𝐷𝑜𝑐𝑒.

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Obito.

Años después.

Era estresante tener que actuar tan inmaduramente, pero si quería seguir con mi plan tenía que tolerarlo y seguir con tan infantil actuación. Aunque en lo más profundo todo atisbo de sentimientos haya desaparecido de mi interior los únicos que perduraban era el amor profundo que siempre le tendré a Leiko, al igual que el odio dirigido a Kakashi por no cumplir su promesa, él la dejó morir, la dejó sola cuando lo necesito.

Miré el cielo a través de mi máscara, se encontraba notablemente despejado y una ligera brisa bamboleaba las hojas de los árboles, observé en mi mano el anillo de Akatsuki, se lo había quitado hace poco a un tipo, era mi último paso para unirme "oficialmente"; ahora tenía que buscar a Zetsu.

Ruidos se hicieron presentes a la distancia, mi rango de visión se fijó en aquella dirección unos segundos hasta que decidí ocultarme de esas presencias que se acercaban cada vez más, me oculté detrás de un árbol con tronco grueso que estaba intermedio en la zona donde aparecerían esos individuos.

—¡Guy, sabes que estamos perdidos! Fue mala idea seguir tu atajo para alcanzar a Kakashi y Naruto. —La mujer hizo comillas con sus dedos al pronunciar atajo.

—¡Que tu llama de la juventud no se apague, seguiremos buscándolos! —El hombre realizó una extraña pose mientras se mostraba animado.

Después de un rato analizando el rostro de ambas personas pude reconocerlas, la chica fue la mujer que deje inconsciente cuando fue el ataque a la aldea; esta se notaba con un gesto neutro y se podían captar las ojeras bajo sus ojos. Algo que se me hizo raro fue que su brazo izquierdo estaba cubierto en su totalidad, a diferencia del contrario; mirarla me traía cierta nostalgia por su parecido a Leiko-chan, pero había demasiados factores que me hacían entender que no era ella en lo más mínimo. El hombre que la acompañaba es contra él que perdí esa vez en las pruebas, bufé al recordar que él nunca recordó mi nombre y siempre le importo su rivalidad con Kakashi.

—¡Puedo sentir que están cerca, vamos!

Comenzó a correr rápidamente a otra dirección mientras que la fémina rodó los ojos y lo seguía a paso desganado. Seguí con mi vista a aquella joven hasta que desapareció entre la espesura de los árboles, realmente nunca había escuchado su nombre, pero no es que fuera un factor relevante. Pude escuchar la potente voz de un hombre gritando, si que tenía demasiada energía.

—¡Mueve las piernas, necesitas asegurarte que tu muchacho Naruto se encuentre bien, te recuerdo que te exaltas cuando se trata de él!

—¡Maldición sigue caminando y cállate idiota!

Di media vuelta no interesandome por la conversación de ambas personas, caminaba tranquilamente entre los frondosos árboles tratando de encontrar a Zetsu, en mi camino pise lo que parecía ser un brazo, fingí brincar del susto cuando una voz me gritó.

—¡Alejate de eso idiota, me pertenece!

—¡Ah, Deidara-senpai, realmente está bien!

Tomé el papel de la actitud de Tobi, levanté el brazo de Deidara del suelo y corrí hacia el de melena rubia.

—¡No se te ocurra tocarme idiota! —Antes de que llegara a él me pateó el estómago provocando que cayera sentado a una poca distancia de donde se encontraba.

—¡No se haga el difícil Deidara-senpai! ¿No quiere qué le dé una mano? —Pronuncié lo último mientras levantaba su brazo, obteniendo por su parte un notable tic en el ojo.

—Tobi... —La ira era palpable en sus palabras y facciones.

Avanzó hasta mí mientras yo gritaba de pánico, pero apareció Zetsu colocándose en medio de ambos. —¿Cómo te fue con el Jinchuriki? —Zetsu negro habló mientras miraba a Deidara.

—Ya puedes notarlo —Deidara realizó una mueca de desagrado mientras mostraba su extremidad carente.

Me levanté del suelo fingiendo emoción y corrí hasta ambos hombres, en cuanto llegué a un lado de Deidara me derribo mientras trataba de asfixiarme con sus piernas, yo golpeaba con mi mano su pantorrilla en son de rendición, pero él ni siquiera se inmutaba.

—¡Tú, idiota!

—¡Ayuda, Deidara-senpai quiere matarme!

—¡Y espero lograrlo!

Liberé un grito de pánico mientras comenzaba a sacudirme bruscamente, pero el de cabello largo no aflojaba su agarre. Zetsu nos miró durante un rato para después comenzar a alejarse.

—¡No permita que me mate! —Extendí mi mano como si intentara alcanzar al contrario.

Realmente odiaba tener que actuar de esta manera, pero ellos debían de conocer la versión de Tobi, no a Obito, aquel que perdió todo. Mientras tanto tenía que seguir con el plan y tener que tolerar seguir actuando de forma estúpida; se me hizo inevitable formar una sonrisa nostálgica bajo la máscara. Sólo espérame Leiko-chan, pronto todo acabará y estaremos juntos de nuevo.

Nightmare. -Obito Uchiha-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora