XII

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El paisaje estaba completamente desolado y Collum McAlvey estaba tirado en el suelo, casi sin resuello. Estaban en una gran sala de piedra negra, llena de polvo, estandartes ajados y boquetes en la piedra que hacían entonar al viento, lúgubre y frío.

Collum tenía en sus manos una pequeña cajita de ébano chapada en plata. El hombre recorrió la sala casi arrastrándose y dejó la caja sobre un pequeño pedestal que estaba sobre una tarima, al final del salón.

Robert sentía que algo de allí le sonaba, había estado en ese lugar pero era todo tan horrible, destruido y amorfo que no podía ubicar el lugar pero...lo conocía.

Despertó.

Meg le zarandeaba el hombro mientras que Andrew estaba en el asiento del frente, recostado y mirando el paisaje que se iba esfumando ante el fugaz paso del expreso de Hogwarts.

-¿Cuánto llevo dormido?- Inquirió el escocés.

-Como cuatro horas- Puntualizó Andrew.

-Merde- Maldijo Robert- Hogwarts, que coñazo. Estoy deseando terminar ya.

Los dos Ravenclaw se miraron.

-Estás de mal humor desde Noche Buena ¿Te ha pasado algo?

Robert chistó y luego se acomodó aún más en su asiento.

-Tú ocúpate de lo tuyo, Meg. Yo se cuidarme solo.

La chica abrió la boca pero luego la cerró y se sentó junto a Andrew mientras mascullaba: "Escoceses".

Llegaron a Hogwarts después de la puesta del sol y el ambiente se les atragantó en la garganta. El ambiente se antojaba frío y deprimente, más oscuro que en años pasados y deprimentes, como si la alegría se hubiese ido del castillo, como si Hogwarts se hubiese convertido en un fantasma.

Al bajar del tren los alumnos fueron escoltados, como siempre, por Hagrid pero en esa ocasión le acompañaban el profesor Longbottom y Lupin que miraban alrededor con miradas furibundas. Sí, sin duda algo pasaba en ese castillo.

Les escoltaron al castillo y la cena pasó animada y feliz, como siempre. Nadie se había fijado en que Filch daba vueltas ante la puerta del Gran Comedor ni que los cuadros y estatuas escrutaban a cada persona que entraba y salía.

¿Qué estaba pasando? ¿Sería por el Dementor? No, un solo mentor no era un asunto que provocase esa situación pero sin duda tenía algo que ver con él.

Al día siguiente las sospechas de Robert se agravaron pues el profesor Teddy les esperaba en medio del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, con una sonrisa amplia y el pelo rubio.

-Hoy haremos una tarde excepcional. Trataremos de hacer un encantamiento patronus ¿Alguien sabe qué es?

Meg levantó la mano y su respuesta fue afirmativa, como siempre.

-¡Bien! Lo más importante para conjurar un patronus es pensar en un recuerdo feliz, el más feliz que podáis encontrar y lanzar el encantamiento "Expecto Patronum" mientras tenemos ese recuerdo en mente ¿Alguna pregunta? No, pues dispersaos por la clase e intentadlo.

Robert se puso al final de la clase, bien lejos de todo y en especial del cabrón de James Potter.

Cada vez que Robert lo veía sentía sus manos temblar de ira, aún tenía bien presente como le había besado en el pasillo de su casa y tras el beso había dicho:

-¡Has picado, Mr.Nariz!

-¡Robert!

El escocés se dio la vuelta y miró a su profesor.

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora