Tenía que entrenar, pero el agotamiento tanto mental como físico, le dejó inmóvil sobre la cama.
No quería saber nada sobre ser héroe, ni siquiera de Deku, al cual tenía que responder todavía. Solo quería saber qué hacer con todo el cacao mental que cargaba y le daba igual todo lo demás.
No solo se había quitado un pequeño peso de encima al confesarlo a Midoriya, si no que le quería ofrecer su ayuda. Un chico que, al igual que él, nunca se había enamorado. O al menos eso creía.
«Tengo que responderle o quedaré como un idiota...» pensó, pero no era el momento, puesto que tampoco sabía qué decirle.
Sin pensarlo dos veces, tomó el móvil y escribió lo primero que se le pasó por la cabeza:
❝Deku, deja las disculpas, ¿quieres?❞
Envió creyendo que así estaba bien y, al echar para atrás en la lista de chats, vio que Todoroki había puesto una foto suya. Bastante reciente a su parecer, ya que le delataban las letras de atrás. Era China.
—Aún estás ahí... —susurró.
Miró la foto detenidamente. Centrando sus orbes carmesí en la figura de Todoroki.
Se guardó la foto y pasó a la galería, ampliando la imagen. Viendo más cerca ese semblante serio tan característico del joven heterocromo.
Deslizó el pulgar lentamente por la pantalla, como queriendo tocar el rostro del medio albino. Un rostro que no sabía cuándo volvería a ver personalmente.
Centró su mirada en la cicatriz. Esa cicatriz que era parte de una dura infancia, pero suya. Haciéndole más especial aún. Esos ojos que, aunque no se veían con nitidez en el teléfono, sabía que en cuanto pudiese verlos se perdería en ellos. Ese cabello que deseaba alborotar, mezclando los mechones dispares y "Eh, mitades. Bienvenido otra vez"... Era un todo y nada a la vez. No podía hacer más que haberse guardado la imagen para verle de vez en cuando.
Dejó caer el móvil sobre su pecho y llevó ambas manos sobre su propio rostro. Notando como una lágrima se deslizaba hasta llegar a la almohada.
—Te echo de menos, idiota. De verdad que te echo de menos —murmuró.
Se mantuvo así unos instantes hasta decidir levantarse de la cama y proceder con algunas rutinas básicas, pero al final siempre acababa pensando en él como si su cabeza no tuviese nada más que hacer.
No tenía hambre. No tenía sueño. Tenía un nudo en la garganta constante y unos dolores de cabeza que no le dejaban vivir en paz. Realmente reflexionó sobre si decirlo a alguien fue la mejor de sus ideas, ya que el peso seguía ahí. Siendo más duro de llevar con el paso de los días y sabía que al final caería ante la falta de fuerzas.
Se limitó a cenar una fruta y volvió a sus cuatro paredes particular. Ahí estaba el teléfono, un dichoso aparato que era el único medio con el que mantener contacto con Todoroki. Y estaba, de nuevo, la peculiar luz en la parte superior del móvil diciéndole: "hazme caso, tienes cosas por leer".
Resopló. Se sentó en la cama y prosiguió con la lectura de sus notificaciones.
Solo había dos importantes para él: La conversación de Izuku y la de Shōto. De las demás iba a pasar, ya que en su mayoría eran de clase.
Estaba claro cuál de ellas iba a abrir primero...
❝¿Sigues enfadado?❞
❝Según tú siempre lo estoy.❞
Fue lo primero que se le ocurrió responder al medio albino. Si decía que sí, tal vez sacaría conclusiones. Si decía que no, seguramente le vacilaría con alguna tontería. Prosiguió con la conversación que tenía con Midoriya, que simplemente le había escrito:
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Te echo de menos, idiota (hiatus)
Fanfic¿Qué pasa cuándo alguien que se supone que odias se va? No dicen que, cuándo pierdes algo o alguien, ¿valoras más haberlo tenido indiferentemente si era de tu agrado o no? Y sobretodo, ¿Qué pasa si has estado tiempo confundiendo sentimientos? Inici...