epílogo

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Dos años después.

—Ariana. —llamó la chica desde la puerta.

Pero ella no hizo caso, estaba muy concentrada en no lastimarse el ojo con el delineador.

—¡Ariana! —gritó esta vez más fuerte Meghan.

—¡¿Que!?

Ariana dejó caer enojada el delineador y se giro a mirar a su hermanastra en la puerta.

—Paul, esta afuera. —le avisó.

—Ah, perdón... —ariana bajo su voz al sentirse mal por haber gritado—. ¿Le decís que ya salgo? Por favor.

La menor asintió. Y la observó en su vestido negro.

—¿Algo especial? —preguntó recostándose por el umbral de la puerta.

Ariana término de retocarse y se giro soltando un suspiro de presión.

—Sí, hoy cumplimos ocho meses. —contestó con una sonrisa nerviosa.

—¿Ya?

—Sí... Paso todo muy rápido. ¿No crees? —la chica lo pensó y si pasó más rápido de lo que pensaba.

—Sí, para ti supongo que mucho, mucho es. —se río Meghan.

Esos dos años habían sido suficiente para que esas dos congéniaran, Ariana se sentía bien, siempre quiso una hermana, solo que de su misma madre, pero finalmente había aceptado a la nueva mujer de su papá y a su hermanastra mucho más.

—Demasiado. —rio Ariana levantándose en busca de sus zapatos.

—Bien, suerte en tu noche. —se despidió la chica.

—Gracias Me. —agradeció y la chica salió de la habitación.

Después de ponerse los zapatos se miro por última vez y sin querer pensó todo. La primera relación seria que tenía, estaba impresionada que haya durado tanto.

Porque para ella ocho meses era demasiado.

Agarro su cartera, apagó la luz y salió cerrando la puerta.

—¡Me voy! —gritó Ariana avisando.

No hubo respuesta de su hermanastra pero no le importó mucho.

Al llegar a la sala se freno, su sonrisa disminuyó.

No podía creer que no fuera Paul.

—¿Chino?

Martinez Quarta se encontraba en la sala y después de dos año largos.

—Hola Ari. —saludo nervioso pero con una sonrisa, sin poder evitar mirarla de pies a cabeza.

Lo primero que notó fue que se había cortado el cabello, ya no lo tenía largo y que incluso estaba más morena.

En cambió; ella no supo que decir, solamente no esperaba su visita, menos en ese momento.

—Perdón por no aparecer antes. —empezo el jugador rompiendo el silenció y se acercó a ella, ya que la chica no lo hizo—. Me gusta tu cabello corto, estás muy linda.

Ariana sonrió pero sin mostrar sus dientes, llevó un mechón de pelo detrás de su oreja y abrió la boca para decir algo, pero no le salía nada. En cambió Lucas lo notó lindo, su amiga sin saber que decir, era lindo, pensó.

—Gracias. —finalmente dijo ella—. ¿Que... Que haces acá?

—Quería verte. —dijo sincero chino, ella fruncio su ceño confundida—. No creas que me olvidé de vos en estos meses.

—¿En estos meses? Fueron muchos... Pero.

—No me olvide en estos largos meses. —corrigió Lucas con una sonrisa.

—¿Ah, no? —pregunto Ariana y se río, porque en los últimos meses le habían llegado mensajes de todos, menos de él.

—¿Te acordas de lo que te dije en tu casa aquella madrugada? —preguntó Lucas—. Yo te hablaba enserio Aria.

—Lucas, eso ya paso... —se río la chica para evitar el momento incómodo y retrocedió dos pasos.

—Para mí no. —respondió serio y se acercó a ella y sin poder evitarlo llevo la mano a su mejilla—. A pesar que no te escribí, siempre pensé en vos, cuando te dije que me gustabas no era mentira, me enamoraste desde que era un pendejo Ariana, y eso no va a cambiar ahora. Vine a buscarte, como te prometí.

Los ojos de la chica pronto se habían cristalizados, si dijera que ella no pensó en lucas los primeros meses sería mentira, pero también sabía que después se olvido de el por la idea de que lo suyo nunca iba a funcionar.

—¿A buscarme? —preguntó y suspiro—. ¿Me estas jodiendo chino? Ya tengo mi vida hecha acá, yo ya...

—Sé que tenes novio. —interrumpió chino—. Así y todo me arriesgue al venir, pero si vos me decís que ya me olvidaste y que no sentís lo mismo yo me voy. Yo no podría decir lo mismo, espere por meses este momento.

—¿Y Agustina? —se ánimo a preguntar Ariana cruzándose de brazos.

—Ella esta bien, pero lo sabe. Nuestra relación solo es por los chicos. —dijo y ariana se sorprendió.

—¿Osea qué?

—Sí, solo seguíamos por ellos. —dice y antes de que ella pueda decir algo se anticipa—. Me llegó una oferta de Italia, es buena y esta la mitad cerrada.

—Eso es lindo, te felicito. —responde Ariana sin poder evitarlo toca su mejilla.

Solo sentir su piel, le había dado esa sensación, cosquilleo, quería abrazarlo y besarlo. Más viendo lo lindo que le quedaba la barba reciente.

—¿Te la estas dejando crecer? —pregunto Ariana olvidando todo con una sonrisa.

—¿Te venis conmigo? —pregunto directo Lucas tomando la cara de ella para mirarlo a los ojos—. Vamos a Italia, venite conmigo Ariana.

Ella observo sus ojos color miel, había extrañado tanto verlo así de cerca.

—¿Italia? —pregunto ella y el asintió—. Es muy lindo, pero yo...

—Te amo Aria, te amo mucho, estos dos años fueron difícil para mí, trate de cumplir mi palabra, estar con Agustina y la bebe durante el embarazo, solo por mi hija y Bauti, la relación se acabó, voy a seguir con ellos pero con una visita ya programada. Ahora quiero empezar con vos, de nuevo. Y si vine hasta acá es a buscarte exclusivamente. Pero como ya te dije si vos no queres yo me voy.

Ariana lo pensó, parecía muy loco.

No mentiría, ella los primeros meses que llegó a España pensó en el bucandola, pero esa idea se fue esfumando con el pasar de los días.

—¿Y Ariana? —lucas inclinó su cabeza mirándola.

Ariana vio la media sonrisa de Lucas y ya no  lo pensó mucho y lo besó.

El se sorprendió por ese acto pero le siguió el beso con una sonrisa.

Ella no podía negarse a eso.

Ella también amaba a Lucas.

Y ella sabía que al único chico que podía llegar a amar era a él, al único que podía conocerlo exactamente como ella lo hacía, era simple, no iba a encontrar otro chico como quién viva todo lo que vivió desde adolescente hasta ahora. Lucas era el ideal para ella.

Después de todo era como si fueron hechos uno para el otro.

Tal vez no coindicieron la primera vez, cuando el la amaba y ella no, tampoco la segunda vez cuando los dos tenían los mismos sentimientos pero el momento de la vida de ambos no era el correcto. Y la tercera, la tercera es la vencida dicen ¿no?

—Te amo chino. —susurra entre besos Ariana.

—Yo a vos, desde siempre Aria. —contesto con una sonrisa grande Lucas.

Esa sonrisa era la de un hombre enamorado que por fin se le daba con la mujer que quería y que siempre quiso, por la que tuvo deja vu de sentimientos, de sentimientos que por fin fueron correspondidos.

Deja vu. | Lucas Martínez Quarta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora