Derek se encontraba en su habitación, moviéndose entre la oscuridad que aún se adueñaba de la casa. Su pijama de seda yacía sobre el colchón, esperando a que su dueño la usara, pues éste todavía estaba ocupado en ordenar unos cuántos papeles que tenía esparcidos sobre el suelo debido a su mala responsabilidad por acomodarlos. Encontraba los papeles a tientas, tan sólo guiándose por el tacto de sus manos porque sus ojos en ese momento eran inservibles ante la negrura.La fuerte tormenta seguía retumbando en el exterior, iluminando el cielo de vez en cuando debido a los violentos rayos que causaba la misma. Aquellos sonidos tan estruendosos que hacían bailar hasta las raíces del árbol más viejo; sonidos que parecían gritos ahogados por la lluvia.
¿O es que en verdad eran gritos?
Derek dejó de hacer su labor gradualmente, girando su atención hacia donde él sabía se encontraba la puerta. No veía nada, pero sí podía escuchar, y estaba seguro de que había oído algo además de los gruñidos de los relámpagos.
– ¿Stiles? – fue lo primero que se le vino a la mente, sabiendo que el chico le temía demasiado a las tormentas y que quizá le estaba pidiendo ayuda.
El azabache ni siquiera dudó en adentrarse a la oscuridad del pasillo, rozando las paredes con las yemas de sus dedos para poder ubicar sus pasos. Dejando a la lluvia aparte, la casa se hallaba en un silencio espectral, casi ensordecedor, tanto, que hasta Derek era capaz de escuchar su propio pulso. Quizás eso sólo era imaginación suya, creada por el miedo y la ansiedad que sentía al estar rodeado de absoluta oscuridad, y por el pensamiento de creer que Stiles le estaba llamando en gritos bajos.
Quería darse prisa, pero simplemente sus piernas no respondían como debían; le temblaban con cada paso que daba, y estuvo a punto de caerse un par de veces al no poder ver nada.
A pesar de eso, con duras penas, Derek logró llegar al living, poniendo ambas manos sobre el respaldo de uno de los sofás, el que estaba más cerca de él, y suspirando algo agitado gracias a su nerviosismo.Y para colmo de su asustado corazón, el teléfono, que se encontraba sobre una de las mesas del living, sonó repentinamente en aviso de que una llamada estaba entrando a la línea; cosa que obligó a Derek a dar un pequeño sobresalto antes de caminar unos cuántos pasos para coger el teléfono y responder la llamada con un susurro.
– ¿Si? ¿Quién habla? – preguntó el azabache una vez que la pequeña bocina estuvo sobre su oreja derecha.
– Soy el doctor Deaton – respondió el hombre, oyéndose algo aterrado –. A juzgar por tu voz, eres Derek – siguió diciendo Deaton, no dejando que el profesor le contestara –. Escúchame atentamente, Derek...hay un problema, y no fue culpa mía – informó, tomando una bocanada de aire, queriendo tranquilizar esas sensaciones de alerta que tenía.
– ¿Qué sucede? – Derek aprovechó ese par de segundos en los que Deaton se quedó en silencio, pero inmediatamente después de plantear su pregunta, y sin opción de preguntar más, Derek se limitó a escuchar al doctor.
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¡Silencio!
Mystery / ThrillerMieczyslaw Stilinski, es un chico de 16 años que sufre de autismo, quien se ve mucho más afectado por su enfermedad tras un trágico incidente. John, su padre, llama a un educador particular para que éste ayude a su hijo con aquella enfermedad, ya qu...