XXIII

28 5 0
                                    

Kendrew alzó la varita y una columna de fuego avanzó a paso ligero hasta la figura negra pero esta como si fuese un mal sueño se dispersó en una nube de humo negro y reapareció frente al director. Alzó las manos y las hojas del suelo se transformaron en cuchillas que volaron contra Kendrew.

El director conjuró un protego y las cuchillas se desintegraron al instante pero la mujer se alzó sobre Kendrew y moviendo la muñeca derecha el director salió volando y cayó al suelo.

La mujer miró a Robert y James.

El McAlvey sintió cómo su sangre se congelaba bajo mil grados centígrados. Esa mujer, fuese quién, fuese, había derribado al mago más poderoso de Gran Bretaña con un movimiento grácil y aparentemente inofensivo.

Robert sabía que estaba a punto de mearse encima...o que lo hizo, no estaba claro pero vio a Kendrew moverse inquieto en el suelo. Debía ganarle tiempo para que se recuperase.

Alzó la varita.

-¡¡Expelliarmus!!- Conjuró.

Una explosión atrapó a la mujer pero esta no se inmutó lo más mínimo sino que lazó sus manos negras como la noche y el fuego cayó sobre Robert.

El McAlvey cerró los ojos y esperó algo: El roce de las llamas, el beso de la muerte o algo así pero en su lugar sintió una gran paz y seguridad, y no sabía por qué hasta que abrió los ojos y vio a James.

Él había hechizado un hechizo protector justo a tiempo pero su intento por mantenerlo era casi imposible. El poder de la mujer era demasiado poderoso y James fue cediendo pero entonces Robert alzó su varita de ébano y apoyó a su amigo, ambos fortalecieron el escudo. Robert sintió una energía sin precedentes recorrer su cuerpo, era consciente de que debía luchar por James, o podría morir. Le amaba y debía protegerlo. Puso toda su energía en ese escudo y la magia fluyó a través de él extinguiendo el fuego y expulsando a la sombra contra la barrea de Hogwarts que se materializó durante unos breves segundos.

Robert y James se permitieron sonreír unos breves segundos pero la mujer entonó un grito tan horrible que recorrió todo el Bosque Prohibido. Recorrió páramos, árboles y acantilados.

Ella se mantuvo flotando contra la barrera y con un brillar color plata, proveniente de sus manos, un sonido similar al de un cristal roto dejó sordos a los dos adolescentes que vieron como la barrera de Hogwarts caía como una cortina ante una ventana.

-La...barrera de Kendrew- Tartamudeó el Slytherin.

Robert tembló ante tal muestra de poder y entonces la mujer se acercó. Movió las manos y otra explosión atacó a los jóvenes que no pudieron defenderse y acabaron quemados parcialmente.

Robert sintió como se había quemado su espalda y como su brazo derecho parecía arder con cada rose de su camisa.

Oyó como unas hojas se movían y miró a Kendrew que se había levanto y en cuyos ojos relucía una demencial mirada de ira hacia la mujer.

Alzó la varita.

-¡Bombarda máxima!

Un destello púrpura surgió de la varita y colisionó contra la figura oscura que se vio envuelta en la explosión que destrozó árboles, tierra y los cultivos de Hagrid, pobre. Nunca Robert había visto semejante demostración de poder brutal.

-No tuviste que destruir mi barrera- Masculló el profesor- Me has dejado volver a utilizar todo mi poder.

Cuando el humo desapareció, la mujer lo hizo con él.

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora