Pensamientos

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Hana dió indicaciones por separado a cada uno de los ingenieros, así que por lo tanto me fue inebitable escucharlas, pero confiaba en ella.

-McCree, Hanzo, es mejor que pasen el tiempo solos, les hará falta - Ella nos sonrió - Me quedaré con Genji para supervisar, suerte.

Ella sabía que los problemas nos atormentaban a cada paso, y por ello nos dio una oportunidad de olvidalos por un día.

Ambos salimos sin reprochar, terminamos en el centro, donde el me tomó de la mano.

-¿A donde deberíamos ir? - Me preguntó.

-Al balcón - Dije sin pensar.

Nos dirigimos al lugar, el viento no tardó mucho en tocar suavemente nuestros rostros. Preferí quitarme el sombrero y contemplar el paisaje frente a mi. Era naturaleza pura sin más, simple, bella.

-Hay todo un mundo que aún no exploramos - Hanzo cerró los ojos.

-Me gustaría explorarlo junto a ti - Puse mi mano en su mejilla, deslizandola lentamente.

Las hojas moradas de las flores silvestres que se enredaban en los  arboles caían con gracia sobre nosotros, el tiempo paró frente a mis ojos. Viendolo en un paisaje como este, la apariencia de Hanzo cambio a una que me enamoró más de lo que ya.

Se notaba tan puro, tan calmado, la apariencia que cargaba sobre sí de lider de un clan amargado era totalmente erronea. El, posee los más bellos sentimientos, reprimidos por las enseñanzas de su padre.

-Te amo - Dije sin más, estaba reprimiendo esas palabras dentro de mi sin saber porque.

-Lo sé - Sonrió.

El cielo se aclaró, su color azulado no era demasiado fuerte, pero tampoco podía decir que estaba nublado, era tenue, como la piel de mi amado.

-El mundo nos espera, no podemos renunciar - Se soltó el pelo, el cual fue levantado con suavidad por pequeñas rafagas de viento.

-No pienso renunciar a ti - Tomé su rostro entre mis manos, mirando fijamente sus ojos, esos oscuros y bellos ojos que me volvian loco - ni a nuestro futuro.

-Es una promesa... - Puso su mano sobre las mias, que seguian sobre su rostro.

En lo profundo del metal que cubria mi mano y brazo, pude sentir su calor, con el era más que suficiente para sentirme calmado, relajado, y amado.

No podía pensar en otra cosa que no fuese el, sus manos, sus labios, su cabello, sus ojos, su rostro, todo era mio, y aún sabiendo eso, no me sentía digno de poseerlo, nadie lo era, al menos era lo que yo pensaba.

-McCree, hay tantas cosas que me gustaría decirte, y creo que es el momento adecuado - El tono de su voz era calmado - tal vez la forma en la que nos conocimos no fue la adecuada, y realmente me arrepiento de ello, pero gracias a eso es que ahora estás aquí, quiero agradecerte por perdonarme, siento que no lo merecía, pero confiaste en mi, te enamoraste de mi así como yo de ti. Sin quererlo te conocí más de lo que se suponía, y me enamore de tu pasado, de tu historia, pude comprenderla, y más que repararla, mi objetivo desde aquella vez que te busqué fue crear un futuro capáz de cambiar tu memoria, mi objetivo sigue en pie, y por lo mismo no pienso dejarte solo.

Sus palabras hicieron estallar una bomba de emociones dentro de mi, pero no me impidió responder.

-Hanzo, yo me enamoré de ti por una simple razón... Sabía que ocultabas millones de pensamientos detrás de tu frialdad y amargura, quería descubrir que había detrás - Sonreí - Cuando fuiste con Genji descubrí todo lo que escondías, tu desición, tu valentía, tu honestidad, todo sin duda alguna me enamoro.

-Contigo no puedo evitar mostrar mi lado fragil y calmado, porque sé que lo cuidarás - Se acercó a mi, abrazandome.

Sonreí rodeandole con mis brazos.

-Más que  a mi vida, tenlo por seguro.

Estuvimos algo de tiempo sentados sobre el balcón, mirando lo que nos rodeaba, sosteniendo nuestras manos y aprovechando cada segundo de tranquilidad que recorría, sintiendo que iban a ser los ultimos, aunque ambos lucharíamos para que no fuese así.

Nadie se podría entrometer en el futuro que yo juré construir.

El sol comenzaba a esconderse entre las montañas y desde nuestra perspectiva, estaba en la punta de los arboles, el arrebol en las nubes era precioso, nunca me había tomado el tiempo de ver con claridad un atardecer, o más bien dicho, no se me había dado la oportunidad.

-Lamento no poder darte más que una simple vista a la naturaleza - Dije cerrando los ojos, el se recargó en mi hombro.

-No necesito más, ni si quiera una simple vista a la naturaleza, contigo me basta, eres una maravilla que había estado escondida durante muchos años, y puedo decir que tengo la fortuna de que ahora este en mis manos.

-Tu pensar es lo que más me enamoró, Hanzo.

Ambos cerramos los ojos, el aire se tornaba frío, anunciando que la noche se acercaba.

La oscuridad caía sobre nosotros, junto con pequeños destellos que brillaban cual luciernagas, las estrellas.

El leve sonido de los grillos se esfumaba de entre los arboles, de alguna manera me relajaba el silencio casi total que había, acompañado con la textura de la piel de Hanzo sobre mi hombro.

Cerré mis ojos tiempo después de contemplar a detalle mi alrededor, estaba cansado, y pude notar que Hanzo se durmió, no tuve más remedio que cargarlo con delicadeza intentando no despertarlo hasta el cuarto, donde ambos dormimos con tranquilidad.

Nieve (McHanzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora