3-b. Frágil

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La música está padre para ambientar xD no es obligatoria pero se las recomiendo (los dos últimos videos sí van con la historia, atentos)

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3.2: Saldo

Noviembre del 2093

Octubre del año de las crisis cerró sus cuentas con cerca de noventa millones de personas infectadas con el Síndrome del Hombre nostálgico alrededor del mundo hasta el mismo mes, contando a los primeros sesenta como factura total de vidas arrebatadas por la enfermedad; las otras treinta viviendo con el padecimiento controlado gracias a la acción del tratamiento. En lo concerniente a Tokio R., donde el protocolo indicaba aislamiento a las personas infectadas hasta pasado el tiempo suficiente para que el tratamiento les surtiera efecto y su poder de infección disminuía, poco a poco se integraron estos afectados a la vida diaria.

Los infectados que cumplían con la cuarentena, aparte de soportar la letanía del tratamiento y las privaciones que debían hacerse por mandato so pena de cárcel para evitar contagiar a más personas, debían cargar también con la exclusión y la discriminación social. Nadie quería cerca a un enfermo de estos, a pesar de cumplir con todo lo anterior al pie de la letra. Proliferaron negocios y empleos exclusivos para gente "sana" y gente "enferma", porque tener a un infectado en algún local hacía que las personas huyeran y los pequeños empresarios ya infectados resintieron la exclusión. Como en lejanas épocas de segregación racial, el espacio urbano comenzó a fragmentarse y a repartirse. Los trenes magnéticos y los aerobuses comenzaron a tener secciones "para enfermos"; los taxis se reservaban el derecho de atención.

El Callejón Rojo no abriría hasta pasado medio año, se rastrearon y trataron a los clientes y pasado septiembre el paradero de las prostitutas de aquel bar se hizo incierto. Se decía en la ciudad que las habían asesinado por conflictos varios, no precisamente de salubridad. El "nuevo callejón" comenzó a formarse en otra orilla fronteriza de la zona 4 con la 3, aunque esos seis bares puestos al vapor no merecían aún la corona del antiguo.

El asunto de la ya aprobada Regulación de las Artes se sumaba a la crisis social que se hacía cada vez más notoria. Las protestas seguían y por momentos parecía que se volvería una verdadera revolucioncilla. La gente miraba mal estas revueltas porque simplemente odiaba los artistas de clase baja y, además, porque el vocero del gobierno citadino advirtió que las manifestaciones eran un punto próspero para el contagio del Síndrome. Aún así, los artistas e intelectuales resistían y seguían ocupando columnas importantes en el holoperiódico.

La fábrica de detergentes abrió sus puertas para inicios de septiembre y hasta ahora, la racha había sido buena y, para ella, la crisis sanitaria y la paranoia fue muy benéfica. La gente tenía furor por la desinfección y los productos tanto domésticos como especiales para laboratorio se vendían como bocadillos calientes y apetitosos. Hiro Hamada fue aplaudido por todos los trabajadores de la fábrica (inclusive Kyle) y fue premiado con una plaza permanente en la Sección de Ingeniería de la naciente empresa.

Lo había logrado. Ya era un clase 3 de mediano nivel.

Su sueldo final ahora daba para mudarse nuevamente si quería a una cómoda zona de su nueva clase; no obstante, el genio había decidido ser estratégico y comprar y vivir cerca de tres semanas más en el barrio bajo para seguir acondicionando la vieja casa de forma un poco más modesta. Esto lo hizo así desde que se dio cuenta que dicho inmueble ya tenía algo de valor por encima de sus vecinas gracias a las mejoras tecnológicas que le había implantado y no la iba a soltar así de fácil; ahorró una parte de su salario para rentar un buen apartamento clase 3 y, cuando estuviera éste perfectamente arreglado para vivir cómodamente, pondría él a rentar la de clase 4 y así a corto plazo generaría un aporte extra que lo colocaría junto con su ascenso salarial en su tan ansiada clase 2. Por el momento, regresar a la clase 1 era aún una ilusión que no se convertiría en meta hasta conseguir primero pasar las otras dos. Era cuestión de practicar la paciencia y llevar a cabo las cosas de la forma más conveniente.

SILICIUM. (Sci-Fi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora