Capítulo Veintidós: Agustín

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El bar Cataluña estaba ubicado en el sur de la ciudad, en un barrio de terrible fama. Se contaba en los alrededores que en ese barrio vivían todos los ladrones y maleantes de la ciudad, y a pesar de que no se sabía de algún personaje en específico, sí se aseguraba que algún homicida podía vivir allí. Era evidente por las casas y edificios construidos al rededor, las paredes llenas de grafitis vulgares, suciedad y los faroles que no iluminaban lo suficiente las calles. Ese lugar era perfecto para cualquier artimaña que se quisiera generar, hasta los niños debían robar, con sus pequeñas manos de pirañas no se quedan atrás en esa selva. El olor a marihuana era usual al caminar por las calles, las mujeres vestían ropa corta y desgastada, mientras más piel, mejor. La peor zona de la ciudad, donde la palabra "familia" era desconocida porque la gran mayoría era analfabeta.

El bar Cataluña, era tan grande como un restaurante. Muchos maleantes y adolescentes de barrio disfrutaban del bajo precio de las bebidas, de las recompensas de su trabajo inapropiado y de la suavidad de su amargo humo de cigarrillo. El lugar parecía un bar de vaqueros, sillas de madera, mesas manchadas por causas desconocidas, pequeños trozos de chapas de botellas de cerveza incrustados en el suelo y sobretodo la escasa iluminación, que no dejaba a ojos extraños ver los negocios que se hacían bajo la mesa. De todas formas, nadie veía nada, nadie sabía nada, nadie delataba a nadie a menos que esa persona los delatara. Allí se reunieron un grupo de peones de Granada ese día, aprovechando que con el sol de medio día, nadie que fuese a beber se encontraba en el bar. Había cerca de sesenta peones que habían llegado uno por uno al bar. Pedro estaba allí para recibirlos con una sonrisa, haciéndolos sentirse acogidos como si ese fuese su lugar, y pronto lo sería. Cuando se hicieron las doce y media de la tarde, hora en la cual ya todos los peones que quisieran dinero extra, debían estar presentes, Pedro levantó la voz y se paró sobre una silla entre los hombres que conversaban jovialmente en las mesas y la barra. Todos se quedaron callados escuchando a Pedro:

— Agradezco que hayan venido aquí. Granada busca hombres que puedan ayudarnos a todos a ganar dinero. Los pondremos a prueba y elegiremos entre ustedes a los mejores y más destacados.

Sacó su teléfono y continuó:

— Queremos negocios, queremos que nos digan qué van a hacer para encontrar el dinero y ustedes tendrán un excelente bocado de él. Mientras ustedes buscan, hay un trabajo que todos deben hacer en común, deben  seguir todas mis órdenes, cualquiera que estas sea. Si yo les digo que apunten a alguien, ustedes apuntan, si yo les digo que vendan algo, ustedes lo deben vender. Este es un trabajo de veinticuatro horas, todos los días del año. Quien no le sea fiel a Granada, terminará bajo tierra. El dinero que se ganarán aquí, si siguen estas sencillas normas, va a ser más del que alguna vez hayan imaginado en su vida. Así que yo, siendo ustedes, me mantendría al margen y disfrutaría de todo el dinero que pueda guardar en mis bolsillos. Ya quedan advertidos. Todos ustedes que asistieron hoy, tienen la posibilidad de convertirse en Armas Blancas dependiendo de su esfuerzo buscando formas de ganar dinero y dependiendo de qué tan obedientes sean. Esto tardará un tiempo mientras los evaluamos. Ahora... 

  Pedro levantó la mano izquierda.  

— ¿Hay alguno de ustedes aquí presentes que no desee participar? Que lo diga ahora.

La respuesta fue el silencio.

— Bien, yo nunca olvido una cara, ustedes están comprometidos. Bienvenidos a Granada.

Pedro sonrió y les aplaudió a su público. Todos comenzaron a aplaudir.

— Ahora mismo necesitamos que por lo menos cincuenta establecimientos sean controlados por Granada. Entonces así se armarán ustedes en grupos.

Pedro les explicó de qué se trataba la protección. Todos hacían silencio escuchando atentamente. Muchos emocionados por la gran oportunidad que implicaba Granada, se acariciaban el bolsillo como si ya pudiesen sentir el dinero dentro de él, se imaginaban la maravillosa vida que les esperaba y saboreaban con la imaginación ser un Arma Blanca.

GRANADA | LA FRATERNIDAD | #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora