Capítulo 54. ¿No hay lugar para tres?

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—¡¿Nadine?! —Devis le vio angustiado cuando ella empezó a abrir los ojos. Todavía no era dueña de la totalidad de su cuerpo.

—¿De... vis...? —cuestionó con duda de no estar delirando o en el más allá—. ¿En verdad... eres tú? —Iba a extender su mano, pero, algo se lo impidió, entonces, pudo distinguir que él era quien se la retenía—. ¡Devis...! —Se largó a lloriquear. El príncipe águila se acercó para reconfortar su pena. Liroye, a pocos pasos de ellos, en otra litera, los veía mordiéndose los labios, sin comprender por qué esos dos no se dejaban de tanta tontería si, al fin y al cabo, siempre que existieran Marlon y su padre, habría problemas, de todos modos.

—Sh... Tranquila... Ya estás a salvo... Solo debes recuperar fuerzas... —No pudo evitar acariciar su pálida cabellera. Mas, eso pareció acongojar más a la muchacha—. ¡Oye...! ¿Qué sucede? — indagó con voz dulce.

—¡Yo... yo pensé que no volvería a verte...! —Dejó surgir el dolor de todo este tiempo. Devis pareció algo azorado y sonrojado. Liroye, viéndolo fijamente, gesticuló con desesperación con sus labios, para que el tonto hiciera algo al respecto. Tal parecía, desde el punto de vista de Devis, si no llegaba a hacerlo, su amigo era capaz de levantarse y darle un coscorrón. Devis aspiró con fuerza apoyando su frente en la de ella y tomó valor.

—Nadine... —Tomó su rostro entre sus manos—. Yo soy un tonto.

—Ni que lo digas... —canturreó la vocecita al otro lado de ellos, haciendo que los labios del otro se dibujara una leve mueca.

—¿Puedo continuar? —interrogó con sorna.

—¡Yo no dije nada! ¡Todavía debo estar delirando!  —Liroye excusó y logró brotar una sonrisa en ambos, quienes cruzaron sus miradas y se vieron con sincero afecto.

—Yo... Estar conmigo, es peligroso y doloroso... —Desde su cama, Liroye asentaba con su cabeza a alguien imaginario, pues, no le prestaban atención, claro estaba—. Y... tú... no tuviste  mejor idea que... ponerte en el ojo de la tormenta... 

—¡Lo siento...! ¡No lo sabía! ¡No lo entendía! ¡Todo lo que quería... todo lo que anhelaba... era que me amaras...! Cuando... Cuando el rey me propuso ser su compañera... ¡Yo no tenía nada que perder...! ¡Tú... tú...!

—Fue mi culpa, Nadine. No tuya. —Secó sus lágrimas con sus pulgares—. Es... que... todas las chicas que alguna vez amé... o creí amar... de una manera u otra, terminaban en la cama de mi hermano... Yo no quería algo así para ti. Prefería perderte que ponerte en peligro. Sabes que él...

—No precisas aclarar... Si yo llegaba a quedarme en el castillo... Ellos... ambos... —aclaró— pensaban divertirse a mi costa... y asesinarme. —Devis inclinó su cabeza adolorido. ¿Por qué no podían llevar una vida normal?

—Oye... ¿Qué tal te ves de niñera? —indagó. Liroye casi desorbita sus ojos al oírle. Él no estaba planeando quedarse donde ese pervertido, ¿no?

—¿Qué...? —Nadine rió sin entender a qué se refería. 

—Bueno... en vista de que... sería muy riesgoso regresar y que... ahora, somos prisioneros de guerra... 

—¡Yo me niego a quedarme a servirle a ese... —Liroye pareció totalmente afectado— degenerado... ultrajador...! —Nadine le vio azorada. 

—¿De qué hablan los dos? —La joven estudió a ambos sin comprender. El dúo se observó complejo y volvieron la atención  hacia ella.

—¡Nada! —hablaron al unísono. ¿Cómo explicarle que el rey Goblin les pretendía para su harén?

—¿En qué andan ustedes dos? ¿Por qué siempre actúan tan ra...? —La sylph se silenció cuando Liroye señaló nerviosamente sus labios y Devis, sin más, la besó. Luego, vería como resolverlo. Por el momento, era mejor que no se enterase de nada de eso y que, ahora, supiera que ya no ignoraría su existencia. 

Entre un águila de montaña y un búho de granero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora