Robert suspiró mientras su madre le abrazaba a él y los gemelos repetidas veces, besando sus mejillas y riñendo a Malcolm y Germain.
-Debéis hacer caso a Robert ¡¿Entendéis?! No seáis traviesos, no habléis con niños malos y obedeced a los profesores ¡Y si me entero de que os pasáis de la raya os mando derechitos a casa!- Regañó Anaëlle con un rostro serio que se disipó como la niebla cuando abrazó a sus hijos nuevamente, entre lágrimas.
Tras despedirse del resto de familiares, los tres hermanos subieron al tren que daba el último aviso. Se disponía a salir.
Encontraron un compartimento vacío y lo ocuparon.
Los hermanos estaban eufóricos.
Malcolm movía las piernas sin parar y su gemelo miraba por la ventana mientras que observaba el paisaje que se iba difuminando al paso del expreso de Hogwarts.
Los chicos no paraban de hablar y armar escándalo hasta que la puerta del compartimento se abrió, dejando a ver a Meg...¡Rubia!
-¡¿Qué mierda le ha pasado a tu pelo?!
La chica sonrió y pasó sus dedos entre los cabellos dorados que bajaban por su hombro como una cascada de oro en finos hilos.
-¿Te gusta? Es la última moda en Rusia.
-Mira que le dije al primo Edvard que no te debían llevar a Rusia ¡Eres una esponja! Todo lo que conoces lo absorbes.
Meg hizo una mueca y se sentó.
-Te veo diferente- Observó Robert, con ojo crítico- Más...no sé. Mayor. Como si fueses una chica totalmente. Te pintas los labios, te tintas el pelo...¿Se debe a algo en especial?
-¿Acaso no puedo cambiar?- Inquirió ella- Que sepas que me siento genial al vestir así ¡Soy una nueva Margaret!
Robert suspiró mientras observaba como sus hermanos jugaban con una rana de chocolate que acababan de desempacar.
-Me tienes que contar todo- Dijo Meg- ¿Algún avance con la operación James?
-¡Shh! ¡No digas esas cosas en alto, loca rubia!
-¡¡Eso es que ha pasado algo!!- Dijo ella, con un brillo de plata en los ojos- Cuenta anda.
El McAlvey echó una mirada a sus hermanos y negó lentamente.
-Luego.
La puerta se abrió y entró Ian, con una sonrisa radiante.
-¡Cameron!- Gritó al danesa- ¡Que gusto volver a verte!
Ambos se abrazaron y luego Ian dedicó un sencillo gesto de saludo a Robert con un rubor en sus preciosas mejillas de mármol.
-Hola, Hufflepuff inmundo- Saludó el McAlvey.
El chico rió y se sentó junto a Meg a la par que los gemelos le dirigían miradas de odio.
-¡Hola, chicos!- Saludó a los niños.
Los gemelos alzaron su mano al unísono y sacando el pulgar hicieron un gesto de corte frente a su cuello y luego señalaron al Cameron que se quedó callado en el asiento. Sí, eran unos diablos pero eran los diablo de Robert, eran los únicos que podían incordiarlo y martilizarle.
Llegaron a Hogwarts cuando oscureció y algo estaba fuera de lugar.
Normalmente Hagrid era quién iba a buscar a los alumnos de primero mientras que los demás tomaban las carrozas pero en esa ocasión al guardabosques le acompañaban la retirada profesora Sprout y el profesor Flitwick que flanqueaban la masa de alumnos con aire crítico he inquisitorial.
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Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]
Fiksi PenggemarRobert había sido criado en la familia más temida de Gran Bretaña: Los McAlvey; Unos tipos encantadores, asesinos, magos oscuros y nigromantes. Su padre siempre le había instado un destino, le había marcado su destino con una tiza que brillaba bajo...