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 Ambos lo querían, ambos lo necesitaban.

No tardaron mucho en llegar a casa de Eun Ah; para entonces la lluvia había arreciado y de vez en cuando un par de truenos surcaban el cielo en señal de la tormenta que estaba por desatarse entre ellos dos.

Taecyeon se había quitado la chaqueta y con ella trataba de cubrirlos a ambos de la lluvia, mientras Eun Ah se apresuraba a abrir la puerta, pero sus manos temblaban demasiado al sentir los labios de él en su cuello enviando maravillosas sensaciones al resto de su cuerpo.

Cuando por fin abrió la puerta la chaqueta quedó en el piso y al segundo siguiente él se apoderaba de su boca con desesperación y cerraba la puerta para recargarse en ella y abrazarla por la cintura lo más firme que podía para sentirla. Los senos se encontraban aprisionados contra el pecho de él. Se besaban con la boca abierta, con frenesí, como si el tiempo no fuera suficiente, como si el mundo no fuera suficiente, como si la lluvia no tuviera forma de aplacar el tumulto de emociones que ambos sentían bullir en sus cuerpos.

Sintió como él palpaba cada curva de su cuerpo sobre el vestido una de sus manos fue directamente a uno de sus senos provocando que arqueara la espalda para pegarse más a él, enredando las manos en su cabello.

Él se sorprendió al abrir los ojos y encontrarse con la mirada de ella directamente sobre su rostro, aún cuando se estaban besando; era como si quisiera grabar cada minuto en su memoria y asegurarse de que no lo olvidaría. Eun Ah lo miró directamente y con felina sonrisa, pasó su lengua por los labios de él. ¡Suficiente!

La cargó en brazos y la sentó en el taburete de la entrada con la espalda contra el espejo y metió una mano bajo la amplia falda de satén mientras trazaba un camino de besos desde el borde de su escote hasta sus labios y de ahí a su oreja. Ella enredó sus piernas en su cintura y lo tomó del corbatín hasta ella y se retorcía bajo su cuerpo intentando pegarse más a él. La mano de Taecyeon ascendía lentamente por su pierna hasta llegar al borde de las bragas de encaje. Información que inflamó aún más su deseo una vez que lo registró su cerebro. Ella soltó un suspiro contra su oído y con desesperación le quitó el corbatín y comenzó a desabrocharle la camisa. Segundos después ambos terminaban en el piso de la entrada.

Ella le dio un empujón que hizo que él retrocediera unos pasos. ¿Tal vez, se habría arrepentido? ¿Habían ido muy rápido? Sus dudas se disiparon cuando ella se detuvo a unos pasos del dormitorio y con eterna lentitud se daba la vuelta, dándole la espalda, recogía su cabello y le dirigía una mirada cargada de sensualidad.

-¿Me ayudas?- Preguntó mostrándole el cierre del vestido.

Taecyeon se pasó una mano por el pelo, no supo si por desesperación, por deseo, por incredulidad o tal vez por todas las razones anteriores. Se lanzó hacía ella descalzo y comenzó a besar sus hombros y su espalda, mientras el cierre bajaba lentamente y él deslizaba la tela lentamente por su cuerpo para abrazarla por la espalda y sentir su piel. Ella se dio la vuelta y puso sus manos en su cuello. Ambos cayeron en la cama.

Ninguno de los dos podía esperar. No querían esperar. Después de todo, 5 años de ausencia es bastante para cualquiera. Nunca se dieron cuenta donde había quedado el sostén de ella o los pantalones de él. No importaba. Nada importaba. Lo único que importaba era la maravillosa sensación de los dedos de Taecyeon abriéndose paso en la intimidad de Eun Ah, sintiendo la humedad de su cuerpo que le decía que estaba lista para él. El hombre estaba hechizado por la visión de ella sobre el edredón blanco con el cabello castaño extendido, los ojos cerrados, sus labios entre abiertos en un esfuerzo sobre humano de tomar aire. Pronto el orgasmo explotó dentro de ella provocando que abriera los ojos y arqueara la espalda. Un relámpago iluminó el cielo.

Sin darle tiempo para asimilar el tremendo placer que sentía en el cuerpo, Taecyeon se adentró en ella de un solo movimiento soltando un bufido de tensión y placer, mientras se agarraba con fuerza a sus caderas. Ella no podía quedarse quieta, su pelvis se movía siguiendo el mismo ritmo frenético de su amante. Sus manos recorrían el firme abdomen de él, lo tomaba de las manos intentado buscar un descanso entre tanto placer sensual sin encontrarlo. Él veía sus senos moverse arriba y abajo y sentía que cada vez perdía más la batalla de ir lento con ella; Eun Ah notó la manera en la miraba, en que miraba sus senos y se llevó las manos hacia ellos, acariciándolos suavemente, ofreciéndole una vista incomparable de una mujer que sabe lo que quiere en términos sexuales.

Él no pudo contenerse más tiempo y se inclinó sobre ella sin dejar de moverse. Se llevó uno de los sonrosados pezones a los labios y comenzó una danza con la lengua que arrancó gemidos de la garganta de la chica que tenía las manos en la cabeza y respiraba con dificultad. Le estaba dando placer. ¡Y qué placer! Sentir el peso del cuerpo de ese hombre sobre el suyo mientras se movía en su interior de manera frenética le encendía el cuerpo, sentir sus manos sujetando su trasero suave y firme mientras la embestía con fuerza.

Pero aún no era suficiente. Taecyeon necesitaba sentirla estremecerse por él, por los recuerdo perdidos, hacerla suya con cada toque, cada estocada, cada caricia. Pero no eran caricias suaves, la forma en que se amaban en esos momentos era desesperada, puramente sexual, necesitada. Él se incorporó sobre sus rodillas y con la facilidad de un gigante la puso boca abajo. Ella soltó un grito de sorpresa e intentó levantarse, pero los fuertes brazos de él se lo impidieron. Pronto sintió la lengua de Taecyeon bajar lentamente por su espalda, mientras con una mano frotaba su clítoris con frenesí. Los gemidos habían quedado atrás, en el pasillo de entrada. En la habitación sólo se escuchaban los gritos ahogados y respiraciones agitadas de los dos amantes.

Sin decir una palabra, Taecyeon volvió a entrar en ella de un solo golpe, causando  que Eun Ah mordiera el edredón con inmenso placer. No pasó mucho tiempo, cuando ella logró incorporarse y lo lanzó de espaldas a la cama; que de más está decir, estaba hecha un desastre. "No se atreve" pensó él. Y lo siguiente que sintió fueron los labios de ella envolver su miembro duro sensible a sus caricias, su lengua jugueteando con él como si fuera una paleta que ella estaba dispuesta a saborear. La sensación erótica era maximizada por la mirada cargada de infinito deseo en ella. "Si, si se atreve" y se dejó llevar.

Para Eun Ah, era una sorpresa probar tantas posiciones en unos minutos y sin sentirse saciada aún. Sabía que lo que hacía con la lengua le gustaba a Taecyeon por sus gemidos roncos y la forma en que sostenía su pelo. Después de unos minutos, él se levantó y le lamió los labios. Ahora era su turno, estaba dispuesto a darle a esa mujer un orgasmo aún mejor que el primero esa noche.

Taecyeon se sentó en la cama con ella encima. Sus movimientos eran cada vez más rápidos más certeros, más profundos, mas demandantes. Ella comenzó a temblar. Se sentía viva.

Sentir su miembro caliente y duro entre sus piernas, sentir como se abría paso con cada movimiento, sentir sus brazos como barras de acero llevándola hasta el cielo. No, no había un sentimiento mejor que ese.

Taecyeon no podía más, sus cuerpos empapados en sudor y el aroma a sexo que reinaba en la habitación eran demasiado para él, después de todo; sólo era un hombre. De pronto ella se aferró a su espalda, calvando las uñas en su piel.

Simultáneo. Un rayo, un trueno, la lluvia. Ella soltó un grito de placer que resonó en la habitación, poderoso, femenino, felino. Él no pudo evitar gritar su nombre en forma ronca, mientras daba la última estocada y se dejaba arrastrar por el placer. Afuera sus gritos se mezclaban con la lluvia y los truenos.

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NOTA:

Gracias a tod@s los que ha leído esta historia. Este capítulo estuvo algo intenso y el que viene también. La verdad he disfrutado mucho escribiendo esta historia y espero que les esté gustando tanto como a mi.

Los comentarios y sus votos siempre son bienvenidos.

Enamorándote nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora