XVII

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Robert suspiró mientras su madre le abrazaba a él y los gemelos repetidas veces, besando sus mejillas y riñendo a Malcolm y Germain.

-Debéis hacer caso a Robert ¡¿Entendéis?! No seáis traviesos, no habléis con niños malos y obedeced a los profesores ¡Y si me entero de que os pasáis de la raya os mando derechitos a casa!- Regañó Anaëlle con un rostro serio que se disipó como la niebla cuando abrazó a sus hijos nuevamente, entre lágrimas.

Tras despedirse del resto de familiares, los tres hermanos subieron al tren que daba el último aviso. Se disponía a salir.

Encontraron un compartimento vacío y lo ocuparon.

Los hermanos estaban eufóricos.

Malcolm movía las piernas sin parar y su gemelo miraba por la ventana mientras que observaba el paisaje que se iba difuminando al paso del expreso de Hogwarts.

Los chicos no paraban de hablar y armar escándalo hasta que la puerta del compartimento se abrió, dejando a ver a Meg...¡Rubia!

-¡¿Qué mierda le ha pasado a tu pelo?!

La chica sonrió y pasó sus dedos entre los cabellos dorados que bajaban por su hombro como una cascada de oro en finos hilos.

-¿Te gusta? Es la última moda en Rusia.

-Mira que le dije al primo Edvard que no te debían llevar a Rusia ¡Eres una esponja! Todo lo que conoces lo absorbes.

Meg hizo una mueca y se sentó.

-Te veo diferente- Observó Robert, con ojo crítico- Más...no sé. Mayor. Como si fueses una chica totalmente. Te pintas los labios, te tintas el pelo...¿Se debe a algo en especial?

-¿Acaso no puedo cambiar?- Inquirió ella- Que sepas que me siento genial al vestir así ¡Soy una nueva Margaret!

Robert suspiró mientras observaba como sus hermanos jugaban con una rana de chocolate que acababan de desempacar.

-Me tienes que contar todo- Dijo Meg- ¿Algún avance con la operación James?

-¡Shh! ¡No digas esas cosas en alto, loca rubia!

-¡¡Eso es que ha pasado algo!!- Dijo ella, con un brillo de plata en los ojos- Cuenta anda.

El McAlvey echó una mirada a sus hermanos y negó lentamente.

-Luego.

La puerta se abrió y entró Ian, con una sonrisa radiante.

-¡Cameron!- Gritó al danesa- ¡Que gusto volver a verte!

Ambos se abrazaron y luego Ian dedicó un sencillo gesto de saludo a Robert con un rubor en sus preciosas mejillas de mármol.

-Hola, Hufflepuff inmundo- Saludó el McAlvey.

El chico rió y se sentó junto a Meg a la par que los gemelos le dirigían miradas de odio.

-¡Hola, chicos!- Saludó a los niños.

Los gemelos alzaron su mano al unísono y sacando el pulgar hicieron un gesto de corte frente a su cuello y luego señalaron al Cameron que se quedó callado en el asiento. Sí, eran unos diablos pero eran los diablo de Robert, eran los únicos que podían incordiarlo y martilizarle.

Llegaron a Hogwarts cuando oscureció y algo estaba fuera de lugar.

Normalmente Hagrid era quién iba a buscar a los alumnos de primero mientras que los demás tomaban las carrozas pero en esa ocasión al guardabosques le acompañaban la retirada profesora Sprout y el profesor Flitwick que flanqueaban la masa de alumnos con aire crítico he inquisitorial.

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora