Rostro

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Llegué a mi casa, si ninguna botella de Vodka entre mis manos, pero si con un peso menos sobre mis hombros.

-Las dos de la madrugada... Debería dormir...

Tiene sentido que fuera tan tarde, cuando yo salí, ya había oscurecido, me dirigí hasta mi cama y me dejé caer, a los minutos me quedé dormido, con un mal presentimiento.

Los días pasaron así, Genji de vez en cuando venía a visitarme, pero ese peso que tenía sobre la espalda no se iba, algo me daba... Miedo, y yo nunca me imaginaría lo que era.

-Quiero que investiguen todo sobre este hombre... - Les extendió una foto y en ella se iluatraba el rostro de McCree.

-Como usted ordene - Salieron de la habitación.

-Nadie de tan baja clase puede acercarse a la familia Shimada...

Pasó la noche rápidamente, la tenue luz del sol apareció junto con la nieve y un poco de lluvia.

-Que dolor de cabeza...

Estos ultimos días no eh tenido la oportunidad de dormir bien, me siento enfermo sin ninguna razón.

Me levanté de la cama, y me asomé por la ventana, la calle desolada, como siempre.

No me sentía con fuerzas para salir, pero estaba aburrido, y a parte, no había nada para beber.

-Lo tenemos... - Un hombre extraño vigilaba a McCree desde sus puntos ciegos, luego se retiró hasta un lugar más lejano, el hogar del clan Shimada.

-¿Y bien? - Preguntó una voz ronca, el lider del clan.

-Tenemos su ubicación, y en donde esta viviendo.

-Buen trabajo, dejen toda la información en mi oficina... Pueden irse - Pensó un momento - Ah, y esperen, necesito que le envien algo a mi querido hermano...

Genji se encontraba desayunando, mirando las fotos en la vitrina, cuando terminó, se dirigió a su habitación.

-Athena, ¿Algo nuevo?

-Tiene una notificación de alguien anónimo.

-¿Anonimo..? Muestrala en la pantalla principal.

Lo que vió lo aterrorizó, eran todos los datos de McCree, su número, dirección, edad, todo, junto con una nota.

«¿No entiendes, verdad hermano

-¡Hanzo..! Gracias Athena - Genji salió y condujo hasta la casa de McCree lo más rápido que pudo.

Decidí caminar un poco por mi casa, hasta que pasé por la puerta de mi antigua oficina, cuando la abrí, todo estaba cubierto de polvo, puesto que no había entrado desde hace tiempo, siempre me la pasaba en la sala o en mi habitación.

-Debo limpiar este lugar...

Al entrar, investigué un poco en los muebles, tenían bastantes cosas que yo no recordaba, libros que ya estaban leídos y algunas fotos, de entre ellas, una bastante melancólica para mi.

-Olivia...

Sostuve el marco con la foto, y recordé muchos de los momentos más felices de mi vida, todos junto a ella.

-¡No me llames Olivia!

-¿Pero porque? Es un nombre hermoso...

-P-pues gracias... ¡Pero solo dime Sombra!

Reí para mi mismo.

Nieve (McHanzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora