Desperté demasiado temprano, el reloj que se encontraba sobre la parte alta de la pared de enfrente, marcaba las 6 de la mañana, Hanzo estaba a mi lado, completamente dormido, y con su pelo largo y sedoso cubriendo toda la almohada.
Me levante despacio intentando no despertarlo, tomé mi Peacekeeper y me dirigí afuera, todo estaba vacío, excepto por los guardias en las puertas.
Caminé hasta uno de los pasillos que había por ahí, al fondo del mismo se encontraban unas grandes puertas de jade, con un letrero encima de ellas que mencionaba:
«Zona de entrenamiento»
Me acerqué y al instante una voz robótica me hablo.
-Jesse McCree, muestre su arma por favor.
Desenfundé mi revolver, una luz salió de entre la puerta y el letrero, analizándome de pies a cabeza.
-Acceso permitido.
Las puertas se abrieron lentamente, camine hasta el interior, asombrándome con a penas mirar lo que se encontraba frente a mi. Era una sala inmensa armada con todo tipo de artefactos para entrenamiento. Campo de tiro, entrenamiento con espadas, área de ejercicios, de todo.
En la pared de al fondo, se encontraban pequeñas puertas con armas y armaduras. De entre todas ellas, destacaba una que se encontraba justo en medio, construida a base de Jaspe, con detalles de cuarzo rosa.
Su contenido no se podía a preciar desde afuera como las demás, era hermosa y misteriosa, lo cual me hacia querer saber mas sobre ella. Me acerque lentamente, sus detalles eran finos y pulidos, sin embargo, cuando me acerque lo suficiente, escuche la puerta de entrada abrirse detrás de mi.
Voltee, era Hana quien ingresaba, al verme, solo sonrío.
-Parece que la descubriste por ti solo... Pensaba enseñárselas esta tarde - Camino hasta llegar a mi posición.
-Si, me levante algo temprano y decidí explorar...
-En ese caso esta bien... ¿Mirabas mi almacén? - Dijo mientras tocaba la puerta delicadamente con una de sus manos.
-Así que es tuya...
-Aquí descansa mi único y mas fiel armamento, pero nadie puede verlo, a no ser que lo use en combate.
-¿Que tipos de armas usas?
-Cañones de fusión.
-¿No se supone que son demasiado pesados?
-Su peso no se compara a su poder, así que puedo soportarlo.
Ahora comprendía con mas exactitud porque alguien como Doomfist se fijo en ella.
-Debo admitir que soy tu admiradora McCree, tu puntería siempre fue exacta, desde pequeña me inspire en ti para mejorar.
-¿En mi? - Me quede con la boca abierta.
-Así es, Hanzo tiene suerte de tenerte a su lado, cuando lo conocí era un chico frío y carente de sentimientos, parece que lo ablandaste.
-Pues, lo conocí porque intento matarme, así que no dudo que fuera así.
-¿Matarte? ¿Como pasaron de un extremo a otro?
-Ni yo lo se, solo paso.
-¿Te pareció atractivo?
-Mas que eso... El es un hombre bueno en el interior, detrás de toda esa seriedad existe alguien que es capaz de amar, y yo fui el afortunado.
Hana me sonrió, mirando el techo.
-Ambos se complementan, lo e notado... Hanzo necesitaba alguien que le diera una razón para seguir sus verdaderos principios, y ese fuiste tu Jesse.
Mis pensamientos divagaban sobre mis recuerdos, Genji me había comentado diferentes cosas sobre Hanzo, y uniéndolo de esa manera tenía sentido.
-De alguna manera siento que Hanzo me complementa más de lo que yo a el...
Hana se acercó y puso su mano en mi hombro.
-Ya es tarde, ve con el.
Asentí y salí de la habitación, mientras ella se acercaba a la puerta de Jaspe.
Caminé por lo largo del pasillo hasta llegar a las habitaciones, cuando entré, me encontré con la mirada de Hanzo sobre mi, acababa de despertar.
-Buenos días... - Dijo algo adormilado, mientras se tallaba los ojos.
-¿Amaneciste bien? - Me senté sobre la cama, a su lado.
-¿Te levantaste muy temprano?
-Algo así...
Puso su mano sobre la mía, mirándome con tristeza.
-No lo hagas... - Me respondió con voz temblorosa.
-¿Hacer que? - Sujete su mano con fuerza.
-Enfrentarte a el, Doomfist... - Recargo su frente en mi hombro.
-No me pasara nada... No soy tan débil.
-Todo Overwatch pensaban lo mismo... Olivia también.
Me quede callado, tenia razón, pero me molestaba que lo dijera como si nada.
-Por favor, solo no lo hagas, ¡Hana puede decirle a cualquier otro-! - Lo interrumpí.
-Lo haré, es mi problema y no pienso arriesgar a nadie mas - Me levante, sentí su mano tomando mi camisa, pero lo ignore y salí.
Camine sin rumbo alguno, puesto que mi cabeza estaba distraída en otros asuntos.
El nombre de Olivia resonando de entre las penumbras de mi mente no me dejaba espacio para nada mas, las imágenes de su muerte acompañadas de sus ultimas palabras... Me hacían un agujero en el pecho, impidiéndome respirar.
Las lágrimas caían lentamente desde mi mejilla hasta mi mentón, el solo pensar que no pude proteger a las personas que perdonaron mis males y me llamaron "familia"me hacia sentir inútil, yo debí morir.
-¡McCree!
Sentí unos brazos rodeando mi torso detrás de mi, sabia que era Hanzo.
-Lo siento... - Me dijo, mientras yo volteaba a verlo.
-Se que quieres protegerme, yo también quiero protegerte a ti, pero esto es mi responsabilidad.
-Eh estado solo casi toda mi vida por mis malas decisiones, no pienso cometer lo mismo de nuevo McCree.
-Lo mismo digo.
Acerco su mano a mis mejillas, limpiando mis lágrimas con la yema de sus dedos.
-No vale la pena pelear por ello.
-No es una discusión que alguno de los dos pueda ganar.
Me acerque a su rostro y deposite un beso corto, definitivamente no podía estar enojado si se trataba de el.
Estando a su lado me di cuenta de que todo lo que pensaba respecto al amor era erróneo, un ejemplo de ello es que no necesitas saber todo lo que esa persona posee para amarla, con mirar su pasado, apreciar su presente y llegar a comprenderlos es suficiente. No mires el futuro, ni lo desarrolles por ti mismo, deja que el presente juegue a su favor y disfruta el tiempo que este te da.
Nos separamos, el me miro a los ojos, nadie dijo nada, pero no hacia falta, las acciones demuestran mas que cualquier "te amo".
El momento termino en cuanto la voz de Hana sonó al lado nuestro.
-El esta aquí - Dijo seria.
ESTÁS LEYENDO
Nieve (McHanzo)
FanfictionLa sangre se mezclaba lentamente con la nieve en el suelo, mientras el humo de mi tabaco cubría el cielo y tus brazos rodeaban mi cuerpo con dulzura y amargura.