— ¿Estabas ya despierto, Jjong? —a pesar del tono de pregunta, la voz medio dormida de KiBum dejaba claro que era más bien una observación. JongHyun no contestó y solo se dedicó a mirar a la nada como ya había hecho los anteriores diez minutos— ¿En qué piensas?
— ¿Hoy vamos a ir a comer a la mansión Lee, no? —el pelinegro afirmó con un sonido de garganta mientras estiraba sus brazos a lo largo de la cama.
— ¿Por qué preguntas?
— Me gustaría hacer las paces con TaeMin.
Aquella afirmación, a pesar de ser mentira, alegró enormemente la mañana del Señor Kim. Sus ojos centellearon con orgullo y su sonrisa floreció radiante, como siempre. JongHyun no se sintió culpable al engañarlo, seguramente porque sabía que no creía que lo que planeaba era algo incorrecto.
KiBum se removió en la cama de matrimonio y se marchó al baño sin molestar en cubrirse su desnudez, ya era algo normal entre ellos y el pudor había desaparecido hacía mucho.
— ¿Quieres ducharte conmigo? —comentó desde la zona del baño KiBum.
— No me apetece.
Desde donde estaba, tumbado en la cama mirando el paisaje de su balcón, no podía observar el cuerpo de su amante, sin embargo, lo conocía suficientemente bien para saber que habría hecho una mueca. A KiBum le gustaba mucho esa novedad de ducharse juntos, aunque la mayoría del tiempo de aquellos baños ninguno estaba enjabonándose.
Esa mañana era siete de febrero, habían pasado casi tres semanas desde la primera caza. Aquella madrugada había sido su número diez. JongHyun se revolvió entre las sábanas y se quedó mirando el techo, perdido en los pensamientos. Con exactitud, KiBum y él iban a cazar día sí día no, sin saltarse una sola fecha. Sus presas ya no llegaban a ver su mansión, la mayoría morían rápidamente.
Adolescentes que salían a escondidas de casa, borrachos, excursionistas. Siempre era una sola víctima que KiBum se encargaba de sorprender por la espalda, mostrándole a su protegido como debía atraparlos para que en el momento sus caninos rozaran el cuello, ya no hubiera escapatoria. JongHyun se preguntaba como podía hacerlo y, aún así, durante aquellos momentos jamás dudaba en matar a un humano, los arrepentimientos venían después. El pelinegro también le había cogido el gusto a repetir lo de la primera caza, casi convirtiendo sus rondas post-asesinato algo totalmente habitual.
Suspiró aún con los ojos en el techo, como si aquel color madera tuviera algo interesante.
Era duro. Saber que aquello era él aún no le ayudaba. No lograba acostumbrarse a matar a humanos ¿por qué? No lo entendía. Él era como KiBum, como el resto, aquello ya lo debería hacer incluso antes de llegar a Gyeoul. Por eso, decidió que tal vez averiguar sobre su pasado le ayudaría, saber que él era un monstruo desde el principio. Que aquello era solo una fase.
Preguntó a KiBum sobre eso hacía ya varias noches, él se cerró rápidamente. No le gustaba aquello de que JongHyun quisiera indagar en su pasado, seguramente temiendo que después lo dejara. Y pese a su insistencia, el pelinegro seguía en contra y no le ayudaría. El rubio sabía que no debería mentirle, pero lo hizo de todas formas. De entre los habitantes de Gyeoul los criados no dirían nada aunque lo supieran, Onew seguro que comprendía la situación pero callaría y MinHo era solo el perrito de su amante para aquellas cosas. Si Onew y KiBum cerraban el grifo de información solo una persona podría ayudarlo a escondidas: TaeMin.
— Jjong, no te duermas, arréglate —le habló el otro hombre ya vestido con ropa elegante pero informal a la vez, una combinación extraña—. Ya es tarde.
Con una queja cansada por haberse acostado en la madrugada, JongHyun se levantó, se duchó y arregló rápidamente mientras su amante ya estaba en la planta baja. Vestido con una camisa negra y pantalones también oscuros que destacaban su palidez y cabello, salió hasta los jardines, donde un coche todoterreno blanco lo esperaba. JongHyun levantó una ceja mientras una sonrisa le surcaba la cara, aquella iba a ser la primera vez que montaba en un vehículo en Gyeoul.
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Despertar una nevada medianoche 【 JongKey 】
FanfictionCuando él despierta, no sabe quién es, no sabe dónde está y mucho menos quién es ese hombre al que llaman "Key", que según le han dicho, lo salvó de morir congelado en el frío bosque que rodea toda la mansión. «Te llamarás JongHyun y adoptarás mi ap...