Capítulo 9 (Editado)

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A los 10 minutos de irse Gajeel y todos los demás, llegó Romeo. Un chico bastante joven y con experiencia nula. Así que decido tomar el control de la situación.

—¿Sherry sabes manejar armas? —esta niega rápidamente.— ¿Y tú, Juvia? —también niega.— ¿Sabéis vigilar? —en esto asienten las dos rápidamente.— Sherry en el despacho está el monitor si ves algo sospechoso dínoslo por el walkie takie. Juvia vigila el jardín desde las ventanas ¿Romeo dónde están las armas?

En vez de contestarme se dirige a unos estantes que mueve y aparece una pared con un hueco lleno de armas. Le doy una pistola de calibre pequeño a Juvia y balas para que recargue si es necesario. Romeo hace lo mismo con Sherry, esta cuando tiene su arma se va al despacho. Cojo una arma de calibre más grande y cargadores que escondo en la parte de atrás de mi pantalón.

—¿Hace falta tanta seguridad? —pregunta Romeo.

—Depende si el tío que ha matado a Freed conoce bien a Gajeel sí, porque indicaría que es una trampa y vendrían a atacar esta casa o matar a todos los que han ido. Así que creo que estaremos bien.

Lo veo tragar saliva nervioso, y eso no es bueno si nos atacan podría ser horrible tener una persona nerviosa. Pongo la mesita de café de forma que sirva de escudo, Romeo se encarga del sofá.
El walkie talkie empieza a hacer ruidosos extraños.

—Han entrado 4 coches. —Romeo contesta que hemos escuchado y apaga el walkie.

Juvia se esconde donde le indicamos hace un rato, detrás de unas cortinas, Romeo detrás sofá. En la casa entran dos personas o tal vez tres personas. Se me hace difícil comprobarlo alguien se sienta en el sillón que está enfrente a la mesa de la cual estoy escondida.

—Sólo falta que el jefe se cargué a Redfox y nosotros mataremos a los que vuelvan.

—Mira que son idiotas. Han caído en la trampa. —veo a Romeo hacer la cuenta atrás con sus dedos y cuando cierra el puño. Nos levantamos apuntando a los hombres para mí desgracia hay tres me dedico a apuntar al que tengo enfrente y Romeo al que acababa de hablar.

—Vaya que bienvenida, me siento generoso. —miro al que nadie está apuntando porque dijimos que Juvia se iba a mantener escondida. Lo miro de reojo.— Si os unís a nosotros los dos viviréis.

—Romeo puede aceptar en cambio yo no. —los tres intrusos me miran fijamente.— Yo no soy mafiosa, soy la esposa de Gajeel Redfox. —disparo al que tengo frente a mi en el pecho, le doy una patada en la mano haciéndolo soltar el arma.— Adiós. —Sin embargo no aprieto el gatillo, me distraigo al ver a Romeo en el suelo sangrando. Siento como soy lanzada contra el suelo. Me pisan la mano con la que agarro la pistola.

—Así que la esposa de Gajeel. —me pisa el brazo moviendo su pie de derecha a izquierda. Aprieto mis dientes cerrando los ojos. Oigo un disparo y veo como el hombre que había disparado a Romeo cae al suelo. Más allá veo a Juvia temblando y con el arma humeando.

Con mi brazo herido levanto la pistola y disparo al hombre encima de mí en el pecho. Me siento en el suelo soportando el dolor, me levanto y voy hacía Romeo.

—¿Estás vivo? —pregunto mirándolo respirar débilmente.

—Sí —sonríe débilmente.

—Llamaré a la doctora... —dice Juvia pero los disparos que vienen desde fuera hace que nos volvamos a cubrir.

Con mi pistola intento disparar pero no logro apuntar bien. Las balas vuelan y rezo porque Romeo y Juvia estén bien. Los disparos se detienen de golpe. Oigo pasos acelerados hacia nosotros.

—¡Juvia! ¡Joder! ¿¡Juvia dónde estás!? —escucho los gritos desesperados de Gray.

—Estoy aquí, señor Gray estoy bien. —los veo abrazarse.

Sonrío completamente feliz de ver como Juvia se derrite entre sus brazos. En cambio veo como Gajeel se acerca despacio cepilla toda la sala y se acerca a mi lugar.

—¿Y Sherry? —me pregunta con toda tranquilidad.

—En el despacho. —digo con un nudo en la garganta. Camina hacia donde le indico y se gira para verme.

—Eres demasiado dura para morir. —sigue su camino.

Una pequeña sonrisa se torna en mi cara. Aunque me duela que la prefiera ella antes que a mí.

Gray se acerca a mí con Juvia guardando su móvil. Los dos se hincan a mi lado.

—¿Y Romeo? —pregunto mirándolos con una sonrisa.

—Por ahí tirado. —contesta Gray, Juvia entonces sale corriendo hacia Romeo.— Realmente eres una chica dura. —golpea mi hombro herido y hago una mueca de dolor. — ¡oh mierda!

—Ve a dormir arriba, mañana estarás más tranquila. —oímos hablar a Gajeel con Sherry.

—Ven, vamos a levantarte. —le doy mi brazo bueno a Gray y estira de él levantándome. La primera imagen que tengo al levantarme es Sherry abrazando a Gajeel. Camino hacía Romeo que sigue consciente pero más herido que antes.

—Me alegra verte vivo. —le digo con una sonrisa.

—Estamos vivos... gracias a usted, señora. —su respiración irregular le impide hablar.

—Ya estamos aquí. —me giro para ver a una anciana con el pelo rosa y una niña de pelo azul. —¿Hay más graves a parte del que está en el suelo?

—La otra herida es Levy. —posan las miradas en mí.

—Pero yo puedo esperar tranquilas trabajen con él.

—Gray, reúne a nuestros hombres. —ordena Gajeel colocando bien el sofá para sentarse.

Gray me ayuda a sentarme en el mismo sillón, y luego sale al jardín. Observo como Juvia intenta ayudar a las médicas en todo lo que puede, me siento mal por no poder ayudar.

—Ni lo pienses. —dice Gajeel mirándome desafiante.

—Corre a preocuparte por Sherry mejor. —le digo mientras no quito ojo a lo que hacen con Romeo.

Por el rabillo del ojo veo a un grupo de mujeres y hombres vestidos de negro entrar por la puerta. Gajeel se pega a mí y apoya su mano en el respaldo detrás de mí.

—Gracias a todos por la ayuda, y por salvar vuestro propio trasero. Por vosotros no hemos tenido ninguna baja, enhorabuena. Ahora quiero que averigueis quién coño ha atacado a nuestros aliados. El resto que vigilen la casa, eso es todo.

—¡Sí, señor! —gritan a pleno pulmón y se nota que están orgullosos.

Un hombre que tiene un tupé extraño y un cigarrillo en la boca da un paso al frente. Observo como las médicas se acercan a mi y comienzan a trabajar con mi brazo

—Hablo en nombre de todos cuando digo que no volveremos a dudar de usted, señora. —le miro sorprendida ante sus palabras mientras examinan mi brazo.— Usted se encargó del enemigo que nos pudo dar problemas una vez aquí, no nos importa que haya sido poli ahora es una de los nuestro y la respetamos, nadie volverá a apuntarla con un arma. Recuperése pronto.

—Gracias, os aplaudiría pero ahora mismo no puedo. —digo con una sonrisa

—Pueden retirarse. —dice finalmente Gajeel.

—Tienes una fractura, en el húmero y aplastamiento en la mano. Voy a escayolarte un poco más abajo del hombro hasta un poco más arriba del codo y una venda en la mano que retiraras cuando deje de estar inflamada. Te mandaré pastillas para el dolor.

—Te espero arriba, Levy. —y sin más sube las escaleras.

★★★★★★★★★★★★
¡Hola mis queridos lectores!

En el capítulo anterior no dejé nota final porque tenía prisa y tenía que subirlo rápido. No se preocupen la historia seguirá.

¿Qué creen que le pasa al bipolar de Gajeel? 😤 En el capítulo anterior casi se acuestan y ahora la ignora, ¿Qué le pasa al maldito?

Nos leemos el miércoles.

Saludos y besos de Noa-chan.

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