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Taecyeon quería una explicación. Había pasado los últimos 5 años pensando en ella, buscándola, intentando entender como había podido jugar con él de esa forma; abandonándolo sin decir una palabra para desaparecer sin más y luego reaparecer fingiendo no saber quién era.

Al principio estaba enojado, con el paso de los años, el enojo se había convertido en furia y había jurado que le haría pagar a esa mujer cada lágrima que había derramado por ella.

 Cuando la revista lo había convocado para la sesión de fotos, nunca se imaginó que encontraría nuevamente a la causante de su dolor y amargura. En cuanto la vio, algo se agitó en su interior, no estaba seguro de si era odio, nervios o amor. ¿Cómo podía amar a quien le había hecho daño? Su cabello aún relucía con la luz y su boca se curvada en una sonrisa constante que le daba ese aire inocente y travieso que él tan bien conocía. ¡No!  No podía flaquear, no debía flaquear.

 Vio la oportunidad cuando les dieron un breve descanso y vio como ella se alejaba de sus compañeros y el resto de los modelos. Sin dejar de observarla, se fue acercando hasta estar a su lado. La había increpado con enojo contenido, pero algo iba mal. Ella no actuaba como culpable.

 -Yo... yo no te conozco.- le había dicho y algo en sus ojos lo alertó. Parecía como si estuviera siendo sincera.

 -¡Confié en ti, Eun Ah! Confié en ti y me abandonaste. Dime, ¿qué clase de persona hace eso, cuando unas horas antes de desaparecer te dice que te ama? Nunca creí que fueras tan fría y superficial, tengo que admitir que me engañaste.- él había tomado su brazo a la altura del codo y la sujetaba con fuerza, podía ver que la estaba lastimando y algo en ello le daba una cierta satisfacción.

 -Me... me siento mal. Por favor... déjame salir.- le había pedido ella. Fue cuando él se dio cuenta de que algo iba muy mal, ella esta sudando y su respiración era agitada, pero cuando vio sus ojos se sorprendió. En ellos se agitaba una mezcla de confusión y miedo. La presión de sus dedos disminuyó un poco. La taza plástica con café cayó al piso causando que todos voltearan a ver lo que sucedía en ese lugar apartado de la habitación.

 Eun Ah y Taecyeon se vieron a los ojos y entonces la oscuridad la reclamó. Su cuerpo, completamente laxo, se dejó caer.

 El cuerpo de Taecyeon se movió por instinto. Sus brazos inmediatamente rodearon el cuerpo de la chica evitando que tocara el suelo. Se sentía confundido, ¿Qué acababa de suceder? ¿Era tan buena actriz que incluso podía fingir un desmayo tan perfectamente?

 En cuestión de segundos, el resto de las personas se encontraban rodeándolos preguntando qué había sucedido. Una chica de cabello corto y negro, lo miró con enojo y le dijo con voz cortante:

 -Llevémosla al sofá. Allí estará más cómoda.-

 Una vez allí, ella sacó una pequeña botellita de su bolso que llevaba sujeto a la cintura, donde también había pinceles de todos los tamaños y la acercó con cuidado a la nariz de Eun Ah; quien lentamente fue despertando.  Las sienes le retumbaban.

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 Media hora más tarde, todos se encontraban de regreso al trabajo, todos excepto Taecyeon y por algún motivo, Sun  Mi tampoco se encontraba allí. Eun Ah se forzó a trabajar con el dolor de cabeza lastimándola terriblemente y si alguien más se había hecho una idea de lo que había pasado minutos atrás no se atrevió a decir nada.

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 Taecyeon estaba saliendo del edificio cuando escuchó  que alguien gritaba su nombre. Se trataba de la misma chica que había acudido en ayuda de Eun Ah.

 -Dime.- dijo él sintiéndose cansado súbitamente.

 -Parece que conoces a mi amiga. Mejor dime quien eres tú, después de todo, eres el culpable de que se desmayara, ¿no?- dijo Sun Mi sin rodeos. – Me llamo Sun Mi, también trabajo en la revista como maquillista. Eun Ah y yo somos amigas desde hace algún tiempo pero a mí me parece que tenemos que hablar,¿ porque no tomas un café conmigo?

 Algo en la actitud protectora de Sun Mi, despertó la curiosidad de Taecyeon; así que la siguió al cruzar la calle y entrar a una pequeña cafetería con enormes vidrieras. En realidad no tenía ganas de hablar, pero bien dicen que la curiosidad mató al gato y él era muy curioso y bueno, sus amigos le llamaban gato.

 Después de ordenar dos frapuccinos, Sun Mi, lo miró largamente como si estuviera examinándolo. Después de unos minutos, soltó un suspiro y arqueó las cejas.

 -Ví tu nombre en las fichas de contacto de Eun Ah,  por eso sé que tu nombre es Taecyeon, no te sorprendas, siempre investigo con quienes debo trabajar. Lo que realmente quiero saber es ¿cuándo conociste a Eun Ah?- sin sorprenderse en lo más mínimo al ver la mirada de sorpresa del hombre.

 Taecyeon se recargó en el respaldo de la silla.

 -Hace cinco años- contestó él de mala gana.

 -Eso lo explica todo- dijo Sun Mi más para sí que para él.- Eun Ah no está fingiendo. Ella... Ella de verdad no te conoce.

Enamorándote nuevamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora