SILICIUM. (Sci-Fi)

2. Transgresiones

Hey mis Big Coco Sixers!

¿Cómo los trata la vida este día?

Regresé de la muerte (mi fin de semestre y mi graduación) para traerles un capítulo más xD pero salió demasiado largo, así que lo dividiré en dos partes con dos subcapítulos cada una. Perdón :c

No sé todavía si sirvo para esto de hacer fics ;-; pero espero les guste ❤

Va!

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¿Quién se había atrevido a llamar así su atención? Antes que cualquiera, lo averiguaría él mismo.

El sonido de aquel dulce instrumento se hacía más alto a cada paso que daba y a cada paso que daba, la música se hacía más agradable y el impulso por atrapar al rebelde se hacía más apremiante. Pero apenas su mano torpe rozó el botón de apertura, el sonido que indicaba la misma por cuestiones de seguridad se activó, llevándose la magia consigo. Se maldijo a sí mismo y a la vez se sintió satisfecho de alarmar sobre su presencia. Ahora el renegado de la moral sabía que él estaba tras la puerta...

Definitivamente lo sabía, porque justo después de que el sonido ensordecedor de la alarma de puerta abierta se calló, Hiro pudo escuchar unos pasos a toda velocidad y el intento de abrir la otra puerta de descarga de aquella solitaria bodega; ahora supo que era momento de abrir o si no aquella pequeña rata se escaparía de sus manos. Deseaba ponerlo él mismo en su lugar.

Se escuchó el fuerte sonido de alerta de apertura de puerta y el pelinegro científico fue más veloz que cualquier otro movimiento.

Y allí... lo vio.

Y también vio su guitarra.

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2.1. Minúsculo.

--¿Señor? Aquí está el informe de...

--Pasa, De la Cruz, en un momento hablo contigo.

El viejo director de la fábrica atendía una conversación por medio del micro auricular de su oreja derecha, visto como un pequeño arete de color negro que sincronizaba su señal con la de su algo vieja pantalla celular.

Al parecer había sucedido un problema en el área de bodegas. Sus arrugas en el ceño se agigantaron por el disgusto. Estaba realmente molesto, avergonzado, exasperado de que un suceso como ése ocurriera en su amado y soñado proyecto de fábrica. Estaba indignado por tan grande negligencia y ya se planteaba llamar a la policía a atender el asunto. ¡Ah, un aeromóvil repleto de oficiales vendría presuroso a capturar a tal vergonzoso ejemplar de ser humano desleal a su sistema!

Tenía razón, cómo no estar sumamente indignado de que descubrieran que uno de los obreros se estaba embolsando un paquete de materia prima química en la bodega de las fragancias. ¡Temible castigo se vislumbraba para dicha sabandija! ¡No lo iba a tolerar!