LXXXIV

228 41 14
                                    

Creí que en este último año iba a salvarme de gimnasia.

Tonta de mí. En los últimos dos o tres años, la habían vuelto a agregar como asignatura para los próximos graduados. Casi lloro.

Pero en fin, por ser la última vez que íbamos a "disfrutar" de esta materia, hacíamos distintas actividades.

Esa vez, nos tocó natación.

Para alguien como yo que no sabe nadar, no resultó muy tentadora la idea. Y peor aun cuando supe que no solo iba a ser una clase, sino dos.

Pero por ciertas cuestiones la primera vez, no pude hacer. Pero si mirar.

Y vaya vista que tenía de vos.

Sinceramente, los años que hiciste gimnasia te favorecieron. Y ahora que escribo esto, hasta me da miedo de haber parecido una acosadora de tanto que sé que te miré.

Pero no es mi culpa, además, cuando me proponía mirar hacia otra parte, pasabas por la orilla en la que me encontraba sentada y me tirabas agua.

O sea que... no te podés quejar. Yo lo intenté.

Las cosas que nunca le dije (y probablemente no le diré) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora