- Chapter VIII -

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Había pasado una semana desde el día en el que volvió a la mansión, para aquel momento JongHyun ya era más consciente del paso del tiempo y él mismo se había creado un calendario donde anotaba el paso de los días. Creía que debía evitar caer ante la monotonía.

Era ya catorce de enero, llegó el 27 de diciembre a la mansión, según sus cálculos. El tiempo pasaba tan extrañamente deprisa que ponía nervioso al forastero.

Durante aquella semana, Key había ido de viaje a quién sabe donde. No hacía falta ser un genio para saber que tan solo era una excusa para darle cierto espacio a JongHyun. En aquellos siete días, ni un solo vampiro se había paseado por la mansión Kim y los criados solo se dedicaban a tratarlo con delicadeza mientras comentaban lo buen amo que era Key.

Sinceramente: no se lo creyó completamente.

Pero comprendía que era normal. KiBum —no conseguía acostumbrarse al verdadero nombre de Key— parecía no ser demasiado rígido con los pagos y realmente la gente que trabajaba allí era feliz. A ninguno parecía importarle donar a su amo parte de su sangre cada cierto tiempo y poco les alteraba que el hombre pudiera tomar a una conocida como protegida. Estando allí había descubierto otro dato, el criado que cuidó del Señor durante su infancia le explicó que trabajar en una de las mansiones de la familia garantiza que la familia del trabajador no pueda ser tomada como protegido.

Fue entonces cuando comprendió por qué los trabajadores ocultaban gran parte de lo que ocurría a las protegidas destinadas a dar descendencia. Aquel empleo era un ganar-ganar.

JongHyun se levantó del banco del jardín al ver al hombre entrar. Su aspecto era tan deslumbrante como hacía días. Sabía por los susurros entre los criados que Key había vuelto hacía unas horas, no esperaba que fuera a verlo él mismo.

En aquella semana había podido explorar toda la mansión o al menos las habitaciones que se le permitía explorar. Descubrió que el jardín nevado era lo más hermoso de la casa y solía pasar la mayoría del tiempo sentado en un banco al que previamente había quitado la nieve.

— ¿Cómo has estado? ¿Has vuelto a enfermar? —preguntó Key con aquel tono neutro.

— Bien, no he enfermado de nuevo.

Key solo asintió y dirigió su mirada hacia el bosque mientras en silencio pensaba sobre quién sabe qué. JongHyun solo lo analizó.

Era difícil creer que aquel hombre no era humano, pese a no dudar de que aquello era verdad, su cerebro era reacio a aceptarlo. También estaba ese sentimiento de anhelo. Había echado de menos a Key durante esa semana fuera, aunque, por supuesto, jamás admitiría tal cosa.

Era extraño.

Empezaba a notar que el pelinegro se preocupaba por él y en aquellos momentos podía asegurar que estaba a salvo. Sentía que Key no le haría daño, no después de haberse marchado unos días para que él tuviera tiempo de pensar a solas.

— He escuchado de los criados que te gusta mucho pasear por los alrededores —dijo sin mirarle.

— No hay nada entretenido que hacer dentro. Tus libros están en inglés. Soy más de quedarme leyendo en un cuarto, pero todos los que me trajeron los trabajadores ya los he acabado —explicó.

— Si así lo deseas, pediré que te traigan más —el pelinegro enfocó su mirada en la de JongHyun, perdida entre algún punto del bosque que antes también admiraba Key— Aún así, ¿te gustan los jardines?

— Son bonitos —añadió aún sin mirarlo, temiendo la reacción de su cuerpo— ¿por qué lo dices?

Key calló, el rubio lo tomó como que no quería hablar de ello. Incluso sin observarle directamente, sabía que cada día el pelinegro se volvía más atractivo. Si aquello era posible, obviamente.

Despertar una nevada medianoche 【 JongKey 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora