Estaba empezando a caer la noche cuando Taec estacionó el auto frente a la casa de Eun Ah. Segundos después le abría la puerta y la ayudaba a bajar del auto. Ninguno de los dos había hecho referencia a haber estado juntos todo el día, al perfecto conocimiento de Taec sobre los gustos de ella o al haber pasado la tarde caminando sin rumbo tomados de la mano platicando sobre infinidad de temas.
El viento corría por la ciudad refrescando un poco el calor primaveral. Ella tomó su bolso y sacó el llavero, era un pequeño ángel de cristal que brillaba entre sus dedos.
-Gracias por dejarme estar contigo hoy, Eun Ah, y por pasar la tarde conmigo. Después de cómo me porté contigo en un inicio, no te hubiera culpado se te hubieses negado.- comentó Tec mirándola directamente a los ojos y pasándose una mano por el pelo. Ella sonrió levemente.
-Gracias a ti, si no me hubieras ayudado, posiblemente ahora estaría muerta de cansancio y no habría comido nieve... Por cierto, en la heladería, ¿cómo sabías que la nieve de limón es mi favorita?¿O el café? Acaso... nosotros...- preguntó ella con genuina curiosidad.
¡Había dado resultado! Taec había hecho todo eso deliberadamente, quería intrigarla tanto como para hacerla preguntar.
-Sé muchas cosas sobre ti, cosas que nadie más sabe.- contesto con una sonrisa felina en los labios- Sé que te encanta el café, pero siempre esperas a que esté frío antes de beberlo y también sé que...- se había acercado un poco a ella. Eun Ah había levantado el rostro pues él era más alto.
-¿Qué...?
- Que ya tengo que irme.- soltó Taec de repente dándose la vuelta.
-¡Espera! La nota, porque escribiste "Te ves hermosa hoy. ¡Smile!"? Ni siquiera me habías visto.-
-No hacía falta. Para mí siempre te ves hermosa y me gusta cuando sonríes.- la respuesta del hombre había sido sincera, ella lo había notado.
Instantes después Taec se quedaba paralizado como estatua cuando sintió los labios de ella en su mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios y se detenían allí por un instante, que había durado una eternidad y al mismo tiempo no había durado nada. El perfume a flores de Eun Ah lo golpeó en el estómago.
Al segundo siguiente sus miradas se encontraban, la de él oscura y palpitante, la de ella oscura y traviesa. Eun Ah se dio la vuelta, murmuró un "buenas noches" por lo bajo, metió la llave en la cerradura y entró en casa.
A Taec le tomó un par de minutos despertar de aquel momento. Después de 5 años, todo lo que se necesitaba para encenderlo era un simple beso de buenas noches... o verla dormir y se convertía en un idiota parado a media calle sin saber qué hacer. Lentamente se dio la vuelta y entró al auto. Mientras lo ponía en marcha, una risa franca salía de sus labios y se alejó calle abajo.
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Eun Ah había cerrado la puerta apresuradamente y se hallaba recargada sobre ella con el pulso acelerado. Lo había hecho a propósito, el besarlo; pero la descarga eléctrica que sintió había terminado por sacudirla. Taecyeoon se había pasado el día dándole sorpresa tras sorpresa sin parar, el café tal cual le gustaba, la nota, el llevarla a todas las citas, la nieve, tomar su mano, hacerla relajarse caminando y charlando sin tema en particular. Al final sólo había querido hacer algo impulsivo para sorprenderlo a él, pero ciertamente la sorpresa se la había llevado ella.
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Esa madrugada, algo inesperado sucedió.
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Sus labios en su cuello la estaban debilitando con rapidez. Estaban muy cerca, podía sentirlo aún estando de espaldas a él. Una de sus manos se posaba en su estómago posesivamente, atrayéndola más a su cuerpo.
Se sentía tan bien. Al parecer la ventana estaba abierta porque una ráfaga de aire fresco rozó su piel. Sus labios se dirigían a su hombro izquierdo y comenzaban a depositar pequeños besos en su espalda al azar, mientras sus dedos levantaban lentamente el camisón por sus piernas.
Eun Ah no podía evitar emitir pequeños suspiros, sus manos se enredaban en las sábanas de la amplia cama. Él volvió a subir por su espalda hasta alcanzar el lóbulo de su oreja y comenzar a juguetear con él, sus labios chupaban exquisitamente arrancando gemidos certeros de la garganta de ella.
La mano de él se detuvo en su cadera y lentamente se desvió hacia su trasero. Lo sostuvo con firmeza y avaricia. Muy despacio ella se dio la vuelta hasta quedar boca arriba, frente a él, cara a cara. Taecyeon se colocó sobre ella con su cabello cayendo sobre su rostro, dándole un aire sumamente erótico.
Eun Ah pasó una mano por su pecho y la otra en su cuello, atrayéndolo hacia ella, hacia su boca. Él no dijo nada, la besó con una intensidad que inflamó sus sentidos, sus senos se rozaban con su pecho y en poco tiempo sus pezones despertaban a sus caricias.
La excitación de él era obvia, estaba duro y tenso, su lengua jugaba con la de ella, reclamándola como suya totalmente. Las manos de ambos viajaban por el cuerpo del otro con una celeridad innegable, con una desesperación por reconocerse que los elevaba al cielo.
Ella no supo en qué momento desapareció su camisón. Sólo sintió la innegable y rotunda invasión del miembro duro de él entre sus piernas. Iba a estallar, se sentía maravilloso. Cada movimiento la elevaba cada vez más en la escala del placer. Ella había enredado sus piernas alrededor de su cintura atrapándolo dentro de su cuerpo, mientras veía el rostro tenso de él, tenso de placer.
Él bajó sus labios a los de ella y justo antes de besarla le dijo:
"Me estás volviendo loco"
Ella estaba por llegar. El orgasmo amenazaba con ser explosivo, lo sentía en su vientre, en su cabeza, golpeando, como el timbre de la puerta... el timbre... ¡EL TIMBRE!
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Eun Ah abrió los ojos y se sentó de un salto en la cama. Alguien estaba tocando el timbre.

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Enamorándote nuevamente
RomanceADVERTENCIA: La siguiente historia contiene escenas para adultos, contenido sexual y vocabulario explícito. Apto sólo para mayores de edad. Cinco años atrás Lee Eun Ah y Taecyeon comparte...