35

1.1K 81 15
                                    

Sin embargo otro día teniendo un gran circulo de pensamientos, me he decidido por escribir otra vez, por escribirle a Milo, una carta como aquella que se empapó aquel día en su casa.
Me hace recordar el año nuevo, fue un día bastante loco, pero me encanta recordarlo y saber que Milo siempre estará allí para mi, siempre lo hará. Según sus criterios y lo que el piensa y dice.

La mañana se hizo larga, con mamá ordenando las cosas para la noche, guardamos cintas y cotillón para lo que se venía en la noche, se supone que iríamos a cenar a la casa de los Manheim; invitación bondadosa de la madre de Milo.
Mamá aceptó por supuesto, era nuevo pasar el Año Nuevo acompañados, siempre desde la muerte de mi padre, hemos pasado todos aquellos años nuevos solas, cenando tranquilas e ir al parque local a ver los fuegos artificiales. Sólo recuerdo un momento en que en las festividades de año nuevo vino mi familia lejana a celebrar con nosotros, pero sólo fue un instante, lo cual es primoroso y bastante triste.

Mamá estaba un poco nerviosa de conocer a los padres de Milo, hace tiempo que no convivía con otra familia en sí, pero ayudé a que se tranquilizara diciéndole que eran personas agradables; porque prácticamente lo eran.

- pues, pueden ser agradables, hija, pero piensa que hace tiempo que no veo a gente de mi edad para pasar el tiempo, y prácticamente yo no conozco a estas personas -. Dijo mi madre.
- pero, es bueno conocer a más personas, mamá, te encerraste en esta casa, en la ida de mi padre, en mí, debemos salir de esto, mamá, la vida sigue -.
- tienes bastante razón, pero aún es muy complicado para mi -.
- lo sé mamá, para mi también lo fue, pero es luchar contra la confianza -.
- esta bien, lo haré -. Dijo sonriendo. Le sonreí. - ¿qué crees que pueda llevarles? -.
- ¿una botella de champán? Y los gorros y lentes, serpentinas que llevas allí -.
- pues si, iré a sacar la botella que tengo en la alacena -.
- claro, mamá, iré a preparar algo -.

Subí las escaleras rápidamente siendo cordial y totalmente determinada. Tomé el bastidor de entre el armario y comencé a ver los matices y el avance de la pintura en sí, solo faltaba la incorporación del blanco para hacer las sombras y efectos para darle vida a la pintura. Comencé con la coraza y terminé con los pies.

Lo dejé cerca de la ventana para que se secara, pues sería un lindo regalo para darle a Milo; ya que venía de mi, de mi mano de obra. Supuse que le encantaría así que lo dejé allí a secar. Dejar que el viento lograra pasar por los tejidos del bastidor haciendo que pasara haciendo que acariciara la pintura y la acicalara.

Finalmente la firmé con mi nombre abajo, pues era una formalidad y se veía bastante bien desde mi perspectiva, así que al secarse por completo la empaqué en una bolsa de regalo.

- un gusto conocerla, señora Smith -. Dijo la madre de Milo al abrir la puerta.
- oh, vamos, soy Margaret -. Dijo mamá sonriendo.
- bien, Margaret, un gusto de conocerte, soy Camryn -. Mamá rió. - ¿cómo te encuentras, querida _______? -.
- muy bien, ¿y usted señora Manheim? -.
- bastante bien -. Dijo sonriendo, miró hacia atrás adentro de la casa. - ¡Milo! ¡Llegó, ______ y su madre! -. Gritó. - adelante pasen, cómo en su casa -. Dijo ella.
Bueno pasé y mamá comenzó a observar todo el entorno. Pude divisar a Milo bajar por las escaleras.
- vaya, estás preciosa -. Me dió un tierno beso en la frente, sonreí. - ¿cómo se encuentra, señora Smith? -.
- muy bien, gracias, ¿y tú, Milo, que tal? -.
- excelente, señora Smith, adelante pase por allí, si me lo permite, le robaré a su hija unos minutos -. Lo miré extrañada. - necesito hablar con ella -.
- claro, Milo -. Asintió.

Yo venía con un vestido bastante adorable, era rosa y pues bastante corto según mi punto de vista, seis dedos sobre la rodilla, ya era demasiado, pero se veía bastante bien, maquillaje especial, y rizos decaían por mis hombros, me coloqué unas ballerinas blancas y unas pantys blancas con puntos negros.
Milo lucia un traje azul marino que se veía bastante bien.

- bueno, ¿y de qué quieres hablar? -. Pregunté.
- las cosas varían, y bueno, sólo quería estar contigo antes de la cena -.
- ¿si? -.
- y decirte que, estamos a una hora de pasar a un año completamente nuevo, aunque no sea un año nuevo en el instituto, será uno en nuestras mentes y corazones, sabes que es así, y prácticamente quiero comenzar este año contigo, cómo aun no somos novios, porque me lo dijiste hace unas semanas, yo quiero que este nuevo año, lo pasemos juntos, ¿quieres ser mi novia, mi acompañante, mi amada, mi dulcinea, mi princesa de la torre? -. Se inclinó y me ofreció una cajita donde había una gargantilla hermosa. Era tan elegante, pero tan simple con sus variadas cincoronollas.

- si -. Dije sonriendo, el se alegró más que yo obviamente, pero era grato el momento.

La cena estaba precisamente espectacular, sin embargo, Milo tomó mi mano después de la cena y me ayudó a subir a algo extraño de la casa que nunca había visto, parecía el tejado, pero había sillas y una mesa.

- este es un lugar que yo con mi padre construimos al llegar, hicimos este lugar para pensar, mamá no sabe de su existencia, pero algún día lo sabrá -. Rió. - te traje aquí, porque con exactitud, aquí, se ven los fuegos artificiales mas hermosos de todo el universo, te lo puedo jurar -.
- pues si tu lo dices, te creo de inmediato -. Sonrió y recordé la pintura. - ah, por cierto, te traje esto -. Dije tomando la bolsa que había traído conmigo, había almacenado la pintura junto con el bolso donde venían los abrigos para mi y mamá, entonces no se notaba lo que había dentro. Milo abrió el regalo y se emocionó.

- vaya regalo, ¡vaya regalo!, es lo mejor que he recibido en la vida, lo mejor, gracias, gracias, gracias, eres la mejor -. Se lanzó a llorar de alegría.

- tranquilo, Milo -.
- es que mira los matices, somos nosotros, con ropa de la época anterior, es genial, un prodigio al arte, lo enmarcaré y lo tendré de por vida, tengo arte de millones de dólares en mis manos -.
- no exageres, Milo -.
- no exagero -. Me tomó por los aires y al bajarme me besó.

Logré sentir aquel beso con el centro de mi alma y mi soplo vital, cuando me separé, miré al cielo.

- Milo, mira, ya comenzó el primer color de abanicos en el cielo -.
- tu me haces sentir abanicos en el cielo, me refiero a los fuegos artificiales -.
- yo también -.
Bailamos al compás del retumbar al explotar el fuego, y luego nos quedamos sentados viendo el espectáculo de luces en el cielo, apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos.

Someday (Milo Manheim y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora