XVIII

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Robert se despertó cansado y destrozado. El escocés se miró en el espejo frente y ciertamente estaba horrible. Tenía cara de haberse muerto y de haber resucitado varias veces, muchísimas.

Había soñado con aquella sala otra vez: Un pozo negro y oscuro con columnas que sujetaban el techo medio desmoronado y en medio de la sala se encontraba aquél pedestal con la caja de ébano y plata. Era estúpido ¡Claro que lo era! ¿Por qué aquellas visiones hacían que temblase? A saber, pero lo hacían.

Robert se duchó y se adecentó, poniéndose solo la camisa y la corbata esmeralda y plateada de Slytherin ya que hacía bastante calor ¡Milagro!

Cogió su maleta, la llenó de libros y salió de su habitación, dejando a Napoleón sobre la cama.

Al salir vio como Germain se trataba de atar correctamente la corbata.

-¡¿No sabes ponértela?!

El chico hizo una mueca.

-Siempre me la pone Claudle ¡Yo no sé!

Robert dejó la mochila y se arrodilló frente a su hermano moviendo sus manos y poniéndole adecuadamente la corbata.

-Es bastante fácil visto así- Comentó el pequeño, circunspecto- Gracias...hermano.

El Slytherin mayor sonrió y se levantó, tomando su maleta.

-¿Y Malcolm?

-¿Cómo sabes que no soy yo?

-Porque Malcolm sí que sabe ponerse la bufanda.

El niño rubio hizo una mueca.

-Ahora cada mañana sé quién de los dos sois ¿Dónde está?

-Fue al baño.

-Vale, os espero y vamos juntos al comedor y luego os quiero directos a vuestra primera clase que es...

-Transformaciones.

-Pues ya sabéis- Dictaminó Robert- Portaos como los angelitos que no sois.

Cuando Malcolm salió del baño los tres hermanos fueron al comedor, comieron y se fueron a sus respectivas clases.

Robert tenía Cuidado de criaturas mágicas.

En esa clase Hagrid les entregó una cria de hipogrifo y deberían cuidarla pues necesitaba muchas cocas.

Frente al bosque Prohibido había varias mesas con todos los útiles necesarios. La hierba de oro verde se mecía con el viento y Robert sonrió, pocas veces en Escocia hacía tanto sol.

El chico se puso en pareja con Ian mientras que Meg con Lorcan Scamander, que le sonreía y reía sus gracias.

-Llora.

-Que observador- Dijo Robert mientras miraba al pequeño hipogrifo.

-Según el libro puede tener hambre, sed o...

-¿O?

-Ganas a...cagar.

La piel de Robert palideció y entonces cogió al pequeño polluelo y lo llevó a uno de los nidos donde hacían sus necesidades, bastante alejados de las mesas de trabajo, justo frente al muro de árboles. Lo dejó dentro y el animal miró a Robert con la cabeza ladeada.

-¿Qué esperas? Caga.

El polluelo movió más la cabeza y Robert suspiró.

-¡McAlvey! Si no te das la vuelta no hará nada- Dijo James que hacía lo propio con su polluelo.

Magia en Hogwarts [Saga de Robert McAlvey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora