El día libre pasó increíblemente rápido y bastante más tranquilo de lo esperado. Tranquilo en el sentido en lo que a labor se refiere, porque mentalmente estaba de todo menos calmado. Había pasado más de 3/4 partes del día pensando en el desorden mental que le poseía. Ese desorden que solo podía tener un nombre: Todoroki.
A decir verdad, no le causaba ningún bien pensar tanto en un «qué pasaría», «cuándo le volvería a ver», «cuándo aceptaría lo que siente», «cuándo sería capaz de hablar todo esto», y una larga lista de preguntas en las cuales la respuesta se encontraba en blanco.Sentado en frente del escritorio, con la libreta abierta, era incapaz de centrar todos sus sentidos en los apuntes. Jugaba con sus propios dedos, entrelazándolos una y otra vez, sumido en sus pensamientos. De nuevo era incapaz de concentrarse en sus obligaciones.
—Qué ganas tengo de explotarle la cara a alguien... —bufó.
Dejó los estudios de lado, dirigiéndose a la cama, sentándose en la misma abrazando la almohada.
—No te soporto —se quejó entre dientes.
De nuevo volvió a mirar el móvil situado sobre la cama. Aún no había pensado respuesta para el heterocromo y, sin demasiadas ganas, le escribió lo primero que le pasó por la cabeza.❝¿Tienes algún problema con mi forma de ser?❞
No esperaba respuesta por parte del adverso, pero se mantuvo en línea, pensando en por qué narices tenía que estar así por alguien que se había ido, por alguien que en su día había odiado.
Jugó con el teléfono, dándole vueltas. Esperando, tal vez, una respuesta.❝No, yo no tengo ningún problema. En todo caso, el que los debería tener eres tú, Bakugō.❞
Sonrió ladino, jugando de nuevo con el móvil en cuanto hubo leído la respuesta.
Si tenía que ser sincero con él mismo, sabía que esos pequeños ratos en los que hablaba con Todoroki era cuando más relajado se sentía, como si el conversar fuese algún tipo de sedante o la calma después de la tormenta, esa tormenta que eran sus propios pensamientos.Buscó una posición más cómoda en la cama para seguir hablando y respondió al dichoso mensaje.
❝¿Yo? Qué problemas voy a tener...❞
❝Tú sabrás... ¿Qué tal te encuentras? Después del ataque en la academia, digo.❞
❝Perfectamente.❞
❝¿No te hicieron daño?❞
❝Bah, qué va.❞
❝Bueno, bueno.❞
❝Y tú qué... Haciendo el vago por China, ¿no?❞
❝Pues te equivocas. Voy a clases y entreno todos los días.❞
❝Eso es que no tienes intención de volver a la academia por lo que veo.❞
❝Qué preguntón estás hoy, ¿no?❞
Frunció el ceño y chasqueó la lengua. No le gustó para nada esa pregunta. Ahora sí tenía ganas de darle un puñetazo y dejarle marca, pero en el otro ojo.
Le dejó un poco desorientado y no sabía qué responder. La verdad, estaba bastante más calmado que de costumbre, sumándole que todo lo que quería preguntarle llevaba tiempo reteniéndolo y, tarde o temprano, era obvio que iba a explotar y preguntar directamente. O no tan directamente.❝Será el cansancio y que no tengo nada que hacer.❞
❝Búscate otra excusa, porque esa es bastante más que mala.❞
El blondo se mordió el labio inferior, tratando de retener una sonrisa entre rabia, graciosa y un: «Huy, me ha pillado» que le daba vueltas por la mente. Hecho que, en cierto modo, le hizo reír.
❝¿Qué dices?❞
❝Que si tienes ganas de saber si voy a volver, solo necesitas preguntarlo... No te voy a morder, ¿sabes?❞
❝Rodó los ojos y sacudió su cabeza, no se podía creer que le estuviese tomando el pelo así, pero esas pequeñas tonterías le hacían un poco más feliz.❞
❝Me importa una santa mierda cuándo vuelves.❞
❝Yo creo que no.❞
❝Yi crii qui ni... Mimimi...❞
❝Ya empezamos, pareces un crío.❞
❝Que te jodan, Todoroki.❞
❝Yo también te echo de menos, Bakugō.❞
—¿Qué acaba de decir? —se preguntó.
Seguramente el heterocromo le estuviese tomando el pelo todo el rato. No se podía creer lo que estaba leyendo, pero el pinchazo en el estómago, su inocente sonrisa y su reacción al morder la almohada, hablaron por sí mismas: le gustó lo que había leído.
❝Que te jodan otra vez.❞
❝Buenas noches. Mañana madrugo y tú también.❞
Y ahí se quedó la conversación. Con el de orbes escarlata abrazándose a sus rodillas, pensando en si lo había dicho de verdad, si realmente le echaba de menos. En cómo le gustaría que le dijese esas mismas palabras cuando se volviesen a ver.
Dejaría de pensar en si era verdad o no, se tumbaría y pensaría en otras cosas si su cabeza así se lo permitía y dormir.—Es lo más bonito que he leído en mi puta vida —bisbiseó tapándose el rostro con ambas manos.
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Te echo de menos, idiota (hiatus)
Fanfic¿Qué pasa cuándo alguien que se supone que odias se va? No dicen que, cuándo pierdes algo o alguien, ¿valoras más haberlo tenido indiferentemente si era de tu agrado o no? Y sobretodo, ¿Qué pasa si has estado tiempo confundiendo sentimientos? Inici...