5 (2/3). Exoesqueleto

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Amoras y amoros, tarde pero seguro. <3

No sé qué tan bien me quedó (siempre ando pensando que hago capítulos chafas, no tengo autoestima creativa la neta), pero ojalá les guste porque ya que no pude editar hasta el domingo me desvelé hoy asies.

Dedicatorias al final sí que sí. 

Va!!



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Cuando a los 26 años, el ya aclamado joven maestro de las ciencias registró, junto con otras quince patentes, la del recién creado Desestabilizador H-734 Para Inteligencias No Orgánicas, los burócratas del Sistema de Patentes del Círculo de la Ciencia se miraron a los ojos, revisaron el archivo más veces de las requeridas normalmente y, con rostros de no entender una palabra a pesar de ser expertos en el tema, se tomaron la libertad de soltar una divertida risa frente a su creador. 

En aquel entonces era un día de extrañísimo buen humor y por eso, Hiro no tomó como ofensivo el hecho de que, incluso para los oficinistas, la idea de un aparato que tenía como función provocar un violento reinicio y restauración en el "cerebro" de un robot era en esencia un tanto escandalosa. De hecho, aquellos entretenidos hombres tuvieron a bien atreverse a externarle al genio que no lograban comprender cómo el mismísimo padre de todas las inteligencias artificiales funcionales actuales se mostrara tan desconfiado de su propia creación, hecha para la ciega obediencia, al punto de procurarse el diseño de una especie de "arma" protectora. Este hecho causó cierta desconfianza en el público por la segunda generación androide sacada a la venta, aunque su efecto duraría poco. De cualquier forma, el aparato se explotó muy poco en el ámbito mercantil y, principalmente, se compraba para utilizarse en las devoluciones de las tiendas o con modelos viejos anteriores al "efecto Hamada", los cuales eran mucho más susceptibles a presentar fallas en su rudimentario razonamiento, aún con la obsolescencia programada que se implementó desde el Flora 3.

Sin embargo, debe mencionarse que dicho artefacto, que a cualquiera le parecería un gasto innecesario de tiempo y planos, fue pensado y manufacturado por la Mente del Milenio para ser usado principalmente en un androide en particular. 

Quién... o qué más: el único que podría atacarlo si lo deseaba.

--Muévete, robot –repitió, haciendo un poco más de presión en el interruptor del desestabilizador.

La risa de los niños esperando dichosamente la repartición de la comida por parte de la Flora de uso en la cocina y el andar de tacones y cuchicheos de las enfermeras se hizo del protagonismo auditivo de la oficina durante unos diez o tal vez quince segundos en los que, ni máquina ni humanos, se animaron a decir otra palabra. Luego de las amenazas de Hiro y el silencio implacable de Baymax, los nervios de Rivera comenzaron a jugarle rudo y hacerle sentir el palpitar de su pecho acelerarse hasta el pánico. A la mente del músico, en un flashazo, vino el recuerdo del japonés franco y entrañable que desayunaba sus primeros chilaquiles frente a sus ojos apenas unas horas atrás y lo comparó con el sujeto de ojos enrojecidos que apuntaba coléricamente con chispas azules a su doctor de infancia. Concluyó, sin saber cómo sentirse al respecto, que su jefe debía ser una persona lo suficientemente falsa como para mostrar dos facetas tan radicales o, sencillamente, Hiro le había vendido un engaño perfecto para seguir ganando su estimación, tal vez como estrategia para seguirse cobrando con el cuerpo como en la noche anterior.

SILICIUM. (Sci-Fi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora