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Mamá me llevó al salón de belleza a hacerme la manicura y pedicura, también allí me hicieron un peinado hermoso, bastantes rizos que parecían hermosos cabellos angelicales, la obra de la estilista había sido preciosa, luego la maquilladora me retocó preciso y maravillosamente, sentí que nunca en la vida me había visto tan bella, lucía como la verdadera princesa de la que siempre hablaba Milo al citarme. Luego mamá me acompañó a buscar el vestido que había elegido para mi y los zapatos.
La tienda era gigante, y muy elegante, con asistentes vestidas con su respectivo traje, una de ellas, de estatura no muy predilecta, la señorita me llegaba al hombro, de cabello completamente negro, como azabache, así de negro, labios excesivamente rojos y la base que llevaba puesta dejaba ver sus poros, dientes blanquísimos y muy rectos, nariz respingada, ojos color miel, con borde amarillento, delgada y con atributos.

- ¿en qué puedo ayudarles, señoritas? -. Dijo sonriendo.
- bueno, vine por el vestido Blea Rose que encargué ayer por internet -.
- si, si, sígame -. La seguimos y fue hacia un lugar bastante dialecto, y vi el vestido más hermoso que mis ojos han visto, era rosa, tan entallado, tan perfecto, casi mi corazón explota de tanto que lo quería, aquel era el famoso Blea Rose, sin esperar me lo probé, lucía preciosa, como un ángel, gracias al peinado y al maquillaje y sin olvidar la Manicura que era casi parecido al color del vestido, al verme al espejo, mamá entro y golpeo la puerta del probador, abrí y vi como le brillaban sus ojos.

- vaya, hija, luces como una princesa, aunque ya lo has sido toda mi vida -. Me abrazó, contuve el llanto ya que arruinaría el maquillaje. Me tendió los zapatos que eran del mismo color del vestido y eran preciosos taco casi aguja y con cintas hasta mitad de pierna, como las bailarinas de ballet, algo parecido, pues, me entregó la cartera que era del mismo color del vestido, y así salí de la tienda, vestida así, ya era hora de salir, nos dirigimos a casa para esperar a que llegara Milo, y mamá me observó completamente.

- hija, espera, te falta una gargantilla, yo tengo una de mi boda con tu padre que me gustaría que usaras, y claro, unos aretes -. Fue corriendo hacia su habitación y regresó segundos después, me mostró la gargantilla y los aretes.

- mamá, pero no puedes dejar que me lleve esto, es hermoso, completamente, debe ser muy caro -.
- pero, hija, quiero que lo uses, vas a salir de el instituto donde sólo estudiaste, deja boquiabiertos a todos, eres hermosa, preciosa, y todos lo verán hoy, ya sabrás-.

Me coloqué la gargantilla e aretes en frente del espejo y me miré, lucía tan linda que hasta yo lo vi, hasta yo vi lo bonita que me veía, se que suena egocéntrico, pero es la verdad.

Alguien golpeo la puerta, aquel debería de ser Milo, me asusté, demasiado.
Mamá abrió.

- felicidades, prima, en tu graduación, atesóralo, ya que es un hecho muy importante en la vida de una adolescente -.
- gracias, primo -. Lo abracé.
- ah, y por cierto, se te olvidaba esto -. Me tendió los guantes largos y rosas.
- gracias -. Me los coloqué y Milo estaba mirándome con los ojos vidriosos.

Caminó hacia mi.

- oh, Dios mío, hermosa princesa, musa que llegó desde el cielo otorgada por los dioses para acompañarme esta noche -. Besó mi mano a través del guante.
Trajo rosas, mamá las atendió y las colocó junto con los claveles.

- bueno, vuestra carroza esta aguardando -. Dijo, y noté que tenía guantes blancos, Milo se veía bastante elegante, con su traje gris, corbata verde, zapatos elegantes, aunque pantalones ajustados, pero no demasiado, aún así se veía elegante.
Salimos de la casa, pero mamá nos tomó una fotografía antes, salí tomada del brazo de Milo y noté que afuera había una limusina blanca de cuatro estaciones, quería llorar, abracé a Milo, y lo besé asombrada.

- ¿qué esperaba bella princesa? Usted se merece más, pero es lo que pude pagar -.
- ¡Milo! ¿¡Bromeas!?, esto es un sueño -.
- tu eres mi sueño -. Dijo.

Nos subimos a aquella limusina cómoda, no conocí al conductor, pero de seguro Milo lo conocía, y habría de tener un nombre como Augustus o Harry, me imagino aquellos como nombres de conductores de limusinas, con guantes blancos y sombrero.

Llegamos al instituto, todo se encontraba precioso, la decoración, de lo más soñado, pero aún así no quería salir, me sentía nerviosa, muchísimo.

- ¿no quieres salir, princesa? -.
- no lo sé, Milo, estoy muy nerviosa -.
- no debes estarlo, querida, ven, acompáñame, no te dejaré sola -.
- de verdad, muchas gracias -. Tomé su mano y salió por la puerta del otro lado y abrió la mía. Me tomó la mano y salimos.

Todos miraban boquiabiertos, nosotros éramos el centro de atención, lo cual me ponía más de nervios, pero nada.

Bailamos toda la noche, fue algo soñado, estábamos mirándonos con absoluta intensidad, a punto de juntar nuestros labios en unísono, provocando melodías dentro del cuerpo.

- estaremos juntos por siempre -. Dijo Milo antes de darme un beso.

Yo miré hacia abajo, estuve cabizbaja para impedir ese beso, me sentía mal, absolutamente, Milo cree que estaremos juntos para siempre, yo iré a otra universidad mucho mas lejos, y de seguro el conocerá a otras chicas, es el chico más guapo que he visto, puede conseguir cualquier chica, es talentoso, caballero, romántico, guapísimo, inteligente, ¿qué chica no lo querría?. - ¿qué ocurre _________? -.

Tenía que decirle.

- Milo, lo lamento, no podremos estar juntos por siempre, tengo una noticia que darte, iré a vivirme a Massachussets al menos por cinco años y me iré pronto, quedé en Hardvard, Milo, la universidad de mis sueños, créeme que si no voy allí,
No sería como lo he deseado desde siempre, tengo que seguir mis sueños, y yo entiendo, Milo, eres guapísimo, un hombre talentoso, caballeroso, te admiro, admiro tú inteligencia, tu misericordia, tú humildad, te amo, pero debo cumplir mis sueños, encontrarás a alguien mejor que yo, lo sé, porque, ¿qué chica con cerebro no quisiera estar contigo? -. Comencé a llorar y el también. - lo lamento Milo, te amo mas que todo en la vida, pero debo irme -. Salí corriendo de allí y oí como me gritaba.

- ¡________________! -.

Pero era una especie de tortura, esperaba irme rápido de aquí, esto dolió mas de lo que había pensado, pero así debía ser.

Someday (Milo Manheim y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora