Epílogo

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Abro mis ojos y me encuentro con mi cama vacía. Vuelvo a cerrar los ojos y durante un rato intento conciliar el sueño, hasta que caigo en la cuenta.

Estoy sola.

Se ha vuelto a ir.

Ha pasado tres meses desde la reconciliación. Llevamos en secreto nuestra relación porque nuestro matrimonio fue demasiado y acabó mal.

Aunque seguimos casados, nadie lo sabe.

Me encantaría que al menos se quedará a dormir conmigo. Salgo de mi cama despidiéndome de mis calentitas sábanas, al bajar por las escaleras froto mis ojos. Cuando miro al salón me sobresalto al ver a la persona en mi sofá.

–¿Cómo has entrado? –casi grito de la impresión.

Me dirijo a la cocina y me serví un zumo de la nevera.

–Gray me envía. –contesta Romeo, mi nuevo compañero.

Sí, Gajeel me metió en su "negocio" para no aburrirme. Ya que no podía volver a la policía.

–¿Qué toca hoy? –pregunto mientras me tomo el zumo de un sorbo.

–Cobrar el impuesto de protección de los clubs. –hace una pausa mirándome de arriba a abajo.– Date prisa en vestirte. Nada de vestirse como el arcoiris. Tienes que intimidar no contarles un cuento.

Bajo mis ropas negras, reservadas para estas ocasiones, al cuarto baño. Salgo vestida de negro y mis botas. Agarro mi casco para salir de la casa.

Conducimos en nuestras motos durante horas cobrando los impuestos hasta llegar al último. Al aparcar en el estacionamiento.

–Pon el arma a mano, la vamos a necesitar. –avisa Romeo mientras coloca su pistola en la cinturilla del pantalón y yo lo coloco en el mismo sitio.

Entramos al establecimiento, nos acercamos a la barra preguntando por el dueño y nos dice que no está. Nos apartamos un poco, para debatir.

–Está mintiendo. –sentencio.– Ha mirado a la izquierda. Indicio de mentira.

–Vamos a la sala VIP. –le agarro del brazo para detenerlo y niego.

–Vamos al piso de arriba.

Me mira dubitativo pero acaba accediendo. Subimos y nos detenemos  en una puerta de la cual procede voces. Sacamos nuestras armas, él se coloca a un lado de la puerta. Pateó la puerta echándola abajo. Y apunto hacia una de las personas que hay dentro.

–¡Bob, quiero el dinero! –grito a pleno pulmón. Sin embargo, me callo al analizar la escena.

Bob, el dueño de Blue Pegassus está atado a una silla. Gray y Gajeel están cerca de él. Mi pistola está apuntando a Gajeel, la bajo inmediatamente.

–Acabo de tener un deja vú. –comenta Gajeel con una sonrisa burlona.

La sangre sube a mi cara rápidamente y el calor viene a mi. El zumo se revuelve en mi estómago.

–Lo siento... –susurro en voz baja para evitar que me oigan.

–Hemos venido porque lleva 5 meses sin pagar, y Gajeel no os cree capaces de hacer que pagué. –comenta Gray apoyado en la pared.

Siento el zumo en mi garganta, me agacho al lado de la papelera y el zumo sale de mi cuerpo.

–La cuestión es que nos pagué no dejarle un regalito. –se ríe Gray.

–Me tomé el zumo muy rápido.

–De todas formas ya hemos acabado, venid a la casa.

Gajeel coge una bolsa que tiene pinta de pesar. Bajamos, Gajeel me echa una mirada de "¿Estás bien?", que contesto con un asentimiento.

Me monto en mi moto, y conduzco detrás del coche. En ciertos momentos la moto se tambalea debido a que me encuentro muy débil. Atrevesamos el jardín y aparcamos en la puerta. Me quito el casco y mi visión se vuelve oscura. Acto seguido estoy en el suelo y la moto sobre mí. Suelto un grito ahogado, al sentirme aplastada.

–¡Levy! –oigo voces a mí alrededor, pero mi mente se apaga llevándome a la oscuridad.

Al abrir mis ojos lo primero que veo es la figura de Gray a mi lado agarrando mi mano con seguridad.

–Hey, despertaste. –besa el dorso de mi mano sonriendo.

–¿Dónde estoy? –digo al no ver la valla que hay en mi cuarto.

–Estás en mi casa, te desmayaste en el jardín ¿lo recuerdas? –asiento y me miró mi pierna izquierda que está decorada con un enorme moratón.

–Voy a empezar a desayunar más fuerte. Seguro que me faltaba alimento. –le doy una sonrisa tranquilizadora.

–Os faltaba alimento. –dice colocando su enorme mano sobre mi vientre.– A partir de ahora tendrás que comer mejor.

–Estoy... –asiente sin dejarme terminar, me llevo las manos a la cara.– Oh Dios mío.

–El padre es Gajeel ¿verdad? –asiento entre lágrimas.– Bueno... Él no está muy feliz al respecto.

Muy cuerpo se queda helado al oír eso. Me levanto de la cama y Gray me tiene que agarrar para no caerme porque mi pierna herida no soporta mi herida. Gray me obliga a sentarme en la cama.

–Levy tienes que estar tranquila, sé que quieres ir a gritarle pero eso no beneficiaría a tu bebé ni a ti. Wendy dijo que debes reposar, la moto te golpeó el vientre. Cualquier movimiento brusco podría ser perjudicial.

–Quiero irme. –consigo decir con un nudo en la garganta.

–Mañana te llevaré a tu casa ¿vale? Hoy mejor que reposes. Le diré a Juvia que te traiga el almuerzo, nos vemos luego.

Gray sale de la habitación sin darme tiempo a despedirme. Me toco mi vientre sonriendo y suspiro.

Voy a ser madre.

Y el padre no quiere a este niño.

Escucho unos golpes en la puerta y entra Juvia. Con mi típica ensalada de frutas. Nos pasamos horas hablando de todo un poco para ponernos al día, hasta que el cansancio hizo mella en mí y Juvia al notarlo salió como alma que lleva el diablo.

Al tumbarme me quedo durmiendo en seguida. No sé cuánto tiempo pasa hasta que vuelvo a despertarme pero no estoy sola. A los pies de la cama se encuentra a Gajeel mirándome fijamente, o mejor dicho mirando mi barriga.

–Quería más tiempo. –habló de repente.– Quería tenerte para mí por más tiempo. Tú y yo por más tiempo juntos. Pero se nos coló un intruso –con su dedo índice apunta mi vientre.

–3 meses teniendo sexo todas las noches, esto iba a pasar ¿no crees? –lo miro con rabia.– Puedo hacerme cargo sola, tranquilo. No te necesito.

–Yo a ti sí. Sólo te pido que abortes a ese bebé, dentro de unos años te daré hijos te lo prometo, pero ahora no estoy preparado.

–No, no pienso matar a mi hijo. –lo miro a los ojos desafiante.– Este bebé va a nacer quieras o no. Tú decides si estar en su vida o no.

–No pienso separarme de ti, nunca más. Lo criaremos juntos aunque no sepa.

–Podemos aprender juntos.

–Solo sí me prometes una cosa. –hace una pausa como pidiendo mi consentimiento.– Siempre juntos

–Siempre juntos.

Y con un beso de amor sellamos nuestro amor y nuestra promesa.

★★★★★★★★★★★
¡Hola mis queridos lectores!

¿Qué tal el final? Seguro que lo odian. Es lo único que me ha salido de la cabeza.

Lo siento por ese final a mí me gustaba más el otro, pero ustedes querían un epílogo y yo se los traje.

Esperen mi historia "Buscando al asesino" estoy terminando de armarla en mi cabeza y pronto comenzaré a escribirla. Tengan paciencia por favor.

Saludos y besos de Noa-chan

Matrimonio por contrato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora