Enamorándote nuevamente

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"Ella de verdad no te conoce"... "No te conoce"... "No te conoce"

 Esas palabras se habían repetido una y otra vez en su cabeza desde aquel día. Lo que Sun Mi le había contado a Taecyeon había cambiado todo, su enojo había desaparecido y había sido sustituido por incredulidad y vacío. Inmediatamente después de saber lo que había sucedido, había querido salir corriendo, cruzar la calle, entrar en el edificio y abrazarla hasta borrar el dolor de esos 5 años. Pero Sun Mi no lo había dejado.

 La primera y última noche que habían estado juntos había sido especial y les había abierto un mundo de posibilidades, pero las historias de amor no serían historias de amor sin un revés de vez en cuando, ¿cierto?

 Sucedió justo después de que Taecyeon se  fuera de la casa de Eun Ah temprano por la mañana. Sólo habían pasado unos 15 minutos, pero habían sido más que suficientes. El asalto había sido corto y eterno al mismo tiempo. Según los reportes, ella se había defendido como loca pero no había sido suficiente. En el fragor de la pelea, Eun Ah había logrado marcar el botón de rediscado, la última persona con la que había hablado había sido su abuelo... en Inglaterra. Pero no llegó a hablar con él, el desconocido le había tirado un golpe directo al estómago y otro inmediato al rostro derribándola sin esfuerzo.

 Lo siguiente que ella supo fue despertar en el hospital, días después. Su abuelo estaba con ella. No tardó mucho en darse cuenta de que aunque las lesiones físicas iban sanando, las secuelas psicológicas eran otra historia. Su pasado había desaparecido. Todos sus recuerdos antes del ataque se habían borrado y con ellos el recuerdo de Taec y su noche juntos.

 Según lo que Sun Mi le había contado, el ataque no llegó a los medios gracias a la intervención de su abuelo, en cuanto los médicos le dieron autorización arregló todo para llevársela con él a Inglaterra.

 Un año después, las dos amigas se habían conocido durante una conferencia de marketing y desde entonces se habían vuelto inseparables. Con el paso del tiempo, la misma Eun Ah le había contado lo que su abuelo le había dicho, que a su vez había sido lo que Sun Mi le había contado a Taecyeon.

 Sin embargo, Eun Ah no había logrado recordar nada, ni sobre su vida, ni sobre el ataque. Sun Mi había visto de primera instancia lo difícil que resultaba para su amiga encontrarse con alguien de su pasado sin poder reconocer a esa persona, esforzarse sin tener resultado alguno, sabía lo que los dolores de cabeza le ocasionaban y saber lo mucho que le dolía su amiga ver la decepción en las miradas de las otras personas al darse cuenta de que Eun Ah no sabía quiénes eran.

 A partir de entonces, la actitud de Taec dio un giro. Si ella no podía recordarlo, entonces tendría que empezar por conocerlo, como la primera vez. Obviamente en cuanto pudo, se disculpó con ella por lo ocurrido, pero ella se mostraba cautelosa con él. Él sabía que tenía tantas preguntas como él, pero se mostraba reservada, de modo que decidió comportarse diferente con ella. En ocasiones le gustaba molestarla, otras sólo le sonreía, cada viernes le dejaba un dulce o algún detalle en su escritorio de modo discreto.

 Pero siempre, siempre la observaba desde lejos, esperando el momento adecuado para volver a entrar de nuevo en su vida. Sin embargo, cada día que pasaba se le hacía más complicado mantenerse al margen. Cada vez que la veía, se fijaba en sus labios, en el pequeño suspiro que salía de ellos cada que se sentía estresada, su cabello castaño cayendo sobre sus hombros y sus manos sobre el teclado de la computadora.

 En las noches soñaba con ella reviviendo su sabor. Y de vez en cuando, mientras se duchaba su mano tomaba un rumbo más... directo. Así las cosas hasta la ocasión en que la encontró durmiendo y las palabras quedaron volando.

 Pero el destino tenía algo preparado para ellos, quería darles un empujoncito, ayudar un poco. Sin embargo, esta vez la pelota estaría en la cancha de Eun Ah.