Amaba a esa cucaracha, de verdad nunca espero nuevamente sentir esta pasión que le recorría todo el cuerpo y menos por ivlis. Pero había llegado y se había dado por vencido de ocultarlo, por lo tanto se había auto impuesto la meta de enamorarlo, para su desgracia habían pasado muchos meses y no observaba ningún cambio. Ivlis seguía tan distante como siempre. Sabía que en el fondo era por su culpa, pero el más grande problema era quitar de raíz los sentimientos que el diablo de fuego tenía por el dios del sol. Lo malo es que no lo conseguía, ivlis seguía distante en sus recuerdos, arrepintiéndose de su propia situación. En una espiral de depresión infinita.

¿Como lo podría hacer feliz?

Ante tal pensamiento se alarmó bastante ¿el queriendo hacer que la cucaracha fuera feliz? ¿porque se estaba proponiendo algo así? Siempre había visto solo por si mismo y nunca le importó meterse en los asuntos de los demás si no le llamaban la atención. Pero ahora, ahora estaba pensando solamente en ivlis y por el bien de este
¿Por que lo hacía? ¿acaso esto era el verdadero amor?
Satanick estaba confundido.

Pensaba que sabía perfectamente lo que era, algo lleno de cursilería barata. Intentar agradar a las mujeres era fácil, simplemente escuchandolas era lo necesario para poder hacerlas suyas, con los hombres era algo más del momento.
Pero con ivlis...ivlis era muy distinto a cualquiera con el cual se hubiese acostado. No era una simple noche de pasión que se olvidase en pocos días, era una droga que quería probar a cada hora, era algo que iba más allá de los orgasmos.
El solo ver su rostro dormir después de sus encuentros sexuales le tranquilizaba, esas lindas facciones provenientes del dios del sol eran perfectas y verlo en paz bastaba, aunque había veces en que las torturas también era divertidas. Pero no eran iguales a verlo tranquilo durmiendo, allí llegó a la conclusión de que le amaba y de una forma que nunca había experimentado.

Con todo ese pensamiento en su cabeza se preguntó lo que estaría haciendo en ese mismo momento su cucaracha. Tenía un poco de tiempo libre, en vez de estar allí deprimiendose como un idiota debería ir a ver a ese diablo que le volvía loco. Con ese pensamiento se teleporto al reino de fuego.

Ya en el lugar se encontró automáticamente con ivlis, este estaba en el patio observando a su hija jugando con unas llamitas que simulaban ser mascotas, la niña saltaba de aquí para allá mientras les iba arrojando una pelota y veía divertida como los canes se peleaban por esta. Satanick fijó su mirada en ivlis, este estaba en una banca con una mirada neutral, aunque se le notaba algo preocupado. Sin pensarlo mucho, camino hasta la banca y se sentó al lado del otro diablo. Ivlis no le puso atención, Por lo tanto debió hablar.

-te veo preocupado cucarachin ¿pasa algo?
-¡satanick!-exclamó ivlis del espanto.

El diablo de fuego rápidamente se hizo hacia atrás, hasta llegar donde la banca terminaba, estaba muy asustado. Satanick pudo notarlo así que rápidamente decidió hacerse entender.

-tranquilo, no vengo a hacerte nada malo.
Ivlis le observó incrédulo preguntando.
-entonces ¿Porque estas aqui?
-solo vengo a verte.

El silencio volvió al lugar, solo poemi se escuchaba jugando con los perros llamas. No sabían muy bien cuanto tiempo se estuvieron observando de ese modo tan raro, hasta que a satanick de la nada le brotaron flores de la cabeza, pero no hizo nada por quitarselas ni siquiera le importo el rostro del contrario impresionado mientras las observaba.

-s-satanick?-pregunto ivlis apuntando a la cabeza del contrario.
Satanick tardó un momento en responder.
-oh! volvieron a salir- se hizo el sorprendido mientras las tocaba-déjalas, seguirán saliendo si las podo.
-¿porque?-pregunto ivlis.
-eso es obvio, es tu culpa
-¿mi culpa?

Ferviente atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora