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La respiración de Taec era acelerada y entre cortada. De sus labios entre abiertos salían pequeños gemidos.

Eun Ah deslizaba sus manos por su pecho lentamente hasta llegar al ruedo de su camiseta y con movimientos lentos y un poco torpes comenzó a levantarla hasta quitársela por completo y lanzarla hacia algún rincón de la habitación. Ella siempre había sido un poco traviesa pero tímida al mismo tiempo y el hecho de que tomara la iniciativa le había sorprendido un poco pero de cierto modo lo incitaba a querer más.

Él no estaba muy seguro de cómo las cosas se les habían salido de control, unos minutos antes estaban platicando tranquilamente en su habitación y  segundos después estaban besándose sobre la cama con ella sentada en su regazo y la habitación a media luz.

Ella deslizó sus manos por su espalda y el sintió la suavidad de sus dedos en su piel.  Abandonó sus labios y lo miró brevemente a los ojos, lentamente bajó su rosto y trazó un rastro ardiente desde su cuello hasta su hombro izquierdo. Taec suspiró y pensó que esa mujer era hermosa,  tomó su rostro entre sus manos y volvió a besarla concentrándose en sus labios y en sus senos que subían y bajaban rozándose levemente bajo la blusa. Él le quitó la blusa de un solo movimiento y la recostó en la cama. Ambos se miraban con los ojos oscurecidos de deseo.

Eun Ah suspiraba levemente con cada toque, cada caricia que él le daba; se perdía en sus ojos y sentía la piel arder al contacto con su aliento. No supo en qué momento le había quitado el short o cuando habían desaparecido los pantalones de él. Lo único que los separaba era la ropa interior de ambos, una leve barrera que dentro de unos minutos sería derribada.

Ella hundió los dedos de una mano en el cabello negro de él mientras que con la otra recorría su cuerpo, sus brazos, su pecho, su rostro, la firmeza de su abdomen.

Taec Por su parte estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para llevar las cosas despacio pero ella se lo estaba poniendo increíblemente complicado. Él estaba consciente de que era la primera vez para ella y quería seducirla lentamente, hacerla sentir con cada fibra de sus ser, pero nunca se imaginó que sería tan difícil para él.  Cada caricia de Eun Ah iba cargada de una inocencia y una sensualidad innatas en ella. Sus besos eran dulces, las caricias de su lengua lo habían excitado sobre manera.  Él llevó las manos a sus hombros y muy lentamente fue bajando los tirantes del sujetador de algodón blanco para quitárselo segundos después.  Notó como se ruborizaba y eso lo hacía desearla aún más.  Se metió uno de sus rosados pezones a la boca y ella le correspondió con un gemido profundo al sentir como lo succionaba delicadamente; para después continuar la misma dulce tortura en el otro seno.

Sus labios fueron bajando por su abdomen disfrutando con cada reacción de ella a sus caricias hasta llegar a sus pantys. Quería saborearla toda, conocerla toda, saciarla completamente y con parsimonia comenzó a quitárselas al tiempo que se recreaba con sus piernas. Justo cuando iba a posar sus labios en su parte más íntima ella se incorporó y  se puso a horcajadas sobre él.

Eun Ah llevó una de sus manos hasta la entrepierna de Taec y tocó suavemente su miembro aún cubierto por la tela del bóxer. El retuvo la respiración por un segundo, disfrutando del movimiento; mientras ella se maravillaba por la dureza de su miembro completamente excitado.

¿Quién era ella? ¿En qué mujer se había convertido? Se sentía atrevida y tremendamente sensual; ella que se jactaba de ser una chica seria y aburrida, estaba tocando el pene duro de un hombre, completamente desnuda en su habitación a media luz y le parecía completamente irreal. Aún cuando la vergüenza la invadía por momentos la pasión que los consumía era más poderosa que cualquier otro sentimiento.

Él la estaba excitando con sólo usar su boca y sus manos recorriendo su piel, dibujando líneas de fuego abrazador a su paso. Estaba húmeda y lo sabía, estaba lista y por la evidencia que sostenía en su mano él también.

Taec no sabía cuánto más podría durar si ella continuaba tocándolo de esa forma. Justo en ese instante ella soltó su miembro y pegó su frente a la de él.

-Te necesito- dijo en un suspiro pegándose más a su cuerpo para sentir su miembro.

Él dejó de pensar. Soltó un gruñido apasionado y volvió a recostarla sobre el colchón; los bóxer desaparecieron en un segundo, se colocó sobre ella, por fin piel contra piel.

-Me estas volviendo loco- dijo él contra su cuello.

Lentamente entró en ella. Eun Ah estaba ardiendo. El sentir ese miembro duro y caliente dentro de su cuerpo la hizo arquear la espalda en un espasmo de placer inesperado mientras un suspiro escapaba de su boca.

Taec se incorporó un poco. Una gota de sudor le recorrió el rostro. Pronto se encontró con la débil barrera que atestiguaba la inocencia de la chica a la que le estaba haciendo el amor. No dolió. Por el contrario fue enteramente satisfactorio atravesarla y el súbito pensamiento de que era el primer hombre en su vida lo golpeó con fuerza.

Intentaba ser cuidadoso, moviéndose lentamente dentro de ella, dándole tiempo  para acostumbrarse a él, pero justo en ese instante ella movió sus caderas y él supo que estaba perdido. La suave capa de sudor que cubría el cuerpo de Eun Ah le daba un brillo absolutamente erótico que sólo servía para calentarlo más.

Eun Ah se sentía en el cielo. Era maravilloso sentirlo así, dentro de ella, palpitante, duro, excitado por ella. No iba a durar mucho, lo sabía. Lo sentía en su estómago. Lo abrazó por el cuello sintiendo su peso sobre su cuerpo, sus senos rozando su pecho, su sudor mezclándose con el suyo, su lengua jugueteando con la suya, reclamándola. La habitación se había llenado de suspiros y gemidos apasionados.

Taec aceleró el ritmo cuando sintió las primeras convulsiones del cuerpo de la chica. El orgasmo no se hizo esperar. Eun Ah se sintió temblar como una hoja, mientras las olas de placer se extendían por todo su cuerpo con una rapidez increíble dejándola sin aliento con cada estocada de Taec. Inmediatamente después explotó él. El orgasmo lo había golpeado con una fuerza imprevisible, sentía la piel caliente y la cabeza le retumbaba.

Bastó mirar el rostro de Eun Ah aún sintiendo un intenso placer para saberlo; era la mujer más apasionada que hubiera conocido nunca. La abrazó a su pecho, con sus manos recorriendo su espalda lentamente mientras jugueteaba con sus labios...

...

Taec abrió los ojos. Tenía la camiseta pegada al cuerpo debido al sudor y su respiración era agitada. Se sentó en la cama y se llevó las manos a la cabeza. ¡Maldición! ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

A mitad de la noche y mirando al vacío en su habitación, se sentía desesperado. Así, tal cual lo recordaba en su sueño, le había hecho el amor a Eun Ah por primera vez... 5 años atrás.

Enamorándote nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora