El rarito del salón. Parte 1.

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Osamu Dazai era alguien tremendamente inteligente y astuto, alguien que siempre estaba riendo en compañía de sus amigos, pero ignorando a quienes no pertenecieran a ese círculo. Alguien en apariencia tonto, pero que en las entregas de notas ocupaba los primeros lugares.
Sin embargo, todo esto no le había ganado su apodo de "rarito". Si había que ser sinceros, ese apodo se lo había ganado a pulso él solito.

¿Cómo? Queriendo llamar la atención de quien él llamaba  "El amor de su vida".

Antes de entrar  formalmente a la universidad había tenido un par de cursos introductorios. Asistió con toda la flojera del mundo en compañía de Edogawa, Akutagawa y Tanizaki. Aunque Edogawa y Tanizaki estudiarían criminología y psicología, respectivamente, tomarían el curso junto a Ryunosuke y él.
Ellos eran los mayores del grupo, el resto entraría el próximo año.
Así que, sabiendo no podría bromear demasiado con ellos se dirigió con desánimo al salón. Los otros tres ya le habían guardado un lugar, Ryunosuke con una sudadera cubriendo su cabeza solo hizo un asentimiento al mirarle, Tanizaki escribía en su celular a Naomi, tan ensimismado estaba que no notó la presencia del castaño.
Edogawa le sonrió de forma pícara. No entendió por qué la sonrisa y se lo transmitió a Ranpo con la mirada. El chico golpeó su frente y señaló hacia unos lugares adelante. Luego sacó unos dulces de su pantalón y miró al techo.
Por su parte, decidió ver qué señalaba su compañero y al descubrirlo río tan fuerte que tuvo que cubrir su boca.
Hacía más de un mes le había contado al ojiverde de su "mágico encuentro", desde entonces no había vuelto a ver al chico y ahora, aparecía aquí, ambos estarían en la misma universidad y tal vez, solo tal vez, en la misma carrera. La felicidad era tanta que cuando sintió tocaban su hombro se giro con una sonrisa muy grande.

-No sonrías tanto, das miedo.- ese era Ryunosuke, cómo no. Había querido contestarle "Tú haces lo mismo con Atsushi" pero estaba demasiado feliz para discutir, así que se limitó a sentir y pasar el resto del día mirando en dirección del pelirrojo. Aunque este nunca lo notó. Ni en ese curso ni el los siguientes.

♡♡♡♡♡

El primer día de clases también fue su primer intento de acercamiento.
Estaba todo fríamente calculado: le hablaría, se enamorarían, se casarían, comprarían una casa de madera, rústica pero bonita y cálida, incluso algún día tendrían un gato.
Sí, no había fallas en ese plan.

Bueno, en realidad solo había una: ¿Cómo se supone que debía acercarse?

Todos sus amigos le habían hablado a él primero. Él nunca iniciaba conversaciones con desconocidos.
Llegar y preguntar su nombre sonaba simple y estúpido ¿Qué diría después? ¿preguntar sobre su casa ideal era mala idea? ¿Por qué pensaba en ideales? Estar cerca de Kunikida empezaba a ser  contraproducente.
Cuando al fin se decidió a acercarse con un "Hola" las clases ya habían terminado, él no había tomado una sola nota y era el último en salir del salón.

♡♡♡♡♡

-¿Por qué es la reunión de hoy?- preguntó Atsushi mientras recargaba su cabeza en las piernas de Ryunosuke.

-Porque Dazai es incapaz de acercarse al amor de su vida- La respuesta de Ranpo fue simple y concreta.

-¡Tu tampoco puedes acercarte a quien te gusta!- protestó Dazai desde el rincón.

-A mi no me gusta nadie.

-¿Y Edgar?

-Es un buen amigo-Todos le miraron escépticos más el chico les ignoró- ¿Qué? Den opciones para el pobre desgraciado de Dazai.

-No necesito opciones. Dejen de dramatizar.

-Si las necesitas, llevas dos semanas sin poder acercarte a él.

-Eso no es...

-¿Qué sabes de él?- acotó Akutagawa.

-Chūya Nakahara, 18 años, estudiante promedio, dedicado, vive solo, le gustan los animales, parece ser alguien temperamental, cada que se enoja una pequeña arruga se forma en su entrecejo, cada que sonríe casi se marcan hoyuelos, cuando esta nervioso tamborilea los dedos en el escrito, le gusta ayudar a otros. En su mochila siempre lleva lápices mordidos, también un acto nervioso, canta muy bien, aunque sea temperamental sonríe con facilidad, le gusta la clase de Kunikida, me parece odia la de Fukuzawa.

Decir que todos se le quedaron viendo con miedo sería decir poco.

-Yo digo que vayas y le hables como una persona normal- Atsushi fue el primero en reaccionar. Era el más acostumbrado a las manías de Dazai.

-No, no puede mentir, debe ser sincero si desea avanzar a futuro.

-Sí, pero tampoco puede asustarlo, Ryu.

-Gracias, yo también les quiero- contestó ofendido.

-¿Y si haces que él te mire y te hable? - era la primera vez Naomi hablaba pero su idea no sonaba mal.

-¿Cómo?

-Cosplay y disfraces.

Si hubieran sabido en ese momento que tan mala idea era...

♡♡♡♡♡
Primera semana.

Día uno: disfraz de momia.
Resultados: Ango enojado por dejar los botiquines vacíos. Alumnos y profesores mirándole todo el tiempo. Chūya ignorándole.

Día dos: cosplay de la muerte.
Resultados: similares a los anteriores pero sin Ango molesto.

Día tres: cosplay de Gohan, de DB.
Resultado: chicas cuchicheando y pidiéndole fotos. Ni una mirada de Nakahara.

Día cuatro: disfraz de lobo.
Resultado: alguien ha murmurado seguro es lo que usó en la noche con el profesor, los rumores le han alcanzado. Chūya le ha golpeado en el hombro al pasar junto a él.

Día cinco: ropa veraniega.
Resultado: Llovió todo el día. Se ha resfriado y tendrá que pasar el fin de semana en cama.

Segunda semana.
Día uno: disfraz de porrista (hombre).
Resultados: se ha quedado sin voz por el  remanente del resfriado y estar gritando.
Todos le ven como un loco. Chūya ha gritado que guarde silencio pero sin voltear a verle.

Día dos: ropa colonial.
Resultado: las chicas parecen tener un visto especial por ello. Chūya le ha ignorado nuevamente.

Día tres: botarga de pescado.
Resultado: Ha escuchado a Ango y Oda hablar sobre llevarlo con un psicólogo. Hora de abortar la misión.

Conclusiones finales: Chūya no soporta el ruido. Han empezado a dirigirse a él como el rarito, Naomi se ha disculpado diciendo que eso funcionaba con su hermano.

♡♡♡♡♡

-¿Opciones?

La pregunta es hecha por Ranpo, nuevamente están todos en la sala. Luego del desastroso primer intento le han dejado una semana para que pueda reponer energías y quizá animarse a hablarle, pero parece ahora le da más pena.

-Que tal... Acercarse como una persona normal- repite de nuevo Akutagawa pero es ignorado.

-Chicos, gracias pero yo no...

-Tú no eres capaz de acercarte, así que calla y escucha.

- ¿Y si llamas su atención hablando en otros idiomas?
Todas las miradas se dirigieron a Higuchi.

-¿Quién la invitó?- murmura Atsushi, esta vez sentado junto a Ryunosuke, que suelta una risita.

-De hecho no es tan mala idea- contesta Dazai.

Sí, si era mala idea. Cada que murmuraba en francés, inglés o italiano le veían más raro. Por supuesto, el apodo se volvió oficial.

HanahakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora