𝑇𝑟𝑒𝑐𝑒.

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Guy y yo finalmente logramos salir de aquel bosque, realmente había sido mala idea seguirlo, no volveré a dejarme arrastrar por él.

—Nunca más vuelvo a hacerte caso Guy —negué con la cabeza mientras colocaba mi mano en mi frente.

—¡Vamos Leiko, no digas que no fue divertido! —Se colocó frente a mí felizmente mientras realizaba una de sus extrañas poses.

—Pues sí lo digo —suspiré rendida y rodé los ojos.

Miré tras de él, observando a Naruto hablar felizmente con Gaara, de la nada la felicidad invadió mi ser y empuje a Guy hacia un costado ignorándolo completamente.

—¡Leiko! —Dijo tristemente mientras fingía llorar.

—¡Calla!

Corrí hasta el de hebras doradas y cuando escuchó ruido detrás se giró, en cuanto me vio sonrió, noté que iba a hablar pero lo interrumpí al tomarlo de su oreja con fuerza mientras el emanaba quejidos. —Me asustaste tanto. Te he dicho muchas veces que te controles, pero hablar contigo es como hablar con la pared.

—¡Leiko basta por favor, ya entendí! —Me tomó por los hombros y me separó de él para acariciar su oído con un leve puchero.

—Ya veremos.

—Pero mírame. Estoy bien, sabes que siempre salgo de todo de una forma u otra. —Posicionó sus brazos detrás su cabeza mientras sonreía enormemente.

—Lo que sea.

Me crucé de brazos y él se colocó a mi lado para abrazarme por los hombros.

—Vamos, no te molestes.

—¡Oye, esto es mucho contacto! —Empujaba al menor por la mejilla mientras él reía feliz e intentaba restregar su mejilla contra la mía.

Miré a cierta distancia a la Haruno de rodillas en el suelo mientras mantenía un cuerpo en sus piernas, me acerqué a ella y abrí mis ojos con impresión al notar que aquel cuerpo se trataba de la vieja Chiyo.

Me acuclillé a su costado y ella al notar mi presencia me miró afligida y volvió su mirada al cuerpo inerte en sus piernas.

—Por más que intente no pude ayudarla, no puedo ayudar a nadie si sigo así.

—Nadie mejora de la noche a la mañana, eso lo aprendes con el tiempo. —Mantenía mi mirada en el cielo. —Pero depende de ti lo que hagas para conseguir ser mejor, lamentándote no lograrás nada.

Mencioné lo último miraba a sus jades, una vez finalicé me levante y volví a dirigirme hasta Naruto.

—¿No te parece que fuiste dura? —Detuvo mi sendero Guy al tomarme por el hombro.

—No fui dura, fui franca, que es algo distinto.

—Bueno, hablando de ser francos, hay alguien que quiere conversar contigo.

—No me interesa quién sea —me coloqué a la defensiva, ya me hacía a la idea de quien podría tratarse.

—Te quiero demasiado, y lo sabes. Eres como una hermana para mí, y me duele el que aún no pases página.

—No es tan fácil Guy. —Hablé con dificultad, sentía como si un nudo obstruyera mi garganta; él se colocó frente a mí y besó mi frente.

—Sólo escúchalo, ya tú decidirás que sucede.

Comenzó a alejarse para ir con los demás, segundos después sentí una presencia posarse a mi lado.

—Lo siento, Leiko. —Kakashi habló mientras me miraba, pero yo seguí impasible mientras miraba al grupo. —Realmente lo lamento, no debí haber actuado de esa manera, simplemente estaba aterrado, tenía demasiado miedo de perderte a ti también. Creía que si te mantenías lejos de mí eso no pasaría, creí que todo aquel que era cercano a mí moriría, primero mi padre, Obito, Rin y Minato-sensei.

Finalmente me giré a encararlo.

—Pues sí, hiciste mal —mantenía un gesto de molestia.

—Lo siento tan...

No permití que terminara y comencé a recriminarle a su persona. —Eres... tan egoísta, ¿qué mierda con ese estúpido pensamiento tuyo? Yo perdí a la misma cantidad de personas que tú, pero no por ello iba a dejarte. Te necesité tantas veces Kakashi, nos necesitábamos para afrontar todo, y tú simplemente me abandonaste. ¿Cómo crees que me sentía? —Golpeé su pecho con uno de mis falanges. —Las cosas se estaban poniendo horribles y te alejaste para salvarte a ti.

—Estaba salvándote a ti.

—Eso creiste tú. —Él dirigió su mirada al suelo ante la mía acusadora. —Sólo... no vuelvas a dejarme. Por favor.

—No lo haré.

Me acercó a él en un fuerte abrazo que correspondí con cierta dificultad. Sentí unas cuantas lágrimas humeder mi hombro y ante ello me permití librar unas cuantas gotas cristalinas que lagrimeé. Ambos nos separamos minutos después y comenzamos a caminar hacia el bullicio de gente, Guy en cuanto llegué me abrazo por el hombro.

Era muy raro que aceptará o otorgará muestras de cariño a gente no tan cercana a mí.

Naruto se acercó emocionado y me tomó de la mano alejándome de la presencia de ambos adultos que discutían sobre quién sabe qué, el Uzumaki me colocó frente al Kazekage y habló con notable emoción.

—¡Mira Gaara, ella es Leiko, es como una madre para mí, es la persona que me apoyo en mi infancia!

—Un placer conocerla, Leiko-san. —A pesar de la seriedad en su voz se podían notar un poco los sentimientos que él intentaba transmitir.

—No son necesarios los honoríficos, con Leiko basta.

Estuve unos momentos conversando con ambos jóvenes hasta que finalizamos la charla y ellos se marcharon con los demás.

Me alegraba ver que Naruto había logrado ir haciéndose de buenos amigos. Dirigí mi vista al cielo sabiendo que Minato-sensei y Kushina-san están tan orgullosos de él al igual que yo.

Nightmare. -Obito Uchiha-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora