Capítulo 16

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Los delirios causados por el estado febril de Yaoyorozu, más el simple hecho de que esta última abrazaba con mucha confianza al bicolor, provocaron que la situación no sólo se tornase ridícula, sino también vergonzosa e incómoda.

Todoroki realmente estaba nervioso, jamás en lo que llevaba dentro de Yūei la azabache lo había llamado por su nombre. A pesar de esto, el chico llamó a su compañera en un intento de ver si realmente seguía consiente de sus acciones -aunque sinceramente creía en las nulas posibilidades de ello-.

La chica abrazó con más fuerza al mayor, rodeando su cuello con sus brazos y acercándose al mismo de una manera bastante... íntima.

-Shoūto-ku~n, vamos, ¿y si me haces cariñito? -murmuró coqueta mientras hablaba de forma pausada.

-Y-Yaoyorozu, ¿qué te ocurre? -preguntó desviando su mirada-. ¿Te encuentras bien?

-¡Estoy... perfecta! Pero, me mejoraré si Shoūto-kun me corresponde... ¿a qué sí?

Bien, él lo había confirmado. Yaoyorozu estaba delirando, y mucho a decir verdad. Decidió alejar a la muchacha con cuidado -esta hizo múltiples movimientos de puchero- pero finalmente logró separarse de la chica; luego de eso, suspiró.

Momo estaba bastante distraída, fijaba su mirada en cualquier cosa sin una más mínima importancia. Aprovechándose de tal situación, el heterocromático tocó la frente de su compañera para revisar -y además hacerse la idea- del estado en el que se encontraba. Su frente ardía, por lo que podía asegurar que mínimo estaba con una fiebre relativamente alta; usando su kosei de hielo, enfrió ligeramente su mano para así refrescar a la azabache. Esta última terminó quedándose dormida sentada en su cama.

Shoūto tomó con delicadeza a la chica creación y la tapó con la manta que había sobre la cama. Observó más detalladamente a esta última.

Su rostro se encontraba algo sonrojado, además de que su piel -a excepción de las mejillas- era de un tono pálido, no llegando al punto de enfermizo, pero sí algo preocupante. Por otra parte su respiración era descontinuada y agitada, probablemente a causa de los efectos de la fiebre y lo agotadora que puede ser luego de contraerla. Luego examinó su ropa: estaba arrugada, lo que significaba que probablemente las llevaba usando desde el día anterior; por otra parte, también se encontraba con sus zapatos, lo que reafirmaba la teoría.

Ya sin saber qué hacer, decidió llamar a la más cercana a la azbache.

-¿Aló?

-Jirou, habla Todoroki.

-Pasó algo, ¿no?

-Creo que Yaoyorozu está enferma, no sé qué hacer y no puedo dejarla sola. -comentó-. Además de que está con delirios y una personalidad un tanto... ¿más atrevida?

-Ay no... Yaomomo me contó sobre esto una vez. -el bicolor alzó una ceja confundido por las palabras de la joven-. Bueno, luego te explicaré, ¿dónde estás?

-En su habitación.

-Ya veo... nos vemos en unos minutos.

La llamada cortó. Todoroki estaba algo más aliviado por todo aquello, aunque realmente seguía confundido y bastante extrañado por la actitud de Yaoyorozu, es decir, sí, ella estaba delirando, pero jamás creyó que fuese de una manera tan... ¿extraña? Su comportamiento era muchísimo menos formal que el común, además de que mostraba un aura coqueta y risueña.

Mientras Todoroki observaba silencioso el rostro de la azabache, Kyoūka llegó algo agitada. El chico le miro espectante, esperando que ella fuese la primera en hablar.

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