Varias lunas habían pasado desde la noche que Taecyeon se habá quedado dormido con Eun Ah entre sus brazos. No había pasado nada esa noche, no por falta de interés; sino porque simplemente no había sido el momento adecuado.
Ambos seguían saliendo, iban a la librería, a comer, a veces iban al kiosco y platicaban, otras ocasiones se veían en el departamento de él y veían películas. Los problemas venían al momento de despedirse. Los besos se hacían cada vez más profundos, más largos, más desesperados. Sus manos se aferraban al cuerpo del otro y sus respiraciones se mezclaban en sublimes jadeos.
Durante esos meses Taecyeon se había percatado de los sutiles cambios en Eun Ah después de 5 años de ausencia. Su cabello ya no tenía el aroma a cítricos de ese entonces, ahora tenía un ligero y sofisticado aroma a flores, se había vuelto muy dormilona, sencillamente le gustaba dormir, cuando antes prefería madrugar, le gustaba mucho el vino tinto italiano, sus ojos brillaban pero siempre había cautela en ellos, pero lo más notorio esa que algunas veces, mientras dormía, emitía gemidos de dolor y un par de lágrimas se escapaban de sus ojos cerrados. Pero él estaba determinado a desterrar sus miedos y a protegerla, incluso con su propia vida si fuera necesario.
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Viernes por la noche y los invitados ya estaban comenzando a llegar a la fiesta. Todo había quedado maravillosamente decorado, la música recibía a todos los que llegaban y las luces del puerto eran el escenario perfecto para celebrar.
Sun Mi había llegado con un chico japonés, que había conocido recientemente y a juzgar por las miradas de ambos, era claro para Eun Ah que las cosas progresaban. Nichkhun también estaba ahí, con una chica que al parecer era su novia, aunque no se veía que se sintieran cómodos. Incluso había invitado a Kim Yong Eun, que había aceptado encantada.
Cuando Eun Ah por fin había terminado de dar las indicaciones al personal del barco y el catering y salió a cubierta su jefa estaba terminando su discurso elocuentemente.
-Finalmente, quiero agradecer de modo muy especial a la persona que se encargó de hacer esta fiesta un gran evento. Sin ella, sinceramente yo no hubiera podido organizar esto y llevar la revista con tanto éxito. Lee Eun Ah... gracias por todo tu esfuerzo. ¡Salud!- concluyó su jefa.
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Tenía la boca seca y el champagne no ayudaba. Taecyeon llevaba toda la noche observándola desde lejos. Aún no había tenido oportunidad de estar con ella y en cierto sentido, había sido bueno; no sabía si podría controlarse con ella cerca. Después del brindis, ella se había acercado a saludar a sus amigas. El podía ver su vestido desde la espalda y le gustaba lo que veía. La mayoría de las invitadas llevaban vestidos largos y de colores vistosos, pero ella no. Y era justo por eso que destacaba.
Se acercó a la mesa y conoció a la más joven de las tres, Kim Yong Eun. Todos habían charlado amenamente por un buen rato, reían, bebían y se acercaban cada vez más. Eun Ah había cerrado el espacio entre ellos y había puesto su mano en su pierna y la movía lentamente en círculos provocándole una deliciosa tortura sin darse cuenta.
Pero el hombre no se quedaba atrás. Hubo un momento en que los dedos de él jugueteaban con el lóbulo de su oreja, enviando vibraciones eróticas al resto de su cuerpo y eso hacía que ella olvidara lo que iba a decir y se limitara a sonreír disimulando el intenso placer que sentía.
Más entrada la noche, Sun Mi se dirigió a Taecyeon aprovechando que su amiga y su pareja, el misterioso y guapo chico japonés habían ido por más bebidas y KimYong Eun bailaba con un apuesto modelo.
-Honestamente, no sé porque siguen aquí ustedes dos.- dijo a bocajarro- Es claro que quieren estar solos y hablar del clima no es la conversación que traen en mente; así que, baila con ella, no tienen que pasar toda la noche pegados a nosotras sólo porque somos amigas.-
Taecyeon sonrió.
-Te lo agradezco Sun Mi, pero no sé si estar solos sea lo mejor. Yo... no puedo pensar con claridad cuando estamos solos y tan cerca.- se sinceró.
-A como yo lo veo, uno de los dos tendrá que dar el primer paso. Después de todo, es parte de tu plan de seducirla y volver a enamorarla ¿recuerdas?- contestó la chica- Sólo mírala, si no te pones un poco físico con ella esta noche, entonces eres un santo.- dijo mirando en dirección a su amiga que avanzaba lentamente por la pista con un par de bebidas y el japonés al lado.
-O un idiota- completó Kim Young Eun- ¡Ve! – dijo dándole un empujón. Apenas había dado tres pasos cuando la voz de Sun Mi, se hizo escuchar.
-Pero si la haces llorar, te buscaremos, y no te gustará nada lo que te haremos, ¿entendido?- dijo con la mirada muy seria. Taecyeon asintió.
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Eun Ah no era buena bailando. Se sentía torpe pero a él no parecía importarle. La llevaba con mucha gracia pero en todo el baile no le había mirado a los ojos ni una sola vez; parecía tenso. Para llamar su atención, pasó un brazo por sus hombros y le dio un beso en la mejilla.
Por primera vez desde que se habían alejado de sus amigas, la miró. Sin soltar su mano, la llevó entre la multitud, ella apenas podía seguirle el paso con los tacones, además era mucho más alto que ella.
Después de unos minutos, él se detuvo en seco y ella chocó con su espalda. Justo en ese instante se dio cuenta de que estaban solos, en esa parte del barco no había invitados.
-¿Qué sucede? ¿Estás molesto por el beso? ¿Por qué me miras...-
Sin decir una palabra siquiera, aguantando la respiración, Taecyeon tomó su rostro entre sus manos y la besó con urgencia. Ella soltó un suspiro que le inflamó los sentidos y le devolvió el beso con todo lo que sentía.
Cuando se separaron no estaban seguros si habían pasado horas o sólo unos minutos.
-No sabes cuanto extrañaba besarte- dijo él contra sus labios- ¿Tienes acaso una idea de lo mucho que me gustas? ¿De lo difícil que es mantener mis manos lejos de tu cuerpo- le pasó una mano por el rostro.
Eun Ah se sostenía fuertemente de las solapas del saco, temblando como una hoja de pies a cabeza. No sabía que decir, no podía hablar. Una mezcla de emociones intensas se había apoderado de ella. Aún cuando no había mucha iluminación, la mirada de Taec era fuerte y ella la notaba.
Por toda respuesta, Eun Ah se lanzó de nuevo a sus labios besándolo con todo lo que sentía. Unos instantes después las luces se encendieron.
-¡Cielos! ¡Lo siento mucho!- dijo un miembro de la tripulación, rompiendo el beso, el momento y causando que ella volteara el rostro- Al parecer lloverá en cualquier momento y estamos llevando a todos adentro... Lamento haber interrumpido. – Y se fue tan repentinamente como había llegado.
Taecyeon la miró. Su vestido azul marino se abrazaba a su cuerpo delicadamente, era como ver a Audrey Hepburn en persona. Su elegante cuello estaba al descubierto al igual que los hombros. Su cabello castaño enmarcaba su rostro cayendo sobre sus hombros sin llegar a tocarlos y sus labios hinchados eran toda una visión. Justo en ese instante Taecyeon supo que Eun Ah volvería a ser suya esa noche.

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Enamorándote nuevamente
DragosteADVERTENCIA: La siguiente historia contiene escenas para adultos, contenido sexual y vocabulario explícito. Apto sólo para mayores de edad. Cinco años atrás Lee Eun Ah y Taecyeon comparte...