- Chapter XXIX -

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Cuando JongHyun estaba entrando a la mansión Kim, notó el frío ambiente que la rodeaba. No se escuchaba nada más que el fuerte viento invernal que agitaba el bosque perenne. Cuando cerraron la puerta a sus espaldas, no cambió la sensación, los criados lo observaban curiosos pero distantes, el protegido era un vampiro, y dicho protegido ya no era considera como uno de ellos: JongHyun era un Señor en el momento en el que pudo controlar a Key.

Hacía un par de horas desde que un criado había llegado a la mansión Choi y había transmitido el veredicto de su pareja. Como predijo, KiBum aceptó las condiciones.

Y con pasos nerviosos pero un semblante elegante, avanzó a través de las hermosas salas y pasillos largos que tanto conocía. La casa que pareció un laberinto el primer día, ahora no tenía misterios para él. Y, pese a su nerviosismo, no aumentó la velocidad taimada de sus pasos, asustado por el futuro que se cernía sobre él. "El tiempo es inexorable" pensó con temor, ya su encuentro con KiBum sucedería tarde o temprano.

Cuando llegó a la planta privada, su cuarto, subió las escaleras mientras en sus oídos solo notaba el nerviosismo de su corazón. Y, sentado en la cama matrimonial, estaba KiBum.

Sus ojos conectaron al segundo, como si dos imanes los atrajeran. JongHyun quedó paralizado en la parte superior de las escaleras, demasiado aturdido para avanzar. El pelo negro de KiBum había perdido su brillo, estaba desordenado y caótico. Sus ojos se veían cansados y sus pómulos delataban su bajada de peso, estaba más pálido que de costumbre, de un color enfermizo y no su pureza habitual, sus labios también carecían casi de color.

La imagen era desgarradora y JongHyun sintió que su corazón se rompía. Las palabras de MinHo se repetían en su cabeza, como ambos eran un par de obsesionados a los que les esperaba un largo camino por delante para lograr mantener una posición estable y sana entre ellos.

La primera de las condiciones llegó a su mente, una básica que necesitaba remarcar: no más mentiras. Su relación se había construido sobre un castillo de naipes hecho a base de engaños. Cada vez, se derrumbaba. Necesitaban confiar en el otro y JongHyun estaba seguro de que KiBum aceptaría aquella condición al segundo.

Según el criado que envió JinKi, lo hizo.

Con pasos trémulos, el protegido avanzó, dispuesto a formar un lazo duradero con aquel hombre delante suya. Cuando la distancia entre ellos era ínfima, KiBum se levantó de la cama con su característica agilidad, rodeando de inmediato el pecho de JongHyun. El susodicho hizo lo mismo, abrazando con necesidad aquel cuerpo que se notaba mucho más delgado. Acariciaba la espalda de KiBum como si este se fuera a romper si no tenía cuidado y el otro metió la cabeza en el cuello del protegido.

— JongHyun... —susurró tirando todo aquel cálido aliento en su fría piel. No lo llamaba por algo en especifico, tan sólo parecía necesitado de decir aquel nombre. El rubio entendía aquella necesidad, porque él también la tenía.

— KiBum...

Y se mantuvieron en aquella posición, ambos con los ojos cerrados pero sus manos acariciando el cuerpo contrario. Los dos temían abrir los ojos y que todo fuera un sueño.

Pero necesitaban hablar, debían hacerlo y JongHyun lo sabía.

— KiBum... —pero este le cortó, su voz sonando entrecortada y débil.

— Prométeme que estarás a mi lado, siempre.

— Yo... KiBum... —no sabía qué responder. Aún estaban empezando a arreglar las fisuras en su relación ¿cómo podía prometer eso? KiBum notó sus dudas.

Despertar una nevada medianoche 【 JongKey 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora