Familia

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Nueve de la mañana Chuuya ya estaba en la casa de Dazai con un pastel en manos. O en lo que el suponía era su casa. Frente a la de Atsushi, una a la derecha.

Tenía sueño, no iba a mentir pero por lo general el desayuno era a esa hora y seria descortés llegar a las doce del día cuando ellos ya hubiesen terminado.

Toco el timbre un par de veces pero nadie abrió. Extrañado marcó a Dazai. Por el tercer timbre una voz somnolienta contestó.

- Buenos días. No sé quién eres pero nos han atacado los zombis y estamos muertos.

Luego colgó.

Chuuya apretó los puños molesto, el muy cabrón lo invitaba a desayunar y luego no era capaz ni de contestarle una llamada.

Volvió a marcar. No contestó. Pero Chuuya no iba a darse por vencido. Si él se había levantado temprano el otro también lo haría.

Por la cuarta llamada le contestó nuevamente. Antes de que le dijese otra tontería se adelantó:

- Estoy fuera de tu casa.

Eso pareció hacerlo reaccionar.

- ¿Chuuya?

- No, santa Claus- escucho un '' ¿eh?''- Obviamente soy Chuuya.

- Perdona ya voy.

Unos minutos después un Dazai despeinado y con la camiseta al revés le abría la puerta. Se hizo a un lado para que entrara y tomó el pastel que Nakahara le ofreció para dejarlo en el comedor. Luego lo guió a la barra, Chuuya se sentó y Dazai empezó a preparar algo de café.

- ¿por qué vienes tan temprano?

- Son las nueve.

- Si, solemos desayunar cerca de las once.

- No me lo dijiste.

- ¿no?- Dazai volteo a ver a Chuuya extrañado.

- No.- negó con la cabeza.

- Lo siento, olvidé mencionarlo, pero podemos comernos ese pastel y no darles a ellos mientras no se levantan. Ahora, ¿Dónde se supone que están las tazas?

Chuuya sonrió. Osamu empezó a buscar, de verdad no estaban donde recordaba, estaba moviendo todo y sin fijarse tiró el escurridor donde estaban cuatro vasos y tres platos. Maldijo en voz baja y unos minutos después Chuuya escuchó pasos por la escalera.

- ¿Ahora que rompiste Osamu?- preguntó Ango.

- Fue el gato- improviso Dazai

- El gato estaba en nuestra cama- contestó un Oda también algo despeinado y con dicho gato en sus brazos.

- ¡se tele transportó!

- ¿en serio? ¿esa es la mejor excusa que se te ocurre?

- Son las nueve de la mañana, no me culpes.

- ¿Qué haces tú despierto a las nueve de la mañana?- la incredulidad en la voz de Oda era evidente.

- Invité a Chuuya a desayunar- mientras lo decía señaló la pelirrojo que se había mantenido en silencio. Los dos mayores voltearon a verlo.

- Buenos días- intentó mantenerse calmado pero ahora tres personas lo veían fijamente.

- ¿De verdad ibas a tomar algo que él preparó?- la incredulidad de Oda seguía ahí. Era un día realmente extraño para él.

HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora