Capítulo 68. Haciéndonos a la idea...

112 10 33
                                    

   En la mesa del desayuno, la joven pareja, sentados uno frente al otro, no dejaba de sonreírse y verse a los ojos con afecto y complicidad . Al otro lado de ella, su hermano, viendo todo con cara de pocos amigos, tratando de descubrir qué bicho les habría picado a esos dos. En la cabecera, el padre de familia, muy concentrado en untar sus tostadas y evitar la mirada de incógnito de su hijo mayor.

   —¿Cuál es el chiste? —cuestionó algo malhumorado, ya sin poder soportarlo ni un segundo más.

   —Mh... —Gontran frunció sus labios como pensando—. Pues... viendo tu lindo morado en la frente, podría decir que tu pequeño no-cuerno. —Alin no pudo evitar soltar una risa y Erwin apretó los labios.    

   —¡Pues, qué chistoso! ¡Padre, este se trae algo entre manos! ¡Espántalo a su nido, lejos!

   —¿Por qué habría de hacer eso, hijo? Será mejor que ambos se acostumbren el uno al otro. ¿No que ayer se quería casar contigo o algo como eso? —Elevó la vista de su desayuno con diversión hacia su primogénito.

   —¡Pero...! —Se cruzó de brazos y se mostró ofendido—. ¡Que yo estoy muy joven y él muy feo! 

   —Pues, entonces, no hay problema. No habrá boda entre ambos —acordó el padre—. Que para casarse, hay que estar de acuerdo las dos partes. ¿Verdad? —indagó al resto de los comensales, los cuales, claro, le dieron la razón con alegría.

   —¿Lo ves, grandulón? ¡No habrá boda! —Le quiso refregar en la cara al extranjero.

   —Corrección, mi fastidioso futuro cuñado. No habrá boda contigo. 

   —Y por como es, nadie querría, en primer lugar —Alin siseó y se ganó una mirada que prometía venganza.

   —Tú ahora no te hagas la listilla, hermanita. O si no... ya verás... 

   —¡Conrad, no amenaces a tu hermana! ¡Es de poco caballero! —Erwin intercedió.

   —Él nunca lo fue —acusó esta. 

   —¡Exacto! —Conrad la apoyó destruyendo el pequeño punto que esta se había anotado—. Bueno... ¿me van a decir qué tanto andan escondiendo? —Señaló a los tres.

   —¿Estás seguro que quieres saber? —Gontran indagó.

   —¡Pues, claro que quiero saber si se trata de ti, haciendo de mosca alrededor de mi hermanita! —frunció el ceño. Gontran rió por lo bajo, pensando en lo infantil que era este chico.

   —Pues... entonces, no tiene sentido de que aguardemos hasta el mediodía, ¿no creen? —Erwin intervino. Pues, tarde o temprano, se iba a enterar.

   —Por mí está bien.

   —Por mí también. 

   —Entonces, bien... Anoche, Gontran y yo estuvimos hablando largo y tendido y... en una de las tantas charlas, pues, él me pidió la mano de tu hermana... —Los ojos de Conrad se agrandaron de sobremanera. ¿Había llegado el momento tan temido?—. Y en vista de que, ha demostrado ser digno de ella, pues, les di mi bendición y... se casarán dentro de poco. —La pareja se tomó de las manos sobre la mesa.

   —¡¿Qué quéééééé...?! —El joven labyrinthinano dejó surgir toda su estupefacción y frustración parándose de repente—. ¡¿Cómo que se van a casar?! ¡No es justo, padre! ¡Ella está muy pequeña y...! ¡¿Y Jareth, qué dice al respecto?! ¡Ellos no pueden casarse sin que él lo autorice! 

   —¡Oh, no te preocupes! Jareth lo autorizará —aseguró su padre—. Por lo tanto, será mejor que te hagas a la idea de que Gontran vivirá con nosotros y tendrás que verle como a un hermano mayor.

Entre un águila de montaña y un búho de granero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora