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- si, si, no ocurre, no sabía que no podía cantar -.
- pues cantas muy lindo -.
- ¿de verdad lo crees? -.
- por supuesto, pero de todas formas no debías, te hace forzar demasiado la mente -.
- vaya, no lo sabía -. Sonó mi teléfono.
Contesté.

- ¿si?, ¿diga? -.
- no seas idiota pequeña, ¿estás con el? -.
- no -. Mentí.
- pues bien, te daré un aviso, si sigues con el, serán malos augurios para ti -.
- disculpa, ¿tu eres? -.
- Holiday, cuando lo veas recuérdaselo -. Corté. Mi expresión se veía fría.

- _____, ¿qué ocurre? -.
- esa chica, Holiday, no deja de molestarme -.
-  pues, ¡que maldita! Iré a la oficina policial, esto ya es acoso, está pasando a algo grave -. Agarró su chaqueta.
- Milo, Milo, Milo, ¿a estás horas de la noche? -. Dije un poco desesperada, pero no lo suficiente. - no lo hagas, ¿si?, si quieres mañana o otro día iremos juntos, pero ahora, es muy tarde -.
- lo sé, pero es necesario, ella ya ha pasado mis límites -.
- Milo, deja de pensar en eso, en ella, ya no importa, otro día haremos que se vaya -.
- si, no te preocupes, ______, solo espero que no vuelva a molestarte -.
- créeme, no es grato que lo haga -.
- lo sé bien, no me gusta que ella sea así -.
- entiendo, no deberías preocuparte por ella, digo, si te preocupas, ella más va a tratar de agobiarnos, es preferible que la dejemos hablando sola, para que así se frustre más de la cuenta, y se rinda -.
- buena idea, de hecho, bloquearé las llamadas, ¿sabes cómo se hace? -.
- pues si -. Me dió su teléfono y hice que se bloquearan llamadas, el contacto se llamaba (no responder), lo cual me pareció gracioso.
- bueno, ya está -.
- gracias, _____ -.
- bueno, tengo bastante sueño -. Dije.
- yo también, pero quédate un poco mas -.
- me pondré mi pijama, esta ropa ya me esta agobiando -.
- ve por tu pijama, linda -. Le sonreí.

Me dirigí hacia el guardarropa y saqué mi pijama de gatitos rosa, y me dirigí al baño a cambiarme.
Me miré en el espejo, una imagen, como muchas veces, irreal, pero a la vista muy real, se podría pensar que existe un mundo paralelo tras el espejo, tal como en la película de Alicia en el país de las maravillas. De todas maneras, era 100% improbable, ya que éste solo es un vidrio demasiado pulido, aunque, debo admitir que parece muy real, al menos yo, miro mis ojos, cansados pero a la misma vez alegres.
Uno mismo, es un propio, sé que soy aquella que veo allí, lo tengo claro, pero a la vez no lo soy, es simplemente una ilusión óptica, tal como los matices de colores, simplemente eso, recuerdo, y nunca terminé la pintura que estaba confeccionado, había dejado tirado el lienzo con solo el boceto, traté de colocarme el pijama más rápido, y cepillar mis dientes para evitar que Milo viera mi boceto, no se veía nada bien, así que, al hacer todo, me dirigí a paso acelerado hacia mi habitación, abrí la puerta y Milo estaba allí, viendo unas fotos que tenía colgadas en pared.

- ¿qué haces? -. Dije escabulléndome detrás de el y dandole un abrazo.
- pues viendo las fotos, ósea, tus fotos -.
- bueno allí, estoy en Disneyland junto a mamá y... -. Digo confusa.
- tu padre -.
- ¿mi padre? -.
- si, cuando tenias memoria, pues me mostraste una foto de tu padre y era igualito a ese señor que veo allí -.
- bueno, gracias por ser mi memoria -.
- por nada -.
- ¿me lees un fragmento de algo antes de ir a dormir? -. Dije emocionada.
- esta bien, ¿qué quieres escuchar? -.
- un poco de Rowling, creo que sus historias de Harry Potter, contienen una fantasía apreciada y maravillosa -.
- claro, es muy lindo como argumenta las historias de Harry -.
- tengo todos los libros -.
- ¿si? Yo no, los leía desde la biblioteca, tengo dos o tres en casa -.
- ¿si? -.
- si, ¿quieres que empiece ya? -.
- por supuesto -. Tomó uno de los tomos de Harry Potter y comenzó a leerme.
- ¡Ron!, exclamó Harry, subiéndose hasta la ventana y abriéndola para poder hablar con él a través de los barrotes, Ron, ¿cómo has logrado...? ¿Qué...? A Harry se le quedó la boca abierta al darse cuenta de lo que estaba viendo. Ron sacaba la cabeza de la ventanilla trasera de un viejo coche de color turquesa que estaba estacionado ¡en medio del aire! Sonriendo a Harry desde los asientos delanteros, estaban Fred y George, los hermanos mellizos de Ron, que eran mayores que él -. Pues es lo único que le alcancé a escuchar.

Desperté extrañada, ¿qué horas serían? Más de la cuenta quizás, miro mi reloj y son las seis y veinte de la mañana, miro hacia mi lado, y veo que hay un bulto, se mueve, miro más de cerca, es un hombre, ¿hombre? ¡Hombre!, ¿Milo?, ¿¡qué!? ¿Habíamos de dormir juntos?

Someday (Milo Manheim y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora