Rebuscando entre viejos baúles, encontré fotos antiguas de cuando iba al colegio, con mis compañeros de clase. Me entra melancolía al ver todas estas fotos y regalos porque eran unos años increíbles y en los que sólo pensabas en salir a jugar con tus compañeros y reír, la vida de ser una niña era más fácil para mí de lo que es ahora de adulta.
Cogí una foto en la que salíamos mi amigo Rubén y yo, salíamos de la mano, con las caras pintadas de colores y sonriendo ampliamente. Debajo había otra del mismo estilo pero en ésta yo le miraba a él. Sí, lo admito, de pequeña estaba enamorada de él pero, eso ya pasó.
Todo se arruinó cuando entramos al instituto, cambió de clase y de compañeros. Fueron los peores años de mi vida, incluso cuando le veía y él me saludaba levantando su mano o sonriendo, no había más que aquellos gestos. Él estaba con sus amigos tan superficiales y populares, que ya a mí no me hacía caso.
Sin embargo, yo siempre seguí igual, nunca cambié mi personalidad. ¿Para qué? Si soy feliz con mi personalidad; tímida pero directa. Buena mezcla.
Seguí revisando cajas y cada una de ellas tenía algo que me recordaba a él, un peluche, una carta, una camiseta... Regalos de cumpleaños y fotos, era todo lo que había.
Suspiré mientras lo volvía a guardar todo para llevarlo a mi coche y dejarlo en mi nueva casa. Sí, me estoy mudando, por fin viviré sola. Bueno, no tan sola, con mi gato y un pez, me hacen mucha compañía aunque no lo parezca.
Conduje hasta mi nueva casa y dejé todas las cajas por el salón, ya las colocaría luego, ahora tenía que comer para irme a trabajar en el supermercado de la esquina, por lo menos pagan bien. Me puse el uniforme de trabajo y salí de casa andando, bajé la calle y llegué.
- Buenas tardes. -Dije con alegría entrando en la tienda, mis compañeros saludaron casi al unísono.
Fui hacia el almacén a sacar cajas y colocar productos, cuando una señora me paró y me dijo:
- Disculpa. -Tocó mi brazo y me giré.- ¿Tenéis bacon? Es que no lo encuentro y a mi nieto le gusta mucho, viene hoy a cenar y le haré una pizza de atún y bacon, pero no lo veo. -Dijo la entrañable señora.
- Sí, señora. Éste pasillo, al final. -Señalé con mi mano hacia donde debía ir y asintió dándome las gracias.
Terminé mi jornada laboral a las diez de la noche, acabé exhausta. Me fui a casa a descansar y a ver la televisión.
**
A la mañana siguiente sonó la alarma, la apagué y miré la hora; 8:30 de la mañana.
Suspiré y salí de mi cama para darme una ducha, cuándo terminé me vestí con un vestido de tirantes, ya que, en Junio hace calor e iba a salir con mi mejor amiga Bea para tomar algo.
El timbré de mi nueva casa sonó y fui a abrir la puerta, era ella con una gran sonrisa y con alguien más.
- ¡Hola! - Dijo ella entusiasmada, yo reí.
- Hola, Bea - Le di dos besos y miré detrás de ella.- ¿Nos presentas? - Toqué mi cabello mientras miraba a ese chico tan guapo que la acompañaba.
- Oh, sí. Izan, ella es Amelia y viceversa. - Rió y nosotros con ella.
- Encantada, Izan. - Le di dos besos y nos marchamos de mi nueva casa.- ¿Dónde vamos a ir? - Pregunté curiosa.
- Tía, vamos al bar de siempre... - Dijo riendo.
- Por mí genial. - Dije sonriendo.- El bar al que vamos es el de toda la vida, este pueblo parece que está muerto pero aún quedamos nosotras, ¿verdad Bea? - Abracé a mi amiga y reímos.
Izan era un poco tímido y no hablaba mucho, eso me atraía, me hacía querer saber más de él.
Llegamos al bar y nos sentamos en una mesa de la terraza, había bastante gente, todos conocidos, claro.
- Bueno, ¿y cómo os conocéis? - Pregunté intentando hacer hablar a Izan.
- Pues.. -Ella empezó a hablar y la corté.
- Tía, deja que hable él. - Reí.- Sin miedo Izan, que no como.
- Nos conocemos del trabajo y acabo de mudarme aquí.
- ¿Ah sí? ¡Qué bien! Te va a encantar vivir aquí. - Dije demasiado simpática.
- Eso espero, sois las únicas a las que conozco. - Rió. Ya se iba abriendo un poco más.
Miré hacia un lado y por ahí pasaba Rubén, mí viejo amigo de la escuela, me saludó sonriendo y yo hice lo mismo.
- Tía, es guapísimo. - Dijo Bea babeando.
- Sí, es guapo pero es un chico normal y corriente, no tiene nada de especial. - Dije cerrándole la boca a mi amiga pervertida.
- Déjame soñar... - Rió.
Nos tomamos unas cervezas y reímos bastante a causa de los chistes de Izan, era muy gracioso. Me había caído bien. Muy bien.
- Izan, eres genial. - Reí.- Tenemos que quedar más.
- Veo que voy sobrando, no quiero sujetar ninguna vela. - Dijo mi loca amiga. El pobre Izan se sonrojó.
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Desde siempre.
RomanceAmelia y Rubén se conocen desde que tenían seis años, viven en Texas y siempre han sido compañeros de clase hasta el instituto, dónde se les separó, y con ello también su amistad. En esta historia, se volverán a reencontrar y recordarán los buenos...