Hanahaki

Por si no la lees...

Chuya realmente odiaba esa tonta nota hecha en papel rosa, mas, por el bien de su clase y notas decidió ignorarla. Al final de la clase ni siquiera la recordaba. Su humor estaba renovado. Fue a su casillero para cambiar de libros, la siguiente clase era en cinco minutos, sin dejar de sonreir abrió su casillero. Y ahí, sobre el libro que usaría estaba otra nota idéntica a la anterior. No solo en color sino también en lo escrito. Y mas pétalos.

La apretó en su mano y la tiró, todo el buen humor recuperado se fue por la borda, la ira había vuelto renovada. Estaba maldiciendo a la chica que se le ocurrió hacer semejante cosa cuando alguien toco su hombro: nuevamente el rarito del salón la levanto para dársela. ¿acaso lo seguía o qué? No bastaba con tener notas con poemas raros y color feo además de pétalos de cerezo, ahora el rarito lo seguía.

- ¡Oye!- Estaba por reclamarle hasta que lo vio detenerse a dos casilleros de él y abrirlo. Genial, iba a reclamar por mera paranoia – em... gracias.

- Por nada Nakahara- le contesto el chico castaño y le sonrió. Luego saco un libro y se fue.

Pero las notas feas no se detuvieron ahí, en su sudadera de deportes había una mas. Dentro de los libros de las siguientes clases también, justamente en el capitulo que estudiaría ese día.

La verdad es que no sabia si estar molesto por verlas tantas veces o si tener miedo de quien sea que estuvo poniendo todo eso, porque era claro que ya contaba como acoso.

Al finalizar todas sus clases salio corriendo del aula, fue a su casillero, dejo lo que no iba a usar, tomo lo que si y nuevamente corrió. Estaba seguro de haber golpeado a alguien en el camino, pero no se detuvo a comprobarlo, solo corrió hasta su hogar. No es que estuviese asustado, pero si perturbado. En cuanto entró checo tres veces haber cerrado bien su puerta, luego verifico las ventanas no estuviesen abiertas y cerro las cortinas. No quería saber nada del mundo exterior.