— JongHyun.
Con dificultad, este abrió los ojos. Tenía el cuello agarrotado y las manos entumecidas, su nombre aún era repetido en un susurro. Poco a poco, logró enfocar la mirada y ser consciente de qué estaba sucediendo a su alrededor.
Se había dormido —otra vez— sobre aquellas hojas donde redactaba la última historia que estaba escribiendo. Había utilizado sus brazos como almohadones, lo que explicaba la poca sensibilidad que sentía en estos. JongHyun empleaba el despacho de su cuarto para su trabajo, ya que era tranquilo y solitario, aunque, de vez en cuando, KiBum llegaba a acostarse y lo pillaba dormido en una mala postura. Como aquel día.
— ¿Qué día es hoy? —preguntó con la voz grave y pastelosa, demasiado dormido para recordar correctamente lo que ocurría a su alrededor.
KiBum tenía paciencia en aquellos momentos, ya los había vivido en un exceso de veces. Sonrió risueño al ver a su pareja tan absolutamente perdida.
— Veinticinco de octubre —sentenció, pero luego miró el reloj de la pared que señalaba las doce y dos minutos. Era medianoche—, me corrijo, veintiséis —ante su respuesta, el protegido resopló y soltó un gruñido molesto, lo que llamó la atención de KiBum. Este pasó su mano por la espalda de JongHyun, calmándolo— ¿Qué pasa? ¿La fecha de entrega acaba el uno?
El escritor asintió, aún cansado y a la vez, agobiado.
— Sí, voy retrasado —se lamentó.
KiBum hizo una mueca, preocupado por él. JongHyun era un buen escritor y cada vez le obligaban a cumplir fechas más cortas. La empresa había aceptado la extraña ambigüedad de que "Diphylleia Grayi", el sobrenombre de JongHyun, sólo entregaba sus escritos a papel y no por ordenador, además de que el intermediario, un criado, jamás desvelaba nada. El protegido era una persona excesivamente buena para el gusto de KiBum, que, a cambio de aquel miramiento, siempre se forzaba a lograr las entregas a tiempo.
Y KiBum prefería dejarle aquel espacio, sólo podía facilitarle las cosas.
— ¿Quieres que suspenda la reunión de mañana, Jjong?
Este lo miró claramente confundido.— ¿Qué reunión?
— Con las dos mujeres —y aquello iluminó la cara del protegido, que se levantó como un resorte de su sillón.
— ¡Dios! ¡Lo había olvidado! —su expresión delataba como de culpable se sentía. Cogió la mano de KiBum, aún intentando excusarse— Lo siento, dios, KiBum...
— No te preocupes, sé que estabas con lo del nuevo libro —le sonrió con tranquilidad. Sabía que JongHyun estaba nervioso, en aquellos momentos sólo podía ser un pilar para este—. Tú insististe con lo que buscáramos ya un par de mujeres que pudieran ser vientres de alquiler. A mí no me importa esperar unos meses hasta que tu horario se regule.
JongHyun lo observó claramente maravillado, aunque en sus ojos se seguía viendo reflejada aquella culpabilidad.
— No, da igual, sacaré tiempo —dijo con seguridad. En realidad, él era el más emocionado con el tema de los hijos y deseaba ya comenzar una familia con KiBum. Este no le forzó en el tema, más bien parecía alegre de complacer a JongHyun en lo que fuera —. No canceles lo de mañana.
El pelinegro asintió, sabía que aquella decisión acabaría con algunas horas de sueño de su apasionado JongHyun, demasiado enamorado de la literatura y los niños.
— Vale, pero acuéstate ya. Que luego tienes dolor de espalda —le replicó en una advertencia.
JongHyun se le acercó, derrotado, y besó los labios de KiBum con suavidad, intentando calmar ese nerviosismo y preocupación que tenía siempre cuando el protegido no cumplía sus horas de sueño. Luego ambos se dirigieron a su cama matrimonial, sacando su pijama bajo la almohada y poniéndoselo mientras conversaban.
— ¿JinKi te ha dicho algo? —inquirió el pelinegro.
— No te preocupes, dice que no duermo tan mal, casi ni le dio importancia —KiBum frunció el ceño. Dios, le era imposible no odiar a aquellos humanos idiotas que hacían descansar poco a su pareja—. Relájate, KiBum. Lo único me ha dicho es lo de los recuerdos.
— Ah, eso también me lo comentó a mí. Tampoco es como si no me lo esperase —JongHyun suspiró, sonreía.
— La verdad, creo que es mejor así. No me dijo que no los recuperaría, pero casi. Ya sabes que a los médicos no les gusta asegurar nada —reprochó—. ¿Después de casi un año y ningún solo flash de algún recuerdo? Era más que obvio.
— No es algo que me quite el sueño —susurró. Luego KiBum observó a JongHyun, intimidándole mientras deshacía la cama—. Tampoco a ti. A dormir —ordenó.
Y el rubio no pudo disimular su risa ante la constante preocupación de KiBum. Era como una madre... pero saliendo con él... bueno, ese hombre era raro, qué se le iba a hacer.
Sus ojos observaron a través de ventanal de su cuarto, estaba nevando.
— Es la primera nevada del año, KiBum —susurró, pero este sólo asintió con un suave "ajá". Luego, sus ojos se desplazaron hacia la luna creciente que brillaba desde el cielo con una gran sonrisa, las estrellas de Gyeoul y su hermoso bosque—. También nevaba aquel día.
— ¿Qué día? —preguntó más por cortesía que por ganas de escucharlo. El pelinegro ya estaba metido en la cama, sus ojos cerrados.
— Cuando nos conocimos, cuando yo fui a tu despacho porque quería conocer a ese salvador llamado "Key".
— Ah, ese día —susurró con desgana. En cambio, JongHyun sonreía, emocionado por recordar aquel momento.
— ¿Lo recuerdas? También era medianoche entonces —continuó alegremente. Su pareja no parecía tan entusiasmada con el descubrimiento.
— Sí, JinKi me dejó un montón de papeleo para el día siguiente.
— ¿No crees que es precioso? Como el inicio y el final de una historia...
— Tú eres el escritor, no yo.
Y JongHyun sonrió mientras suspiraba. Se metió entre las sábanas sin quitar los ojos de aquellos rasgos afilados que casi habían caído con Morfeo. KiBum no era muy fan de hablar cuando tenía sueño, así que simplemente se acercó a su cuerpo intentando robarle algo del calor que desprendía.
Daba igual, JongHyun conocía a KiBum. El Señor de la familia Kim no entendería cuanto le había emocionado aquello, pero él, que carecía de otros recuerdos, no podía evitar pensar en como podía cambiar una vida al despertar una nevada medianoche.
FIN
N/A
Oficialmente acabado gente, ¿qué tal? este es mi segundo longfic y desde luego era bien diferente a Killian. Mi preocupación al acabar estas largas historias es si he o no conseguido expresar lo que pensaba en mi cabeza.
Bueno, como siempre, espero que haya gustado. Volveremos a vernos porque yo siempre estoy trabajando en historias (soy una escritora adicta, ya ves).
Me gustaría escuchar vuestras opiniones respecto todo, sinceramente, así que agradezco los comentarios biblia-eternos aunque me tarde en responderlos.
Como ya dije en el anterior cap, gracias por leer. Espero que nos volvamos a encontrar en otra de mis historias.
Os ama, Law.
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Despertar una nevada medianoche 【 JongKey 】
FanfictionCuando él despierta, no sabe quién es, no sabe dónde está y mucho menos quién es ese hombre al que llaman "Key", que según le han dicho, lo salvó de morir congelado en el frío bosque que rodea toda la mansión. «Te llamarás JongHyun y adoptarás mi ap...