LXXXVII

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Como no, los cambios de lugares volvieron.

Último año, casi mayores de edad y no maduran.

Teniendo la esperanza de que no me quiten de al lado de P por ser tan buenas personas, veo de igual forma como las quiebran en el instante en que la cambian.

Y es peor cuando noto como ponen a un varón y una chica de compañeros. El final inminente de que voy a terminar con vos como cada año se hace cada vez más presente.

Pero nunca llega.

Yo soy puesta con M y la felicidad de no ir directo a la boca del lobo, o sea, no tener que caer en tus encantos otra vez, es muy grande.

Sin embargo dura poco. Porque veo cómo te ponen con una compañera.

Y no es cualquiera, sino esa que gusta de vos.

Que ganas que tuve de borrarle la sonrisa que se posó en su boca en esos instantes.

No, no estaba celosa. Para que sepas.

Las cosas que nunca le dije (y probablemente no le diré) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora