Capítulo 1.

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Rebuscando entre viejos baúles, encontré fotos antiguas de cuando iba al colegio, con mis compañeros de clase. Me entra melancolía al ver todas estas fotos y regalos porque eran unos años increíbles y en los que sólo pensabas en salir a jugar con tus compañeros y reír, la vida de ser una niña era más fácil para mí de lo que es ahora de adulta.

Cogí una foto en la que salíamos mi amigo Rubén y yo, salíamos de la mano, con las caras pintadas de colores y sonriendo ampliamente. Debajo había otra del mismo estilo pero en ésta yo le miraba a él. Sí, lo admito, de pequeña estaba enamorada de él pero, eso ya pasó.

Todo se arruinó cuando entramos al instituto, cambió de clase y de compañeros. Fueron los peores años de mi vida, incluso cuando le veía y él me saludaba levantando su mano o sonriendo, no había más que aquellos gestos. Él estaba con sus amigos tan superficiales y populares, que ya a mí no me hacía caso.

Sin embargo, yo siempre seguí igual, nunca cambié mi personalidad. ¿Para qué? Si soy feliz con mi personalidad; tímida pero directa. Buena mezcla.

Seguí revisando cajas y cada una de ellas tenía algo que me recordaba a él, un peluche, una carta, una camiseta... Regalos de cumpleaños y fotos, era todo lo que había.

Suspiré mientras lo volvía a guardar todo para llevarlo a mi coche y dejarlo en mi nueva casa. Sí, me estoy mudando, por fin viviré sola. Bueno, no tan sola, con mi gato y un pez, me hacen mucha compañía aunque no lo parezca.

Conduje hasta mi nueva casa y dejé todas las cajas por el salón, ya las colocaría luego, ahora tenía que comer para irme a trabajar en el supermercado de la esquina, por lo menos pagan bien. Me puse el uniforme de trabajo y salí de casa andando, bajé la calle y llegué.

- Buenas tardes. -Dije con alegría entrando en la tienda, mis compañeros saludaron casi al unísono.

Fui hacia el almacén a sacar cajas y colocar productos, cuando una señora me paró y me dijo:

- Disculpa. -Tocó mi brazo y me giré.- ¿Tenéis bacon? Es que no lo encuentro y a mi nieto le gusta mucho, viene hoy a cenar y le haré una pizza de atún y bacon, pero no lo veo. -Dijo la entrañable señora.

- Sí, señora. Éste pasillo, al final. -Señalé con mi mano hacia donde debía ir y asintió dándome las gracias.

Terminé mi jornada laboral a las diez de la noche, acabé exhausta. Me fui a casa a descansar y a ver la televisión.

**

A la mañana siguiente sonó la alarma, la apagué y miré la hora; 8:30 de la mañana.

Suspiré y salí de mi cama para darme una ducha, cuándo terminé me vestí con un vestido de tirantes, ya que, en Junio hace calor e iba a salir con mi mejor amiga Bea para tomar algo.

El timbré de mi nueva casa sonó y fui a abrir la puerta, era ella con una gran sonrisa y con alguien más.

- ¡Hola! - Dijo ella entusiasmada, yo reí.

- Hola, Bea - Le di dos besos y miré detrás de ella.- ¿Nos presentas? - Toqué mi cabello mientras miraba a ese chico tan guapo que la acompañaba.

- Oh, sí. Izan, ella es Amelia y viceversa. - Rió y nosotros con ella.

- Encantada, Izan. - Le di dos besos y nos marchamos de mi nueva casa.- ¿Dónde vamos a ir? - Pregunté curiosa.

- Tía, vamos al bar de siempre... - Dijo riendo.

- Por mí genial. - Dije sonriendo.- El bar al que vamos es el de toda la vida, este pueblo parece que está muerto pero aún quedamos nosotras, ¿verdad Bea? - Abracé a mi amiga y reímos.

Izan era un poco tímido y no hablaba mucho, eso me atraía, me hacía querer saber más de él.

Llegamos al bar y nos sentamos en una mesa de la terraza, había bastante gente, todos conocidos, claro.

- Bueno, ¿y cómo os conocéis? - Pregunté intentando hacer hablar a Izan.

- Pues.. -Ella empezó a hablar y la corté.

- Tía, deja que hable él. - Reí.- Sin miedo Izan, que no como.

- Nos conocemos del trabajo y acabo de mudarme aquí.

- ¿Ah sí? ¡Qué bien! Te va a encantar vivir aquí. - Dije demasiado simpática.

- Eso espero, sois las únicas a las que conozco. - Rió. Ya se iba abriendo un poco más.

Miré hacia un lado y por ahí pasaba Rubén, mí viejo amigo de la escuela, me saludó sonriendo y yo hice lo mismo.

- Tía, es guapísimo. - Dijo Bea babeando.

- Sí, es guapo pero es un chico normal y corriente, no tiene nada de especial. - Dije cerrándole la boca a mi amiga pervertida.

- Déjame soñar... - Rió.

Nos tomamos unas cervezas y reímos bastante a causa de los chistes de Izan, era muy gracioso. Me había caído bien. Muy bien.

- Izan, eres genial. - Reí.- Tenemos que quedar más.

- Veo que voy sobrando, no quiero sujetar ninguna vela. - Dijo mi loca amiga. El pobre Izan se sonrojó.

Desde siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora