XXIX

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Kendrew y Fergus se abalanzaron sobre ella. Los tres McAlvey se elevaron en una columna de vapor negro y gris que se levantaba sobre las torres de Hogwarts en constante convulsión y destellos plateados, blancos y verdes.

El McAlvey miró al Gryffindor entre sus brazos. James comenzaba a despertar entre sus brazos. El chico abrió sus cálidos ojos y miró a Robert, anonado.

-¿Qué ha pasado?

-Pues te poseyó un espíritu malvado de una antepasada de los McAlvey, un ejército de monstruos ataca Hogwarts, mi familia ha venido de visita y estamos a punto de morir.

Los ojos de James se ensancharon.

-Casi nada.

Robert se levantó y miró con asombro la escena sobre las cabezas de todos. Su madre le tomó del brazo y ambos bajaron de la torre donde estaba el despacho del director, seguidos por James que para su incomodidad tenía cogido a Robert de la mano...pero era extraño, no sentía nada raro, sino una extraña calidez y sensación de calidez ¡Efectos secundarios de ser poseído, seguro! . Fueron hacia el patio donde María y el padre de Robert habrían paso entre los monstruos juntos a los profesores de Hogwarts. Teddy y Neville se enfrentaban a un montón de Acromántulas mientras que McGonagall y sus achaques estaba en el puente, impidiendo el paso a un montón de centauros.

Robert sacó la varita de su bolsillo y comenzó a lanzar hechizos a diestro y siniestro. Los enemigos empezaban a flaquear pero en el instante en el que Robert asustó a un troll la columna de vapor negro caía en picado hacia el centro del patio y chocaba contra los adoquines de piedra, destrozando todo a su alrededor y haciendo volar a todos los presentes.

Fergus, Kendrew y Janet se alzaron, intimidantes y desafiantes, con las miradas conectadas en un profundo pozo de concentración que parecía tragárselos a todos.

Los tres lanzaron hechizos a la vez. La energía explotó y todo lo que estaba en el centro del patio estalló en pequeños pedacitos de piedra afilada que colisionó contra las barandas de las galerías colindantes.

María y Kendrick también se unieron a la refriega contra Janet pero ella apenas se inmutó. Mantenía el control y el ritmo del combate como a ella le daba la gana. Era como si ella fuese una maestra, como si jugase en nivel profesional y los McAlvey en el nivel junior.

James se tapó la cara cuándo una gran racha de viento, proveniente de uno de los ataques, azotó su cara.

-¡Esto es demasiado!- Bramó- Es demasiado...fuerte.

-¡Lo sé!- Respondió Robert.

-¡¡Sectumsemptra!!- Conjuró Fergus y el vestido negro de Janet se rasgó en mil trozos.

Ella alzó la varita y un rayo estalló en el cielo, cayó en picado sobre su varita y acto seguido la bruja apuntó a las puertas del castillo y un gran látigo de magia destrozo los muros del castillo que cayeron como pequeñas piezas de dominó...como un castillo de naipes.

Robert sabía que eran un estorbo, él y James. Solo estaban allí parados observando la escena de batalla sin poder hacer nada, todos los demás presentes se enfrentaban al ejército pero ¿Qué podían hacer ellos? ¿Qué podía hacer Robert? Solo era un chico que sin tutela no podía hacer nada, no poseía ni habilidad ni la valentía para enfrentarse a semejante enemigo ¿Qué podía hacer?

Janet derribó a Fergus y en ese instante todos los McAlvey fueron cayendo uno a uno hasta que Kendrew se alzó como el único opositor al poder de la bruja escocesa.

El director la bañó en las llamas escarlatas del fuego maldito y ejecutó un gran número de maldiciones del libro de los McAlvey, tan oscuras que el mismísimo ambiente comenzó a enrarecerse y oscurecerse más, como si la mismísima maldad escapase de su prisión para devorar a Hogwarts, como...como...como si quisiese poseerlos a todos.

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora