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c a p i t u l o  d i e c i s é i s

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c a p i t u l o  d i e c i s é i s

Luego del encuentro en la cocina con Lucas no hablamos más del tema, seguiamos haciendo como si no paso nada pero era mentira yo aprovechaba cada invitación para estar más lejos del departamento aprovechando que podía salir con mi amigo Boyé mientras seguía en Argentina, hasta mañana.

Chino no me preguntaba a dónde iba pero Agustina sí pensaba que tenía algo con Boyé y obviamente estaba muy equivocada, porque no tenía nada más que amistad.

Bueno capaz se me pasó contar que cuando éramos amigos cinco años atrás inseparables no habíamos besado, sí con Boyé pero había quedado ahí y no volvimos hablar de eso y miren... con el estaba todo más que perfecto... Eso esperaba con Lucas.

—Mañana tiene pediatra Bauti. —habló la novia de mi amigo.

Yo tocaba y tocaba los ravioles pero no tenía hambre, la verdad era que con Boyé volvimos hoy de merendar y me re llené que no tenía ni ganas de tocar mi comida favorita, aunque tampoco quería quedar mal y dejar el plato llenó, así que intentaba comer algo o lo que entré.

—¿Que hora? —preguntó él.

—A las ocho. Más temprano de lo normal.

No los miré.

—¿Vas a poder ir conmigo? —mire a Guchi quién no le sacaba la mirada a Lucas quién tomaba su gaseosa.

—Si me da el tiempo sí. —contestó, su mirada chocó con la mía pero la desvío rápido.

Siempre que nos mirábamos era como un choque de querer mirarnos pero cuando nos encontrábamos la sacabamos rápido.

—Bueno no creo, eso es un no. —se río ella tomando con humor—. Le digo a mi hermana.

—¿Va a poder?

—Si seguro, término de comer y la llamó. —dijo y me miró—. ¿Que te pasa Ari?

Me reí por nervios ya que ahora tenía la mirada de los dos en mí.

—Nada, solo estoy algo llena.

—¿Como va con Boyé? —preguntó y en ese momento Lucas se levantó de la mesa yéndose a la cocina, alivio.

—Bien, pero enserio... Solo somos amigos —me reí bajito, ella también se río.

—Mmm sí bueno, te voy a creer.

Lucas volvió con una botella de levite sin decir nada.

Terminé de comer un poco mas y pedí permiso para levantarme y llevar mi plato a la cocina, suspire cada vez era mas incómodo y tenía la seria idea de irme, pero no quería a la vez, no quería alejarme de Chino a pesar que ya no éramos lo mismo después del besó.

Deseaba que todo vuelva a ser como en la primera semana.

—¿Cuando se va Boyé? —me asustó Lucas entrando a la cocina.

—M... Mañana a la mañana. —contesté y miré de reojo como se apoyaba por la alacena cruzando sus pies.

¿Se iba a quedar?

—Ah, ¿lo vas a despedír? —preguntó interesado, negué.

—Ya lo despedí hoy.

—Ahhh... —silencio y yo aproveche para lavar mi plata—. Es una de las pocas veces que viene y no hacemos nada...

—Porque no se lo dijiste.

Lo miró y el me mira para encogerse de hombros, hoy tenía el pelo tan lindo que quería tocarlo, pasar mis manos por su carita suave.

Necesitó un novio y sacarme las ganas así ya no pienso así de mi amigo.

—Tenes razón. —finalmente me respondió.

Y se fue como si nada, dejándome sola de nuevo en la cocina pero no por mucho tiempo porque Agustina llegó después.

Me dijo que dejé los servicios (porque yo iba a lavarlos) que ella iba a lavar, me excuse para salí de la cocina que tenía mucho sueño, le desee buenas noches y salí rápido, le saludé apresurada a Lucas y corrí un poco más por el pasillo para llegar a mi puerta y cerrar despues que entré.

No soportaba estar mucho así.

Me incomodaba mucho y lo admito, porque de verdad quería comérmelo de nuevo a chino y me sentía re pecadora al tener esos sentimientos.

Me iba a volver loca, esperaba que mi mamá pudiera volver pronto ya que hacía como dos semanas que se fue y no volvió.

Me cambie de ropa por una remera larga sacándome el molesto corpiño, para despues tirarme en la cama.

Probé le llamé a mi mamá, me emocione cuando me atendió se la notaba decaída me dijo que no quería hablar por teléfono y que volvía en dos días y que podía ir a casa y hablar, me preguntó como estaba y le causo gracia que estaba viviendo temporalmente con Lucas y su novia e hijo. Al final me hizo bien, me dijo que me quería y que me hablaba mañana porque tenía que dormirse ya que era de madrugada donde estaba ella.

Me sentí feliz de nuevo, con mamá desde que volví solo eran mensajes secos hasta ahora. Me hizo bien ya que no pensé en nada más después y me dormí.

•••

Como era costumbre desde qué estaba acá me desperté temprano, estuve tirada en la cama por unos minutos mientras revisaba mis notificaciones y redes hasta que me levanté y busqué ropa interior limpia, me iba a bañar.

El departamento estaba en silenció suponía que ya nadie estaba, me metí al baño con la idea de darme una buena ducha de agua caliente, lo necesitaba. Cerré la puerta del baño con seguro, baje la tapa del hinodoro dejando mi ropa limpia, me saco la remera de dormir y cuando iba a sacarme mi tanga, vivía en tangas, perdón,  la ducha se prende y el agua empieza a caer, me asustó y rápido agarró mi remera, para ponerme de nuevo.

—¿Agus? —la voz de mi amigo me asusta.

¿Que hacía? no, por favor.

La ducha se cierra porque el agua deja de caer y el baño queda en silenció de nuevo.

Muero cuando la cabezita de Lucas salé por un costado de la cortina y abre sus ojos con sorpresa.

—No, perdón. Pensé que no estaba nadie. —digo rápidamente—. Ya salgo.

Agarro mi ropa limpie y observó rápidamente a un lado del cesto de ropa su bóxer, remera y short tirados, ¿porque no miré bien antes?

—¿Chino? —la voz que menos quería escuchar ahora.

Era Guchi del otro lado de la puerta.

Me giro quedando en frente de la puerta, mi amigo y yo mirámos específicamente la manija como se empezaba a mover.



Bueno, acá me quedo sin casa.

Deja vu. | Lucas Martínez Quarta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora