3. Descarapelarse

1.1K 166 134
                                    

Big Coco's ❤❤❤

¿Cómo han estado? ¿Qué comen, qué sueñan?

Habemus nuevo capítulo. De nuevo lo tuve que dividir en dos, ya que era un capítulo de 11 mil palabras (kilométrico).

Siento demasiado la tardanza, no he parado de escribir y estaba casi listo hace dos semanas... Nenes, el Wattpad no es su amigo; no confíen en él y guarden un respaldo de todo lo que escriban.

Este es cap que concierne a puro asunto shippeoso antes de abordar cosas "más serias" así que espero que les guste. Mientras estaré terminando de editar la segunda parte.


Va!!!!


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -



3.1: Exposición


Empatía.


El científico no supo explicarla, pero tampoco quería darse a denotar. Ni era deseada.

Sólo lo haría por esta vez; no habría daño por sólo dejarse llevar una vez.



Más tardó el latino en asimilar lo que pasaba, que Hiro en abrir de nuevo la puerta de la bodega de descarga, acudir a tomar sin preguntar la guitarra de encima de la caja y, como el ingeniero que era, llevársela y caminar a la salida mientras Rivera lo perseguía estupefacto y reclamaba que le devolviera su instrumento. El asiático fue directo a su mesa de trabajo, tomó su caja de herramienta, sacó su amplificador óptico virtual (un cuadrito que emitía un láser de efecto lupa) y cuando éste flotó, aumentó el zoom a media escala. A pesar de los pataleos de Miguel, la revisó por espacio de tres minutos y supo que aunque era ingeniero, sabía poco sobre artefactos musicales.

Se levantó de su silla y apagó el amplificador.


--Vamos a salir un rato --Hamada habló y sujetó de nuevo el brazo de guitarra, para asegurar que Miguel no escapara--. Espera aquí a que avise y vendré por ti.

--¿¡Qué verga quieres!?

--Qué lenguaje tan vulgar, no lo uses conmigo... Espera aquí, artista.


El científico había sido presa muy fácil del sentimentalismo de Miguel, pero tampoco quería mostrarse suave con él. A pesar de esto, todas las acciones que emprendió después de aquel contacto visual se encargaron de delatarlo en alguna forma.


Y es que Hiro pudo, sencillamente, aplicar su pragmatismo y acudir a una tienda virtual por conexión a la Red; no obstante, supo que si quería mantener callado y feliz de una vez por todas a su subordinado, debía hacer un pequeño viaje.

Intentó excusar su accionar como una campaña en virtud del orden laboral, ya que un Miguel Rivera tristón y maldiciendo cual bestia iletrada a unos metros de él no encajaba de ninguna manera, en ninguno de sus propósitos.


Apenas el director dio autorización a su breve descanso, como premio al duro quehacer de los últimos días, Hiro tomó a Miguel de la oficina junto con el instrumento destrozado y consiguió un oportuno aerotaxi rumbo a la zona de comercio de la clase 3, a veintiún minutos de la fábrica.

SILICIUM. (Sci-Fi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora