Casualidades

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El domingo por la mañana, Chuuya se levantó con deseos de ver a su familia, quizá había sido la convivencia con la extraña familia de Osamu o quizá el que tenía más de un mes sin visitarles, pero realmente quería verlos.

Tras un concierto en la ducha y media hora eligiendo su ropa salió para casa de sus padres adoptivos.

Al llegar fue recibido por su madre con un caluroso abrazo y varios tirones de su hermana que estaba muy alegre de verle. Según le dijo la pelirroja su padre había ido a su consultorio para atender a un cliente. Por lo general él no trabajaba domingos, pero por ese paciente sentía algo de aprecio y no se negó cuando le pidió consulta.

Al entrar a casa se dio cuenta ella empezaba a cocinar y mientras él ayudaba con algunas cosas ella pidió un resumen de las actividades realizadas en el mes por su hijo. Inevitablemente terminó contándole sobre las notas y los pétalos, sobre cómo dejó ciego al raro de su grupo y como había terminado agradándole, incluso le habló de sus amigos y del día anterior cuando estuvo en su casa. Kuoyou estuvo sonriendo durante todo el relato, a momentos reía un poco y cuando terminó de contarle ella lo miró con cariño

- Me alegra sean amigos, querido.

- ¿amigos?- no es que no le agradara, pero no sabía si decir que eran amigos fuese correcto.

- Oh, perdón ¿son algo más?

- ¿Q. Qué? No- contestó mientras sentía sus mejillas se ponían rojas cual tomate.

- ¿te gustaría que lo fueran?- preguntó esta vez ella con algo de picardía.

- Yo... - la verdad es que él no había pensado en ser algo más, ni siquiera había considerado que fuesen amigos.

- Aun no habías pensado en nada de ello ¿no?- ¿por qué las madres siempre sabían todo?- pero escúchame atentamente Chuuya. Si sus padres dicen la verdad, el chico es un desastre en la cocina y aun así se esmeró toda la semana para que comieran juntos en la escuela. Te invitó a su casa para que conocieras a sus padres aun sabiendo ellos lo avergonzarían y así aclarar la relación que tiene con el profesor, te ha preguntado muchas cosas y dicho otro tanto solo para conocerte. Y por si fuese poco, no le ha importado lo dejaras ciego por más de una semana.

- ¿y que más da? Aunque me interesara, él está enamorado de alguien hace años.

- Chuuya Nakahara – tragó saliva al escuchar a su madre, eran raras las veces en que le llamaba por su nombre completo­­­­ y lo miraba tan frustrada como si él fuese tonto- no puedes ser tan...

Lo que fuese que iba a decir Chuuya no lo supo pues en ese momento sonó el timbre. La mujer se limpió las manos y revolvió los cabellos del menor.

- Debe ser tu padre, ya tendremos esta charla después.

Sin más se encaminó a la puerta. Desde la cocina él logró escuchar como saludaba y también la voz de su padre junto a la de alguien que por alguna razón le parecía conocida. Se encaminó a la sala para saludar y entonces descubrió por qué reconocía la voz.

- ¿Osamu?- preguntó entre asombrado y confundido.

El castaño volteó a verlo con la misma expresión y tontamente preguntó lo mismo

- ¿Chuuya?

- Oh, hola hijo, es un milagro nos visites, sí, estoy muy bien, solo salí para una consulta con el mismo chico que al parecer ya conoces- Chuuya se sonrojó y miró a su padre mientras escuchaba como Kuoyou reprimía una risita.

HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora