XIX

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Ya había pasado la media noche y Robert se había encargado de que toda la casa de Slytherin pensase que estaba tranquilo en su habitación, descansando para la selección del equipo de Quidditch del día siguiente pero no, no tenía la intención de hacer eso. Tenía un plan que llevar a cabo.

Se puso un jersey azul marino y unos vaqueros negros. Al mismo tiempo guardó su varita dentro de su manga izquierda donde tenía cosido un soporte para ella.

Abrió con cuidado la puerta de su habitación y salió a paso lento y ligero por el piso de la Sala de Slytherin. Se agazapó en la esquina oscura del pasillo y observó muy detenidamente que ningún estudiante estuviese presente, también observó los cristales que daban al lago, Kendrew tenía espías hasta entre las sirenas y tritones del lago Negro.

El chico emprendió una rápida y veloz carrera, atravesando la sala común de lado a lado. Subió los escalones y salió.

-Pss- Llamó, silenciosamente- Potter- Susurró- ¡¿Dónde estás?!

Sintió un sonido tras de sí y Robert se dio la vuelta para ver a James tras él...o más bien solo vio su cabeza pues el resto de su cuerpo era invisible.

-Si hablas tan alto Slughorn nos pillará. Está de guardia.

James se quitó la cama y Robert contempló como llevaba pantalones negros y una camisa del mismo color que llevaba desabrochada hasta la mitad del pecho lo que le hacía verse muy...demasiado atractivo.

-¡Vamos!- Dijo quitándose la capa y pasándola bajo su cabeza.

Robert miró hacia los lados y se metió debajo de la capa. James dejó caer la tela y ambos se convirtieron en invisibles.

-¿Por dónde salimos?- Inquirió James- Porque habrás planeado eso ¿verdad?

-Claro que lo he hecho- Dijo Robert muy seguro- Subamos hasta el Patio Empedrado, allí hay un camino que sale de la muralla hasta el Embarcadero.

-Pues a ello.

Recorrieron el pasadizo muy rápidamente pero deteniéndose frente a cada esquina y recodo para observar su alrededor y asegurarse de que ningún fantasma, profesor o prefecto les escuchase o se percatasen de su presencia.

Al llegar al patio salieron del castillo por el pequeño camino que llevaba al Embarcadero pero Robert, que se conocía el sitio, guio a James por un caminito casi escondido que llevaba a la cabaña de Hagrid, de allí se dirigieron al sitio donde el día anterior habían visto al centauro.

-¿Nos quitamos ya la capa?- Inquirió James.

-Sí, no creo que nadie haga guardia por aquí.

-¿Entonces lo que sugieres es recorrer el perímetro para ver si realmente hay no están manteniendo fuera del bosque no?

-Touché.

-Pues...a ello.

Los dos comenzaron a correr por toda la zona, una zona muy, muy larga. Tardaron casi dos horas en recorrer todo el bosque que rodeaba Hogwarts y cuando acabaron de inspeccionar volvieron al camino del Embarcadero y descansaron un rato, agazapados entre la maleza cerca del camino.

-Uff...mi belleza perfecta ¡Puesta en peligro por este plan!

Robert alzó una ceja.

-Presumido.

-En fin, espero que al menos ya hayas descubierto si tu razonamiento es correcto.

-¡Claro, bobo! La barrera cubre específicamente todos los lindes del bosque del bosque así que algo allí fuera...quiere entrar.

James le miró, preocupado y callón unos minutos hasta que dijo:

-¿Quién?

-Pues...mira, James. Últimamente, desde el año pasado mejor dicho, he estado teniendo sueños terribles, pesadillas. Me dicen cosas, me dan pistas del pasado y solo las sueño aquí, en Hogwarts, cuando salgo paran por completo así que creo que hay algo o alguien que trata de decirme algo.

-¿Estás seguro de eso?- Inquirió James.

-No pero...es la única explicación que le encuentro.

-Por eso a veces pareces un puto zombi en clase, porque no duermes ¿no?

-Sí.

-¿Quién más lo sabe?

-Pues...nadie. Solo tú.

James enrojeció brevemente y se centró en sus zapatos.

-No pensé que te viese sonrojado alguna vez, James.

-No te acostumbres Robert, pero me alabas...el saber que soy el único que lo sé es muestra de...

-¿Sí?- Dijo Robert, con el corazón acelerado.

-...¡¡Que estás enamorado de mí hasta las condenadas trancas!!

James comenzó a reír a pleno pulmón y Robert bajó la cabeza entonces pero se armó de valor y cuando habló, la risa de James paró en seco.

-¿Qué...has dicho?

-Que tienes toda la razón, me gustas, estoy enamorado de ti. Lo estoy desde primer curso. Cuando te veía por los pasillos, cuando jugabas al Quidditch y...¡Mira, llevo colado por ti cinco años y ha sido un desastre!

-Robert...yo...lo siento pero no me gustan los...tíos.

-Ya...lo entiendo- Dijo Robert, forzándose por no llorar.

-Pero supongo que...podemos dejar de molestarte y que seas nuestro amigo. De los Merodeadores y mío.

-Eh...claro que sí- Dijo, conteniendo un sollozo.

James sonrió tristemente y miró al cielo y vio como un halcón blanco sobrevolaba la zona.

-Mira, es bonito.

Robert siguió muy tristemente la mano de James y abrió los ojos como platos cuando divisó al ave porque vamos ¿Cuántos halcones blancos como la nieve había en los terrenos de Hogwarts.

-Vámonos- Dijo Robert- ¡Ya!

-¡¿Por qué?!

Robert cogió a James del brazo y se echaron la capa por encima para entrar de nuevo en el castillo a paso ligero.

-¡¿Pero qué pasa?!- Preguntó un muy preocupado James cuando cruzaban el Patio Empedrado a paso ligero.

Se metieron bajo la galería y bajaron por la empinada escalera de caracol que descendía hasta las mazmorras.

-¡¿Me vas a decir qué diablos está ocurriendo, Robert?!- Exigió James, al límite de la alteración.

Robert lo pensó unos rápidos segundos. Podría decirle que simplemente se volviese a su Sala Común pero si le alertaba estaría más prevenido.

-Ese halcón es Horus. Es la mascota de...

De repente Robert y James se quedaron congelados, petrificados en medio del pasillo y una corriente de aire que arremetió contra ellos con la furia de una borrasca les arrebató la capa de sus hombros, mandándolas a volar muchísimos metros hacia atrás.

Los dos chicos sintieron su corazón helarse cuando una luz se aproximó acompañada de unos maullidos. Filch y Norris junto a McGonagall.

-Madre mía hijos míos, de esta no os salváis- Rió el anciano celador de la escuela.

Un batir de alas se escuchó, acompasado de un fuerte chillido y Horus remontó su vuelo blanco hasta que llegó hacia los profesores, dio dos vueltas a su alrededor y se posó sobre el brazo extendido de McGonagall.

-Esto ha sido una muy grave infracción, jóvenes. Eldirector os está esperando.    

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora